Era domingo en Buenos Aires, pero Sergio Massa ya estaba con la mente en China, segunda escala internacional en cuestión de semanas, luego de la visita a Israel. Entonces, el líder del Frente Renovador decidió lanzar una mini catarata de tuis.
“Presidente @mauriciomacri, ¿no le parece que es importante que usted sepa cuánto cobra un jubilado?” “Debería dejar de hablar del pasado y del futuro y ocuparse del presente. Los argentinos necesitamos resolver nuestros problemas ahora.” “Tenemos que resolverlos y vivir en paz y unidad.” “Usted y Cristina son dos caras de la misma moneda. El que está perdiendo la confianza de los argentinos es usted.”
Como ocurrió con la incomprensible decisión del Gobierno –luego corregida– de recalcular los haberes de los abuelos a la baja, Massa vio el filón y se mandó. Aquella vez, el diputado hizo circular un inoportuno audio en el que ordenaba a sus dirigentes comparar a Macri con Fernando de la Rúa, el mandatario que les recortó un 13 por ciento a los jubilados. Ahora, otra vez con el mismo tópico, pero montado al yerro presidencial en la cena con Mirtha Legrand en Olivos. Como ex titular de la Anses, Massa se siente cómodo en ese terreno. Donde no lo está es en el actual escenario que confronta al líder del Pro con su antecesora y, en esa máxima tensión que parece ocuparlo todo, deja al ex intendente de Tigre con temor a no encontrar lugar. Ya pasó por ese trago amargo en 2015, cuando quedó tercero cómodo en la primera vuelta presidencial y no entró en el balotaje.
La idea de emparentar a Macri con Cristina, supone Massa, puede ubicarlo a él como el imán para canalizar el hartazgo con la grieta. Mientras ellos se pelean, yo los devoro de afuera. La meneada tercera vía, la ya famosa “avenida del medio”. Pero, ¿existe hoy ese espacio?
La estrategia comunicacional del FR es bastante simple: si la expresidenta representa el pasado al que no se quiere volver, Macri vendría a ser el presente que no funciona. ¿Y Massa? El futuro promisorio. Muy bonito para los laboratorios de campaña pero una teoría hoy de dudosa veracidad.
La pregunta que hoy sobrevuela cualquier opinión de Massa, en el debate interno de su partido y también en el afuera, es si el actual diputado buscará revalidar su banca. Más allá de la formalidad del cargo, la duda es si su sueño presidencial de 2019 requiere o no una parada obligatoria este año en las urnas. Como en 2013, Massa estira la decisión hasta último momento. Al menos en público. En privado ha dado alguna certeza o promesa: “Si Cristina se presenta, yo me presento”. Algo similar al imaginario del oficialismo, de salir a enfrentar con la impoluta Elisa Carrió a una expresidenta acosada por la Justicia y la corrupción. También Florencio Randazzo hizo trascender que está dispuesto a pelear contra su exjefa en la interna del PJ. Si los planetas se alinean, la elección en la provincia de Buenos Aires será más que nunca la madre de todas las batallas.
En el mientras tanto, Massa junta (o intenta juntar) candidatos de talla en la Provincia para que lo acompañen o le garanticen una performance decorosa. Ahí están entonces su aliada Margarita Stolbizer, que dijo que esta vez quiere ir por el Senado; Malena Galmarini, su esposa, de buena imagen; Roberto Lavagna, el ex ministro de Economía de Kirchner, que levantó el perfil en las últimas semanas alimentando el mito de que esta vez sí se presentará.
En Capital, la expectativa es menor, pero el líder del FR sabe que no puede hacer el papelón que coronó con el economista Guillermo Nielsen, que apenas merodeó el uno por ciento de los votos para jefe de Gobierno. Por ahora, avanza el plan de correr a Felipe Solá al distrito porteño. Como Lavagna padre, el ex gobernador levantó perfil, en su caso en la Ciudad y con la particularidad de que tiene como jefe de campaña a Lavagna hijo. También en Capital habría una pata aliada con el GEN (allí Sergio Abrevaya buscará algún puesto con expectativa para la Legislatura, donde intentará revalidar Javier Gentilini, jefe del monobloque del FR), con Libres del Sur, que podría aportar el nombre más conocido de Victoria Donda, y con el Nuevo Espacio de Participación, de Juan Manuel Olmos.
Siempre optimistas, en el pico de los cruces entre el Gobierno, desde el massismo hicieron circular encuestas que lo ponen al propio Massa o incluso alguna fórmula sin él, con Stolbizer y Lavagna, en buena posición. Jugueteos estadísticos a menos de ocho meses de la pelea real.