Las figuras más importantes del peronismo bonaerense, que integran la Mesa de Acción Política, por ahora sólo debaten estrategias, ideas e historias, evitando cuidadosamente poner sobre el tapete el tema de las candidaturas. Mientras tanto, se mantienen lo más lejos posible de los flashes y de los grabadores, porque la exposición pública no hace más que enardecer las pasiones que, hoy por hoy, todos acuerdan con que es necesario mantener congeladas.
Esta actitud se encuentra en línea con la historia que relató alguna vez Jorge Luis Borges -justo él-, cuando dio cuenta del inicio de las literaturas germánicas medievales. Éstas nacieron con una traducción de la Biblia del latín al idioma de los visigodos, el germánico oriental. Wulfilas, el traductor, omitió cuidadosamente en esa ocasión incluir en su obra “los cuatro Libros de los Reyes, que hubieran propendido a excitar el sanguinario espíritu de los bárbaros”. También los peronistas omiten lo más que pueden internarse en ese laberinto, indispensable para la batalla, pero no para la paz.
Es destacable que en la Mesa están representados todos los sectores del peronismo, incluyendo a La Cámpora; al Movimiento Evita; a los intendentes de los grupos Fénix, Patria y Esmeralda; a los del bloque Justicialista que preside Oscar Romero; al sciolismo y a casi todo el resto del ancho abanico de los agrupamientos militantes y de las organizaciones sociales que cubren el territorio de toda la provincia.
La Mesa de Acción Política nació en Cañuelas, adonde llegaron el 25 de octubre último todos los peronistas que estaban dispuestos a permanecer dentro del partido para construir una opción propia para las elecciones legislativas que se realizarán este año. En aquella ocasión fueron designados los representantes de ese espacio -sólo estuvieron ausentes entonces Mario Ishii, Rubén Granados y algunos otros pocos mandatarios comunales que actualmente están alineados con la estrategia de la actual gobernadora María Eugenia Vidal, principal exponente de Cambiemos en la Provincia.
De todos modos, existen dos puntos de divergencia en las discusiones internas, que dividen las aguas. La primera ya mencionada, son las candidaturas. La segunda, la posibilidad de que Cristina Fernández de Kirchner sea o no la cabeza de la lista de senadores. Cada una de las opciones tiene impulsores y detractores y por esa razón serán discutidas a último momento, cuando los plazos exijan la debida urgencia.
Todo parece indicar que las tensiones serán dirimidas en las primarias o en una interna previa a las PASO. De todos modos, más allá de las diferencias, existe consenso en que el adversario está afuera, por mucho que los operadores de la gobernadora están permanentemente intentando tentar a algunos intendentes peronistas para que jueguen con ellos. Hasta ahora, los resultados que consiguieron los hombres de la gobernadora fueron escasos. A los mencionados Ishii y Granados habría que agregar a Francisco Echarren, el intendente de Castelli que alguna vez se alineó tras el ministro de PLanificación Federal de Néstor Kirchner y CFK, Julio de Vido. Después de éstos, sólo quedaron algunos más, que sostienen a menudo una sinuosa relación con Vidal.
Por caso, el Pro local rompió lanzas con el jefe comunal de San Nicolás, el exFPV Ismael Passaglia, que había cerrado con Vidal en La Plata, pero no en su propio feudo. Esta alianza se encuentra, por ahora en el freezer, aunque se verá lo que viene. También se sumaron al elenco de Cambiemos otros dos exFPV, el intendente de Azul, Hernán Bertellys y el de Exaltación de la Cruz, Adrián Sánchez. Otros dos intendentes que se incorporaron a Cambiemos no son, en realidad, del FPV. Carlos Berterret llegó al Palacio Municipal de Coronel Pringles con un sello vecinal y Joaquín de la Torre pasó brevemente por el FPV hace varios años, para partir luego hacia el Frente Renovador. Desde allí ejecutó nuevamente un elegante “pas de deux” hacia Cambiemos y al Ministerio de Gobierno provincial.
Después de estos chisporroteos, si bien no hay llamas, las esperanzas de Cambiemos se centran por estos días en llegar a algún tipo de acuerdo con los intendentes del Grupo Esmeralda y con algunos otros exponentes “sueltos” del peronismo, que hasta ahora no se alinearon con nadie.
Volviendo a la Mesa de Acción Política, la última reunión se produjo el 14 de marzo último, para discutir y evaluar estrategias de campaña. Hubo en la reunión algunos consultores externos. La reunión contó con la presencia de los mandatarios comunales Jorge Ferraresi (Avellaneda), Juan Pablo de Jesús (Partido de la Costa), Verónica Magario (La Matanza), del ex jefe de Gabinete de Daniel Scioli, Albeeto Pérez, del presidente del PJ bonaerense, Fernando Espinoza, del diputado Oscar Romero, del senador Juan Manuel Abal Medina, de la diputada Teresa García, del exintendente de Chacabuco, Julián Domínguez y del joven camporista Eduardo De Pedro.
Más allá de amores, aversiones y del instinto de conservación, también existe un aliciente para conseguir la unidad, que tiene que ver con la baja en las encuestas de los candidatos de Cambiemos, de la mano de las draconianas medidas económicas que tomó el Gobierno. De todos modos, no existe una visión unívoca hacia el interior del PJ. Los que abogan por la candidatura de CFK esgrimen como argumento su alta performance en las encueatas. Los que no se alinean con ella, alegan que con ella en las gateras no hay posibilidades de lograr la unidad. Igual, en todos los casos es casi seguro que la polémica será saldada elecciones internas. Los que temen a este mecanismo recuerdan el traumático caso de la primaria que enfrentó a Aníbal Fernández con Julián Domínguez y existe un acuerdo casi unánime en que no pueden volver a ocurrir las mismas denuncias ni los mismos inútiles enfrentamientos que entonces.