Una Sala que será sólo parte del escenario

Una Sala que será sólo parte del escenario

La Sala Juzgadora no es ni buena ni mala para Macri, Ibarra, Kirchner, la izquierda o Carrió. Tiene que cumplir su cometido en forma correcta y listo. ¿Tan difícil es? Será el espíritu constitucional y el clima creado por políticos, familiares y medios de comunicación, el que defina el escenario en el cual los legisladores tengan que emitir su dictamen. Puede ser como el 14 de Noviembre o se puede hacer bien cualquiera sea el resultado. De haber un cambio de actitudes con las reglas de juego, las instituciones agradecidas


El jefe de Gobierno Aníbal Ibarra por estas horas no se encuentra ni contento ni triste con la definición de los integrantes de la Sala Juzgadora. Tiene en claro que será el espíritu que se le impregne al juicio político, el factor que dirimirá en definitiva si sus días de gloria se terminaron o logrará llegar al final de su mandato constitucional.

Las especulaciones acerca del hasta ahora imprevisible funcionamiento del bloque K – tanto por el jefe como por algunos connotados integrantes-, el supuesto "juicio si, condena no" que dicen que proclama el ARI y alguna vez sugirió la propia Elisa Carrió, habrá que verifcarlo en la cancha.

No se debe olvidar que la tranversalidad y fragmentación con que funciona el cuerpo legislativo es para lo bueno (que es poco) y para lo malo que es bastante más frecuente. En ambas concepciones viaja el miedo, la incapacidad de proporcionar las cosas, el manejo del dolor y su cauce político, las órdenes que Fulano o Mengano emiten para que se discuta hasta el infinito si se cumplen o no, y todas las demás cosas que influyen en el mapa. Es demasiado en cualquier sistema.

La izquierda viene degollando y quizás pueda con el apoyo de las mayorías derrocar al jefe de Gobierno, esta vez no para instaurar una democracia popular sino para imponer quizás una intervención federal de sus archienenmigos K. El macrismo mientras tanto mantiene una solidez que alterará sólo cuando cambien la estrategia los demás. Desde que vienen ellos fijando la agenda, los demás o hacen seguidismo o son derrotados implacablemente, siendo Ibarra y en menor medida el todopoderoso Alberto Fernández, los encargados de pagar la fiestita.

Mientras tanto el dolor en todas sus variantes, desde el más valiente hasta el más frío y calculador, aunque siempre dolor, también jugará el partido al ritmo de las reglas que la política viene imponiendo frente a una sociedad que como como siempre se sitúa indeferente ante lo que no le gusta.

Las manifestaciones en recuerdo de la pueblada del 19 y 20 de diciembre de 2001 hasta la marcha por el primer aniversario de la tragedia diez días después, pueden constituirse en un ingrediente picante para la resolución del escenario en el que se planteará la continuidad o no de Aníbal Ibarra.

Respecto de la misma, los Alcaldes pares de Ibarra de la Red de Mercociudades, interpretaron como "desproporcionada" atribuir toda la responsabilidad política y unificarla en la cima del Gobierno. Nadie recuerda por estos días el nombre de, por ejemplo, Fabiana Fiszbin, la secretaria del área en cuestión y a quien sí debería cuestionársele con más firmeza las órdenes que daba, y el porqué de Cromañón. Era "su" gente y la de sus colaboradores directos. Sin embargo todos apuntan a la cabeza y para distorsionar aún más, la cabeza les apunta a todos, con lo que queda convalidada la locura e ineficacia del sistema institucional porteño.

Serán las viejas reglas de juego las que lo pongan a Ibarra de patitas en la calle de la misma manera que lograron su suspensión. La Sala Juzgadora no debería ser ni buena ni mala para nadie, debería cumplir su misión, si fuera posible alejada de las cámaras de TV, y listo. Los actores-legisladores son relativamente secundarios cuando lo que impera es que cada cual -de ambos lados del mostrador- atiende su juego, y se involucra cada vez más en situaciones no deseadas. La justicia de la verdad para los chicos -y familiares- no llegará nunca de esta manera cualquiera sea el resultado del juicio y harán su agosto unos pocos que anidan algunos muy cerca del poder central y otros menos -increíblemente- desde el dolor.

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