Cada campaña electoral tiene una lógica propia. Todas son distintas. En el caso del peronismo de la Ciudad, las elecciones legislativas de la Ciudad están provocando un fuerte debate interno. Aunque hay distintos sectores en pugna, todos parecen coincidir en una cosa: la necesidad de ir unidos para no dividir el voto.
Esto incluye la previa a la elección, o sea las PASO. “No podemos volver a cometer el error de 2015, donde fuimos con muchos candidatos a las PASO de la Ciudad y eso lo único que provocó fue dividir el voto y que ninguno de ellos obtuviera un porcentaje digno. Todo lo contrario. Los votos fueron pocos”, le dijo un legislador peronista a Noticias Urbanas.
Dentro de este esquema es muy importante tener en cuenta quienes son legisladores que deben renovar sus bancas: María Rosa Muiños, Gabriel Fuks, Lorena Pokoik y José Cruz Campagnoli.
Todos tienen la intención de renovar y pertenecen a sectores internos distintos. Muiños está en el Nuevo Espacio de Participación (NEP) que lidera Juan Manuel Olmos, Fuks en la Corriente Nacional de la Militancia, Pokoik en Unidos y Organizados, y Campagnoli en Nuevo Encuentro.
El problema que enfrenta el peronismo es el de contener a todos los sectores internos, y además de eso, que todos ellos vayan a la elección con chances concretas de que sus respectivos candidatos puedan acceder a una banca.
El peronismo pretende meter entre 5 y 6 legisladores. Aspiran a esos números. Pero también a un poco más.
Por eso, la pelea por los primeros lugares de la lista es la madre de todas las batallas. Según el razonamiento de los que impulsan la lista de unidad, los primeros lugares deben ser ocupados por un candidato de cada sector. es lo que en la jerga se llama un “negocio político”. No hay amor sino conveniencia. El problema que surge a continuación es quién encabezaría la lista. Acá se necesita una figura que represente a uno de los sectores pero que además, tenga peso hacia fuera.
La Cámpora, o sea Cristina Fernández de Kirchner, sostiene la candidatura del expostulante a Jefe de Gobierno porteño y extitular de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde. Por sus campañas anteriores en la Capital, su figura parece instalada y podría ser aceptada por los demás sectores, pero tampoco es una “frutilla” como pretenden algunos.
A partir del segundo lugar, tendrían prioridad los que deben reelegir: Muiños, Fuks, Pokoik y Campagnoli. Pero todavía falta que el sector interno que responde al presidente del PJ Capital y secretario general del SUTERH, Víctor Santa María, designe a uno de sus soldados para integrar la lista.
Acá hay un escollo más, y no es nada menor: la pelea interna que enfrenta a Juan Manuel Olmos y a Víctor Santa María. De cómo se resuelva este tema se verá si es posible un acuerdo de este tipo. Como están las cosas ahora, ni siquiera podrían dar sus primeros pasos. Hoy por hoy Olmos maneja los congresales y la Junta electoral, claves para cualquier movida en el PJ porteño.
Al armado “de unidad” se quieren trepar los laudatistas peronistas como Eduardo Valdés y el amigo del papa Francisco y legislador de Bien Común, Gustavo Vera. Sin embargo, la posibilidad de que el titular de La Alameda encabece la lista es rechazada por todos los sectores.
“Esto no es UNEN”, arrancó el dirigente peronista haciendo referencia al conglomerado que en su momento apadrinó Elisa Carrió y llevó a Vera de primer candidato a legislador.
“Nosotros somos el peronismo, un partido histórico que primero prioriza a sus hombres y luego suma a otros. No nos cerramos a las alianza pero tampoco regalamos lugares”, explicó el integrante del Frente para la Victoria (FpV).
La lista de unidad, más que por consenso se fue imponiendo ante el temor de que Carrió y Martín Lousteau compitan a fondo y sin acuerdo en la Ciudad. La polarización hizo que el miedo de quedar muy relegados, si iban divididos, acercara a todos los sectores en pos de la unidad.
Sin embargo, falta mucho y si ECO no juega en la Ciudad, las divisiones internas podrían volver a crecer y los impulsores de la división podrían ganar terreno con nuevas políticas en la vidriera del país.