El gobierno nacional designará a la diputada nacional Gladys Gonzalez como directora ejecutiva de la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar), en un intento por sacar al organismo de la parálisis en la que se encuentra desde hace dos años.
La designación contaría con el consenso de las tres jurisdicciones que integran el organismo: la Nación, la provincia de Buenos Aires y la Ciudad.
La situación terminó de explotar con la renuncia el mes pasado de Julio Torti, el director ejecutivo que llegó a ese cargo de la mano de Daniel Chaín. Durante su gestión -en la que fue señalado por su defensa de la dictadura-, Torti no pudo reactivar el organismo y ni siquiera supo elaborar una defensa para una audiencia en la Corte Suprema, que terminó siendo demoledora. A principios de año, ya había renunciado otro director ejecutivo, Amilcar López, por diferencias con el ministro de Ambiente, Sergio Bergman.
La maniobra de imponer a González, que también es interventora del Somu, estaría acompañada de un cambio en la estructura del organismo. Así, desaparecería la Dirección Operativa, hoy a cargo de Gabriela Seijo, una funcionaria designada por Horacio Rodríguez Larreta y que reporta a Carlos Grosso.
En la jugada, la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, pretende ganar influencia en el organismo, que tiene influencia y caja para obras en los 14 municipios de la provincia que conforman la cuenca.
En lo que va del año, de acuerdo al informe que Acumar presentó a la Corte, la mayoría de las obras del organismo (la ejecución presupuestaria habría sido de apenas el 20%) tuvieron un ínfimo avance, como el traslado del Mercado de Liniers o la construcción, la remoción de basurales o la relocalización de familias. Lo que sí creció fue la planta permanente, que aumentó un 10% desde el cambio de gobierno.