Cuando se acercan los momentos decisivos en las negociaciones por la aprobación del Presupuesto Anual Provincial, comenzaron a aflorar en el peronismo -que quiere contrapartidas a cambio de votar- algunas diferencias en la manera de encararlas. Los protagonistas de las tratativas fueron, por parte del peronismo, los diputados, los senadores y los intendentes.
Todos tienen intereses diferentes y ésta es la razón de los matices diversos. Los legisladores quieren, a cambio de levantar sus manos, tener la potestad de designar hombres de su confianza en los organismos gubernamentales, además de designar a uno de sus hombres en la vicepresidencia de la cámara baja. Hasta ahora estaba en manos del randazzista Marcelo Feliú, pero ahora llegaría allí -por un acuerdo de Vidal con el massismo- el renovador Ramiro Gutiérrez. Para paliar la situación, los operadores de la gobernadora les ofrecieron a los peronistas que designen al subprocurador provincial, pero todo sigue en agua de borrajas.
Los intendentes -hombres con responsabilidades de gobierno- se aseguraron la cuestión económica y, si bien no son indiferentes ante la necesidad de designar hombres de su riñón en los organismos descentralizados, anteponen ante cualquier otro concepto sus necesidades de caja para hacer obras y mejorar la seguridad en sus distritos. Paralelamente, los jefes comunales se encargaron de limitar el endeudamiento que solicitó la gobernadora, demasiado alto para su concepción.
Entretanto, algunos legisladores que tienen número propio en las cámaras, como La Cámpora y los randazzistas, debieron ser disuadidos de encarar negociaciones particulares para conseguir espacios propios de poder, en detrimento de los otros sectores.
La gobernadora sueña, desea, anhela y trabaja para que estas controversias hagan estallar en mil pedazos la trabajosa “pax peronista”, que jamás fue total, habida cuenta de los movimientos sísmicos que se producen cotidianamente en su interior. No es para ser incisivo con esta faceta de la mandataria, ya que al fin y al cabo, su victoria en las parlamentarias del año que viene estarían asegurada si el peronismo la enfrentara con sus tropas divididas. Si en estos días lograra romper la unidad peronista y, a caballo de este logro, lograra la aprobación del Presupuesto, podría considerar con bastante sensatez que los planetas se habrían alineado y encararía el 2017 con un optimismo mucho, pero muchísimo, mayor.
En resumen, en la Cámara de Senadores, Vidal casi tendría asegurada la aprobación del Presupuesto, ya que solo necesita allí dos votos adicionales a los que ya posee, que podrían salir de las filas del Grupo Esmeralda.
En la cámara baja, en cambio, el panorama es más complicado. Aquí hay mayor multiplicidad de sectores y las cosas están muy enrevesadas. Si bien todos reconocen que los números están cerca de ser acordados, hay quienes se muestran reacios a aceptar la contrapropuesta de la mandataria. Éstos quieren disminuir aún más el endeudamiento autorizado y plantean también que es necesario exigir más dinero en algunos ítems cuestionados.
Lo mismo, estas diferencias son habituales en los días previos a las votaciones presupuestarias. por lo que la aprobación de la ley de leyes estaría casi a punto de concretarse. La sesión de este miércoles 22 de diciembre será, por lo tanto, crucial. Allí, el ejecutivo provincial no imagina una derrota, por lo que la convocatoria a sesionar sigue vigente, más allá de los humores que reinen hasta entonces en la oposición.
Los intendentes, entretanto, siguen buscando el camino de una difícil unidad y se sienten en condiciones de lograrla, después de las viciscitudes que debieron superar en 2016. Esto, a pesar del traspié de Randazzo, un posible candidato, que no logró la unidad de los legisladores y de los intendentes en su estrategia de negociación. De todos modos, el peronismo sigue acéfalo de conducción y el nombre del exministro del Interior sigue vigente y más aún si la unidad se mantiene incólume hasta fin de año en los bloques legislativos bonaerenses.