Legisladores no frepasistas, representantes de todo el espectro político, opinaron acerca del proyecto de reforma política, presentado este jueves por el jefe de gobierno Aníbal Ibarra. Vertieron las siguientes declaraciones, en las que los cuestionamientos a la propuesta fueron más que los elogios.
MARÍA LUCILA "PIMPI" COLOMBO (Bloque Justicialista)
Esto no es una reforma política, sino una ley electoral. Una verdadera reforma política requeriría que se transparentaran las licitaciones, el financiamiento de la política y el por qué de las prórrogas de los grandes contratos. Mejorar la participación es mejorar el funcionamiento de los entes reguladores, de la defensoría y de la Auditoría. A todos estos organismos de control les bajaron el presupuesto y, sin embargo, se los aumentaron a los CGP’s, que están manejados por el oficialismo, favoreciendo de esta manera el clientelismo político. Da la impresión que Ibarra promueve esta ley para que no se le vaya nadie de su partido, que tiene fuertes disidencias internas.
DELIA BISUTTI (ARI)
La mía una opinión parcial porque solamente tengo conocimiento por los periódicos. No puede haber reforma si no se constituyen las comunas. Si la propuesta no plantea la descentralización en comunas hay una falencia porque hay una proyecto de ciudad que está en camino y que hay que hacer. Sin embargo, es importante que haya una iniciativa del Ejecutivo, ya que, una vez que ingrese en la Legislatura, va a abrir el debate. Habrá que analizar el proyecto, porque a veces hay propuestas que parecen progresistas pero en la práctica no lo son.
HÉCTOR "TOM" COSTANZO (UCR)
Con respecto a lo que me enteré por los medios, sobre la propuesta de permitir que se presenten uninominales, se plantea el inconveniente de que el monopolio de los partidos políticos está estipulado en la Constitución Nacional. El gobierno porteño tampoco explicó el criterio de la división en zonas, hay que saber por qué se "cortaron" la ciudad así. El proyecto de reforma electoral debería debatirse conjuntamente con la ley de comunas. Sí, en cambio, es bueno el rompimiento de la lista sábana.
PABLO CAULIER (Bases y Puntos de Partida)
Con el tema de la afiliación cero (caducidad de las afiliaciones en la ciudad) estoy totalmente de acuerdo. Hay afiliaciones que datan de 1983 y la gente cambió la manera de pensar. La caducidad de las afiliaciones y la reafiliación hace a la transparencia. Sí, en cambio, encuentro un tanto confuso el sistema electoral que propone la ley. Por ejemplo, el tema de cómo dividir la ciudad. La ley electoral que promueve Ibarra se estructura sobre el mapa de los CGP’s ¿por que no avanzamos con las comunas que es lo que tenemos una obligación constitucional? Hay detalles que me parecen buenos, como no permitir que un candidato se vaya de un partido político y aparezca al año siguiente como independiente. Va a haber que discutir mucho con las fuerzas políticas y con los vecinos que quieran participar, para darle forma definitiva a la ley.
JORGE MERCADO (Movimiento Generacional Porteño)
En principio no estamos de acuerdo. El esquema de participación no se rige ni por decretos ni por leyes. Hay que generar políticas al respecto. Esto es simplemente una estrategia oportunista. Ibarra quiere ser el primero en el país de hablar de reforma política. No debió apurarse y, en cambio, tendría que haber consensuado el proyecto. En 1996 Graciela Fernández Meijide dijo que la Constitución porteña era la más progresista del mundo y hoy es inoperante.
VILMA RIPOLL (Izquierda Unida)
Es una reforma antidemocrática y que proscribe a las minorías. Ibarra busca perpetuar a su partido en el gobierno. Digo que es antidemocrática porque define 16 secciones electorales que coinciden con los CGP’s. Allí, el oficialismo tiene capacitados punteros que, desde hace años, están preparándose para esta situación. El proyecto dice que se eligen once diputados por lista cerrada (partidaria) y cuatro uninominales por zona. Entonces, para obtener un diputado de los once que se eligen por partido, sobre un cien por ciento del electorado hay que conseguir cerca de un 10 por ciento de votos en esa zona. Es decir, Ibarra quiere aumentar el piso de electores al 10 por ciento para perjudicar a los partidos minoritarios. Además, como el candidato debe vivir en la zona por la que se presenta ¿quién se beneficia, el que trabajó recorriendo toda la ciudad o el puntero del CGP que hace clientelismo político? Por eso creo que es una salida oportunista y grosera, que quiere empalmar con el cuestionamiento social que exige "que se vayan todos".