Sobre una población total en los 31 aglomerados relevados de 27.308.394 de personas, constituida en 8.874.330 hogares, el organismo oficial de estadística(Indec) estimó que durante el segundo semestre de 2016 se encontraban por debajo de la línea de pobreza 1.906.215 hogares, los que incluyen 8.277.085 personas.
Según la medición del Gobierno nacional, hubo una baja de la pobreza a 30,3 por ciento de la población, registrado en el segundo semestre de 2016, menor al índice publicado por la UCA (32,9 por cient0).
En ese conjunto, 401.122 hogares se encuentran, a su vez, bajo la línea de indigencia (LI), que incluyen a 1.657.221 personas indigentes.
“Con estos resultados se reinicia la serie semestral de pobreza e indigencia. Los mismos no deben ser comparados con los del segundo trimestre de 2016 antes difundidos, dada la diferencia de los períodos contemplados –trimestre y semestre, respectivamente. Aunque nominalmente el ejercicio arroja sendas disminuciones de 1,9 y 1,6 puntos porcentuales, respectivamente.
La medición del Indec se basa en el ingreso necesario de la población y de los grupos habitacionales para poder adquirir las canastas básicas de alimentos, para definir el umbral de indigencia; y la total, que agrega los servicios esenciales, para determinar el límite de pobreza.
La extrapolación de los datos relativos que obtuvo la Encuesta Permanente de Hogares al total país determina que unas 13,24 millones de personas no fue capaz en la segunda mitad de 2016 de reunir los ingresos necesarios para comprar la CBT, de los cuales unas 2,67 millones, no pudieron comprar la totalidad de la CBA.
En ambos casos se trata de niveles inquietantes, aunque inferiores a la estimación que con un relevamiento más acotado y con menor rigor metodológico hizo el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, que midió para el tercer trimestre de 2016 un nivel de pobreza en el 22 por ciento de las familias, con una población que representaba el 32,9 por ciento del total.
Un mapa singularmente desigual
El relevamiento del Indec determinó que los índices de pobreza más elevados, en términos de población de cada región, se observaron en Santiago del Estero 44 por ciento; Concordia (Entre Ríos) 43,6 por ciento; Gran San Juan 43,5 por ciento; y Gran Córdoba 40,5 por ciento; seguidas por Corrientes 39,5 por ciento; Viedma (Río Negro) -Carmen de Patagones (sur de Buenos Aires) 38,4 por ciento; Gran Catamarca 35,4 por ciento; Partidos del Gran Buenos Aires 34,6 por ciento; Neuquén-Plottier y Gran Resistencia 34,5 por ciento, entre otros.
En sólo dos regiones se estimaron índices en el rango de un dígito de la población en la Ciudad 9,5 por ciento; y en Ushuaia-Río Grande 9,7 por ciento.
Mientras que la mayor concentración de focos de indigencia los midió en Gran Córdoba 10,8 por ciento; Santiago del Estero-La Banda 8,8 por ciento; y con 8,7 por ciento de los habitantes en Concordia; San Nicolás-Villa Constitución y Viedma-Carmen de Patagones.
El Indec agregó que por grupo de edad, la pobreza afectó al 45,8 por ciento de los menores de 14 años: 36,2 por ciento a la franja de 15 a 29 años y 25,8 por ciento en el segmento de 30 a 64 años, mientras que entre los de de más de 64 años la incapacidad de poder comprar la canasta básica total de alimentos y servicios afectó al 7,4 por ciento del total.
Por su parte, la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, se refirió a los números de pobreza: “Estamos frenando la tendencia pero es un número que nos duele”.
Según explicó la funcionaria, “en muchos casos la informalidad en el empleo hace que la pobreza crezca en mayor medida en estos lugares y por eso estamos trabajando en lo que es la economía popular, una parte de la economía argentina que necesitamos visibilizar”.
Sobre la situación de la infancia, la ministra dijo que es “tremendo ver cómo se profundiza la pobreza y la indigencia en los niños”, y remarcó especialmente el trabajo que se viene desarrollando en los centros de primera infancia para lograr que “todos los chicos tengan las mismas oportunidades en cualquier parte del país”.