El comisario es un personaje de ficción. Pero eso no es lo importante. Lo verdaderamente importante es lo que dice y lo que hace. “Si analizas demasiado los datos esenciales se terminan perdiendo de vista los contornos”, le dice el policía a su interlocutor.
La explicación es una clase magistral sobre la manera en que se deben evaluar los hechos. Porque cuanta más atención se le presta a un suceso, más se pierde de vista el contexto. Tanto para el relato policial como para la política, esta enseñanza es clave para entender ciertas estrategias.
La expresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, lleva adelante una táctica electoral que muchos no entienden pero que tiene una lógica clara y particular.
La posible candidatura de Cristina en la provincia de Buenos Aires produce dos efectos contradictorios: atemoriza y alivia al mismo tiempo a dos sectores opuestos. Pero lo que provoca una verdadera ansiedad, en seguidores y opositores, es la indefinición de la exmandataria.
“Sólo Cristina sabe lo que va a hacer. Nadie más. Lo que está claro es que va a decir si es candidata o no a último momento. Va a estirar los plazos el mayor tiempo posible”, le dijo a Noticias Urbanas un exministro kirchnerista.
Esta estrategia es habitual en Cristina, una especie de marca de culto o de manera de actuar que la expresidenta utilizó siempre.
“Siempre hizo lo mismo y no va a cambiar ahora”, agregó el exfuncionario.
La candidatura de Cristina se basa en la siguiente estrategia de campaña: cuanto peor le va al Gobierno de Mauricio Macri más crece su intención de voto. La expresidenta sabe que su postulación es impulsada por el malestar de la gente y no por una estructura partidaria, como puede ser la del peronismo. “Cristina confía más en la frustración de la ciudadanía que en lo que pueda hacer un partido político”, señaló el exministro.
A eso se le suma que está convencida, desde la última etapa de su gobierno, de que en la política nacional solo existen dos figuras: ella y Mauricio Macri. Y por eso cada vez que habla en público se refiere a Macri. La idea de polarizar la elección también es una estrategia de campaña.
“Cristina no confía en la dirigencia y sabe que crece no tanto por lo que hizo en su gobierno sino por el malestar que provocan las medidas del Presidente de la Nación”, coincidió un diputado kirchnerista, en diálogo con NU.
Otro dato que a la expresidenta no se le pasa por alto es que la gente no vislumbra ningún líder que pueda comandar la oposición. Frente al Gobierno de Cambiemos solo se ve la figura de Cristina.
Las encuestas que se realizaron y realizan en la provincia de Buenos Aires le dan la razón. La mayoría la ubica con grandes posibilidades de ganar y, al mismo tiempo, la figura de la gobernadora María Eugenia Vidal sigue siendo alta. Las dos mujeres acaparan la preferencia del electorado. La gente votaría a Cristina enojada por las medidas que toma Macri, no por lo que hace Vidal.
Estas encuestas son claves para la decisión que tomará Cristina. Si está segura de ganar no lo va a dudar y se presentará en las elecciones legislativas. El otro dato que analiza es el futuro y los meses que están por venir. Si el Gobierno de Cambiemos sigue cometiendo errores y la situación económica no repunta, la expresidenta tendría el camino libre para jugar en territorio bonaerense.
Lo llamativo es que Mauricio Macri también cree que la polarización con Cristina le es útil electoralmente, ya que le permite agitar el fantasma del pasado frente a un electorado antikirchnerista.
El comisario de ficción tiene razón. Si se analizan demasiados los hechos claves se pierde de vista el contexto en donde se produjeron. En política hay que seguir a pie juntillas esa máxima si se quiere entender la estrategia completa. Pero más importante es entender que siguiendo esa lógica es más fácil llegar al objetivo deseado.
