No es un secreto para nadie que luego de los incidentes que se produjeron en la marcha de la Confederación General del Trabajo (CGT) habrá más temprano que tarde reacomodamientos internos en la central obrera.
Infinidad de versiones se empezaron a lanzar: la renuncia del triunvirato que lidera la CGT, una posible división interna entre duros y dialoguistas con el Gobierno de Mauricio Macri y hasta la posible dimisión de importantes dirigentes gremiales.
Como si todo eso fuera poco, la reacción del Gobierno quedó reflejada en la catarata de tuis que el jefe de gabinete de la Nación, Marcos Peña, tuitió en contra de la protesta.
Frente a ese panorama, uno de los secretarios generales de la central obrera, Héctor Daer, responsabilizó “a gente del municipio de Berazategui” por los disturbios que marcaron el final del acto convocado por la central obrera.
Daer agregó que “lo que buscaron (con los incidentes) fue enturbiar una movilización que convocó a casi 800.000 personas”.
El dirigente massista y otros dirigentes sindicales aludían a grupos pertenecientes al kirchnerismo, puntualmente vinculados con el intendente de Berazategui, Patricio Mussi.
En sintonía, el titular del sindicato de Obras Sanitarias, José Luis Lingeri, afirmó que “un sector minoritario identificado con la bandera naranja de Berazategui vino exprofeso detrás del palco para agredir a los dirigentes sindicales”, aunque dijo desconocer si lo hicieron “motivados por el intendente o por quién”. “Hubo sectores políticos que claramente vinieron a entorpecer el acto de la CGT”, insistió en remarcar Lingeri.
De todos modos y a nivel interno sindical, otro de los que quedó en el ojo de la tormenta fue el titular de Panaderos, Abel Frutos que tenía la responsabilidad de garantizar la seguridad del palco y si bien la embestida fue grande, en términos absolutos “fracasó”. También quedaron muy expuestos por la organización de posiciones en el acto, que fue nula, “nadie se ocupó de ordenar columnas y garantizar el orden” dijeron fuentes cegetistas que prefirieron el anonimato.
Mientras tanto el titular de UPCN y secretario adjunto de la central gremial, Andrés Rodríguez, afirmó que “lo lógico es esperar 20 o 25 días para definir una fecha de paro”, dijo y explicó que ese tiempo que tendrá el Gobierno para “rectificar el rumbo de su política económico-social”. Rodríguez -que movilizó mucha gente- asimismo desmintió que UPCN hubiera reclamado fijar una fecha de paro.