La blonda diputada chaqueña Elisa “Lilita” Carrió deshoja por estos días la margarita de su candidatura, por lo que, por momentos, hay quienes aseguran que ésta será en territorio bonaerense y, por momentos, otras versiones la trasladan a la jurisdicción porteña.
Este sábado, el jefe de Gobierno porteño -que ya venía dando señales en esa dirección- salió con determinación a competir con la gobernadora bonaerense para lograr que la jefa de la Coalición Cívica-ARI no traspase la General Paz. Las razones de la extrema necesidad de Horacio Rodríguez Larreta se explican en el “Síndrome Lousteau”.
Es que el joven economista Martín Lousteau es una figura en ascenso en el mundo político y posee, además, el soporte de la UCR, que es un partido en dispersión cuando lleva candidatos propios, a causa del excesivo apego de sus dirigentes por entregarse a las disputas internas, pero que se convierte en la maquinaria electoral que siempre fue en sus tiempos mejores cuando lleva al tope de sus listas a candidatos extrapartidarios. Para muestra, basta recordar su actuación en las elecciones de 2015, cuando no llevó postulantes radicales a nivel nacional, por lo cual se decantó hacia la opción Macri y logró encontrar nuevamente a sus antiguos votantes -por lo menos, a muchos de ellos- y se convirtió en el factor decisivo para que Cambiemos ganara la elección.
En este contexto, Larreta declaró que para él “sería un orgullo” que Carrió se convirtiera en la candidata de Cambiemos en Capital y abogó por la presencia de la legisladora en su propio distrito, sin ninguna inocencia. De todos modos, la apuesta del mandatario porteño choca de frente contra el dificultoso presente que debe enfrentar la coalición en la Provincia de Buenos Aires.
Una reciente encuesta sobre las elecciones legislativas de este año, realizado por una consultora afín al Pro -Management & Fit- entregó un resultado alarmante para el Gobierno: sus candidatos, aún con Carrió al frente, están en el tercer puesto. Si el candidato fuera el segundo en la preferencia de María Eugenia Vidal, Facundo Manes, mantendría el tercer lugar para ellos, pero con cuatro puntos por debajo de la performance de Carrió.
También es cierto que la chaqueña no mide bien en el Conurbano bonaerense -esa “estepa rusa” de la que hablaba Jorge Asís- y que su fuerte está, si cabe, en las ciudades más populosas del interior bonaerense. Paralelamente, su buena imagen se extiende al territorio porteño, adonde se produjeron sus mejores performances en el pasado reciente.
Al contrario de Rodríguez Larreta, hace pocos días, en un reportaje, Vidal se mostró más desapegada con la candidatura de la conflictiva legisladora nacional. “Prefiero que los candidatos en la provincia sean el resultado de un debate de Cambiemos”, contestó, como aconsejan los manuales de la corrección política. Algunos leyeron en esa indiferencia de la mandataria, una supuesta enemistad con Carrió, pero nada está más alejado de la realidad.
Cuando se gobierna, no existen ni los sapos ni las enemistades fundamentalistas. Ganar exige ceder para cosechar poder. Nadie triunfa porque es el más duro. El triunfo reclama tanto de la lucidez como de la flexibilidad. No existen los héroes invictos, sino hombres y mujeres simples, que se curtieron en las batallas, que saben ceder, que saben reclamar y que, en especial, aprendieron de la adversidad.
De esta manera, aunque Vidal se encuentre en las antípodas de Carrió, si ésta le suma a su propio proyecto la va a sostener, aunque sea su “enemiga íntima”. Incluso, en el mimsmo reportaje, la mandataria ratificó que sostiene “una excelente relación” con la jefa de la CC-ARI. Es más, Carrió cuestionó con mucha dureza al jefe de policía de Vidal, Pablo Bressi, que lo mismo sigue en su puesto, a pesar de los embates en su contra. Lo mismo, no hace mucho la gobernadora se allegó hasta el búnker de Lilita en Capilla del Señor y hablaron de lo que realmente les interesa: cómo conservar el poder. Y a lo mismo se refirió Larreta.
Éste definió con claridad la manera en que se definirá la candidatura de la legisladora. “Lilita dijo muy claro lo que nos ha dicho siempre: alrededor del final del verano va a evaluar con Macri, y tomará también nuestra opinión en cuenta, para decidir cuál es el lugar donde puede aportar mejor a Cambiemos“.
Lo único seguro es que aún no está claro por dónde se presentará Carrió. En marzo se va a definir y esta definición no dependerá solo de su persona. La arquitectura electoral es una ciencia complicada y, a veces, dos meses son una eternidad.