Reapareció Diego Lagomarsino luego de un prolongado silencio, se sospecha que eso se debe a la aparición de nuevas pruebas que comprometerían su situación judicial en la investigación por la muerte del fiscal Alberto Nisman.
El técnico informático reafirmó la teoría del suicidio del fiscal: “Nisman tomó la decisión de dispararse”, y aseguró que “si fue un suicidio inducido, no lo sé”.
Lagomarsino negó que su situación se haya complicado en el expediente judicial y subrayó que no hay “ningún tipo de prueba” que lo comprometa con el fallecimiento del extitular de la UFI AMIA “más allá del préstamo del arma”.
Luego, consultado por los dichos de los testimonios de los empleados de la Unidad Fiscal AMIA, que dijeron que no era frecuente ver al informático en la oficina, Lagomarisno explicó que es probable que muchos empleados no lo conocieran porque él trabajaba como asesor informático personal de Nisman y no de la Fiscalía. “Él me llamaba cada vez que tenía algún problema”.
“Hasta ahora, a nivel legal, no hay ningún tipo de prueba que me ponga más allá del préstamo del arma. Condéneme por haber prestado un arma”, señaló.
“Quieren juzgarme por algo que no tengo nada que ver. Están buscando algo como para decir: por esto lo imputo a Lagomarsino de tal cosa. Creo que va a ser muy difícil de encontrar porque no tengo nada que ver. Y si usaran algo de lo que no tiene que ver para hacer justicia, estarían cometiendo dos actos de injusticia: uno, acusarme de algo que no tengo nada que ver, más allá del préstamo del arma; y otra, que la muerte de Nisman no se va a esclarecer por eso”, añadió.
Ante la pregunta de si tenía miedo de ir preso, el técnico sostuvo: “Sí, por supuesto. No por las pruebas, pero por lo que dijo él: hay mucha política”.
“Cuando me pidió el arma, traté de convencerlo para no dársela. Se levantó con los ojos colorados y me preguntó: ¿sabés lo que es que tus hijas no quieran estar con vos porque tienen miedo?’ Él me tocó donde sabía que iba a tocarme. Actuó para sacarme el arma”, relató.
“Se dijo que yo era del Ejército, de la SIDE, de la Fuerza Aérea, de la Policía Federal… Ni siquiera se ponen de acuerdo para decir de dónde era. No soy espía, nunca lo fui. No tengo parientes que lo hayan sido. No existe ninguna relación con algún servicio de inteligencia”, añadió.
Sobre el vínculo con Nisman, expresó: “Yo tenía una relación con Alberto que excedía de un jefe, pero era menor a la de un amigo. Era un buen jefe. Él me tenía más confianza a mí que yo a él”.
Y acerca de la cuenta bancaria que compartió con el exfiscal dio la siguiente explicación: “Hay algo que lo vimos en terapia. Lo que hizo Alberto conmigo era una relación de amo-esclavo. Yo no podía decirle que no, por el poder que él tenía sobre mí. Alberto me pidió que fuera parte de esa cuenta porque estaban la madre y la hermana. Y si a la mamá le pasaba algo, él perdía el 50 por ciento de esa plata”.
En cuanto a la exmujer de Nisman, la jueza Sandra Arroyo Salgado, declaró: “No sé si Arroyo Salgado me quiere destruir o está obligada a destruirme. No sólo a mí: a mi familia, a mis amigos… O no le interesa mi vida o es una buena persona y la están presionando”.
Y volvió a mencionar su trabajo en terapia: “En terapia trato de entender más a Arroyo Salgado que a mí”.
“No sé por qué Arroyo Salgado actúa así. Llegué a pensar que alguien la está obligando a actuar como está actuando. ¿Hay una cuestión económica? ¿A sus hijas les conviene que su padre haya sido asesinado? No lo sé”, indicó.
“Yo conozco algunas cosas de la relación entre Alberto y Arroyo Salgado, pero eso es muy personal de ellos. Me parece demasiado íntimo para contarlo. Si la Justicia me lo pregunta, se los voy a decir”, reveló.