El diputado Latendorf tuvo que forcejear y, al final, los médicos que desde hace diez días ayunan en contra del ajuste lograron entrar en la Legislatura para hacer oír sus reclamos. El grupo, encabezado por el doctor Ricardo Zambrano, director de la Unidad de Traumatología y Ortopedia del Hospital Santojanni se sentó en el hall y conversó con algunos diputados que se acercaron. Entre ellos, Jorge Enriquez, vicepresidente 1º del organismo parlamentario de la Ciudad, el cual, mantiene una vieja rivalidad con Latendorf, que se hace evidente los días de sesiones.
"Nosotros queremos hacer un llamado de atención – dijo Zambrano a Noticias Urbanas -. Nuestra prédica, nuestro esfuerzo es contra la muerte. Contra las muertes de un niño cada 48 minutos, que suman un total de 12.045 chicos por año a nivel nacional y que fundamentalmente son por causas evitables. Es una mortalidad infantil altísima, cuyo promedio está alrededor del 17 por mil, cuando en países como Cuba está alrededor del 5 por mil y con un presupuesto que debe ser la infinitésima parte de la Argentina".
Además de Latendorf, ¿algún otro legislador se comprometió a hacerse cargo de la situación?
"Sí, hemos hablado con Lía Méndez (Partido Humanista) y sabemos que los legisladores de izquierda están al tanto de esta situación. En el ministerio es terrible que, habiendo estado tantos días ayunando, no se nos acercó ningún funcionario a preguntarnos nada. Nosotros hemos enviado hoy cartas documento al presidente, a la UNICEF, a la Organización Mundial de la Salud, para ponerlos al tanto de nuestra lucha en la exigencia del reclamo por cambiar esta política tan desastrosa que representa la muerte de millones de habitantes de esta país.
Por su parte, el diputado Enríquez, de la Alianza, aseguró que su partido, la Unión Cívica Radical, está dispuesto a brindar "todo lo que sea en apoyo a la salud pública" y que si bien, según él, "el índice de mortalidad infantil disminuyó en un porcentaje importante en la Ciudad " no puede descansar "mientras se produzcan muertes de niños en Buenos Aires".
"En ese sentido – agregó el vicepresidente 1º – cuando el diputado Latendorf señaló el hecho de que vinieran acá las personas que estaban ayunando me pareció correcto. Pero me preocupaba por saber si estaban en condiciones físicas para desplazarse y que esto no conspirara con el estado de salud físico y psíquico de ellos" .
Latendorf, entrevistado luego, pidió comprensión y una mayor toma de conciencia de parte de los legisladores, de los medios y de la gente en general, frente al ajuste promovido por el Gobierno. También culpó a Enríquez de no querer dejar entrar al grupo de ayunantes en la Legislatura. "Yo tuve que forcejear, abrazando a los ayunantes, con el peligro que eso cuenta, porque llevan varios días sin comer, hasta que logré que pasaran. Ahora, cuando vio que han pasado y que están acá se ha calmado el señor vicepresidente primero. Si Enríquez asegura interesarse por la salud física y psíquica de los ayunantes, yo estoy entonces preocupado por el estado psíquico de él, porque primero hace una cosa y después dice otra diferente" – se quejó el diputado socialista.
Más allá de sus disputas personales, el veterano dirigente señaló que el fondo del problema radica en la deuda externa, a la que calificó de "ilegítima y fraudulenta, inmoral e impagable".
Comensales atragantados
En el salón Eva Perón de la Legislatura se realizaba un ágape para celebrar la declaración de interés, de parte del parlamento porteño, del Parque Temático Tierra Santa. Alrededor de la mesa se encontraban, entre otros, los diputados Jorge Enríquez, Jorge Srur, Ricardo Busacca, Roy Cortina y Santiago de Estrada. También, podía verse a un muy sonriente Armando Cavalieri que, acompañado por su grupo, festejaba por la distinción del predio. Un cura presente bendijo el pan de algunos de cada día: numerosos canapés, saladitos y sándwiches, acompañados con vino tinto "Valmont" y champagne "Chandon". Y entonces, sucedió lo impensado.
La puerta se abrió y entraron los ayunantes, acompañados por el diputado Latendorf. El médico Ricardo Zambrano tomó la palabra y agradeció a los comensales sus esfuerzos y su dedicado interés por solucionar los problemas que afectan la salud y el bienestar de las personas. Y sin más, se fue diciendo "Buenas tardes".
A Cavalieri se le atragantó un canapé. Otros, con sonrisita nerviosa, calificaron la repentina invasión como una "desubicación de Latendorf", tendiente a obtener un rédito político de la situación. Los más coherentes, en cambio, calificaron la situación como el encuentro de dos Argentinas cada vez más irreconciliables