Las clases empezaron y encontraron -tal como lo anunciara NOTICIAS URBANAS- a la mayoría de las escuelas porteñas en malas condiciones edilicias y a algunas otras -las menos- en reparación. Esto mismo fue denunciado por la Auditora Adjunta de la Ciudad, Noemí Fernández Cotonat. En diciembre pasado, también la Defensoría del Pueblo Adjunta porteña había realizado un informe denunciando irregularidades en el mismo tema.
Las falencias mas comunes que sufren los edificios escolares de la Capital son aulas en mal estado, baños rotos, aguas servidas en los patios, instalaciones eléctricas en mal estado y al alcance de los alumnos, escaleras inseguras, paredes rajadas, ascensores descompuestos, filtraciones de humedad, obras mal hechas y ausencia de rampas para discapacitados. Todo esto fue denunciado por la Auditora General y también por más de medio centenar de vecinos que, en el transcurso del año pasado, hicieron llegar sus quejas a la Defensoría local.
En su momento, el Defensor Adjunto porteño Gustavo Lesbegueris había manifestado que la mayoría de las actuaciones que elevó la Defensoría no tuvo respuesta por parte del Gobierno porteño. Mientras que el director general de Infraestructura y Mantenimiento porteño, Luis Rey, afirmaba tener en curso unas 80 obras en distintas escuelas en malas condiciones. Sin embargo, Noemí Fernández Cotonat le manifestó a NOTICIAS URBANAS que el mismo arquitecto Rey "reconoció que cerca del 90% de los colegios porteños necesita ser intervenido".
Fernández Cotonat también denunció que desde que asumió Ibarra, "el presupuesto para las obras de educación bajo en un 60 por ciento y, lo que es más grave aún, en el año 2000 la Legislatura aprobó 47 millones de pesos para obras y solamente se gastaron 16 millones y medio", expresó la Auditora. "Ibarra tenía la plata para mejorar las escuelas y no la utilizó", dijo Fernández Cotonat, al tiempo que tiró otro dato, no menos relevante: "el 72 por ciento de los establecimientos educativos porteños cuenta con mas de 50 años de antigüedad". Para finalizar sentenció que "la situación de los colegios constituye un peligro latente para los alumnos y (Aníbal) Ibarra se sienta a esperar que ocurra algo grave sin hacerse cargo de la situación".
