El pasado 8 de marzo de 2017 se produjo el primer Paro Internacional de mujeres en más de 50 ciudades alrededor de todo el mundo, con la idea de dejar los puestos de trabajo y salir a marchar para hacer visible la lucha contra la violencia machista, la igualdad laboral y la decisión sobre el cuerpo de la mujer.
En la Ciudad de Buenos Aires, se calcula que participaron más de 500 mil mujeres de varias organizaciones políticas. La marcha fue desde el Congreso de la Nación hasta Plaza de Mayo, lugar donde se colgó desde muy temprano un gran cartel que rezaba “Ni una Menos, vivas nos queremos”, uno de los lemas de las marchas feministas de los últimos años.
Si bien el inicio de la marcha estaba programado para las 17, no fue hasta casi las 21 que todas las miles de organizaciones y colectivos feministas lograron llegar a una Plaza de Mayo repleta de consignas y reclamos.
Tampoco faltaron los festejos. El aire se llenaba de sonrisas por la emoción de vivir el primer paro histórico mundial de mujeres, en el día que, también, se cumplieron 100 años de la Revolución que comenzaron las mujeres pidiendo “pan, paz y trabajo” y que después el mundo eligió denominar “Revolución Rusa”.
Lamentablemente, no faltaron quienes incitaron a la violencia durante la marcha en contra de la violencia, aunque parezca contradictorio. Se viralizó en las redes un joven que apareció con una bandera del Vaticano gritando “asesinas” a las mujeres de la campaña por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito.
Pasadas las 21, ya con una Plaza casi vacía, la Policía Metropolitana comenzó una especie de razzia paramilitar y eligió al azar a algunas mujeres que pasaban por allí para llevarlas detenidas.
Algunas mujeres habían prendido pequeñas fogatas, y otras diez tiraban piedras contra la Catedral, el símbolo de lucha contra el patriarcado. Mientras, los policías reprimían con gases y balas de goma.
Además de llevarse a las manifestantes que se atrevieron a combatir a la fuerza policial, muchas denunciaron que se las llevaron “porque sí”. Algunas estaban comiendo en una pizzería de la zona y fueron sorprendidas por los agentes que se las llevaron a la fuerza. Otras solamente pasaban por ahí. Una marcha para reclamar por la violencia de género que termina con violencia de género.
Horroroso. Total impunidad. #LiberenALasPibas (rt) pic.twitter.com/R3oPiB1jU1
— Hakuna Matata (@BellRivarola) March 9, 2017
Mientras la Policía de la Ciudad reprimía a las 50 mujeres que luego fueron distribuidas de manera ilegal por comisarías de la Capital, las mujeres gritaban: “vayan a buscar a los violadores”.
En la camioneta llegaron a ser más de 20 personas juntas. Esposadas durante horas. Orinando en botellas.
— Suzy Qiú (@suzyqiu) March 9, 2017
La fiscal Lucía Sánchez se dirigió rápidamente a Tribunales junto con militantes del colectivo Ni Una Menos para exigir con un Hábeas Corpus la inmediata liberación de las mujeres. Cuando llegaron a Tribunales, se encontraron con que los jueces que deberían estar de turno, no estaban. La confusión de la cantidad de chicas, y a dónde las habían llevado, hizo aún más angustiante la situación.
Las chicas sufrieron vejaciones y daños en la comisaría, y les quedó una causa armada bajo el título “delitos de atentado contra la autoridad, lesiones, daños”, sin especificar a quién o qué es cada cosa.
Desde las redes se abogó por la liberación inmediata de las mujeres, bajo el hashtag #LiberenALasPibas que fue Trending Topic mundial.
“Las mujeres denunciamos violencia de género y no viene nadie. Hacemos una marcha y nos detienen a 20 compañeras”, sintetizó María Rachid, directora del Instituto contra la Discriminación de la Defensoría del Pueblo de la ciudad de Buenos Aires.
Laura Arnés, becaria posdoctoral del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, fue detenida anoche y liberada por la mañana del jueves, luego de casi 12 horas de detención ilegal.
“Fuimos víctimas de una razia policial. Creemos que bajó la orden de llevar detenidas mujeres por algo que estaba pasando en la Catedral. Claramente nosotras no sabíamos qué estaba pasando, estábamos a cuadras de los eventos, hacía dos horas que estábamos cenando”, aseguró.
Un día antes de la marcha, un grupo de acción ultracatólica, que se hizo pasar por policías de civil, persiguió y detuvo a seis militantes feministas en Almagro que estaban pintando en un pared consignas sobre el 8M.
Según la fiscal que liberó a las mujeres de la marcha del miércoles, eso “fue un aviso”, y “es parte del mensaje de impunidad y disciplinamiento que recrudece desde el gobierno de Macri”.
Asimismo, la fiscal resalta la “extraña” especificidad en las personas que la policía eligió detener: en su mayoría, artistas, periodistas y fotógrafos.