Cuentan los que conocen absolutamente todo del Honorable Senado de la Nación, que cada vez que cambia la conformación de los integrantes del Senado suceden algunas cosas que, si bien son graciosas para el conjunto, no ayudan al rigor institucional del cuerpo. Sucede que cuando algunos de los nuevos parlamentarios se embarca dentro del recinto en alguna causa en contra del peronismo, el hombre fuerte de la casa, el rionegrino Miguel Ángel Pichetto saca a relucir algunas cuestiones del reglamento que no existen en el mismo, las inventa. Es decir se les caga de risa en la cara sabiendo que les está mintiendo y los demas no se dan cuenta, no lo conocen. Los noveles legisladores se la bancan, hasta que alguien -tiempo después- les hace notar que fueron estafados por la oratoria “venenosa” del jefe peronista. Pero como dijo el filósofo moderno de Villa Fiorito, Don Diego Armando, LTA.
20 February, 2017 | 16:55