El vicejefe de Gobierno porteño Diego Santilli comenzó a probarse el traje de candidato -una posibilidad que barajan en su partido, la otra es que esa postulación sea para Lilita Carrió- y le dio la bienvenida a Martín Lousteau, que se calzó ese mismo traje ayer. “La principal preocupación de los vecinos es la seguridad y no las elecciones”, castigó al ex embajador en Washington.
De esta manera, Santilli agitó la campana de largada a la campaña electoral, a pesar de que por el otro lado lo negó. Es que el abandono de Lousteau, que tomó por sorpresa a pocos, en lo formal hará que todos muestren su asombro.
También es cierto que las palabras de Santilli presuponen algunos nubarrones en el futuro del hombre de la melena estudiadamente desprolija. Los números que se manejan en la sede gubernamental de la calle Uspallata no muestran peligro para ellos, aunque del dicho al hecho exista un largo camino. Incluso, aseguran los operadores del Pro, si la candidata fuera Lilita Carrió -harán su máximo esfuerzo para lograr que esto ocurra- la diferencia a favor de la chaqueña no bajaría de los 16 puntos de ventaja sobre el diplomático, según encuestas recientes.
En ese terreno seguro fue que Santilli se aventuró a “sobrar” la ciscunstancia, alegando que “seguimos trabajando. Nuestra prioridad es trabajar para los vecinos. Nuestra prioridad esta puesta en la gestión, la seguridad, la salud, las obras, mejorar la calidad de vida de nuestros vecinos“, esquivando nombrar siquiera a su posible rival.
Los números de Santilli tampoco inquietan al oficialismo, cuyos integrantes siguen afirmando que “competimos contra nosotros mismos. En la medida en que sigamos haciendo lo que tenemos que hacer, no existen posibilidades de que alguien, sea quien sea, pueda ganarnos“. Éste será el núcleo duro de la propuesta del Pro para octubre: gestión, gestión y más gestión. No habrá nada más que eso. En los próximos tres meses se proponen, incluso, darle una nueva lavada completa de cara a la ciudad para abundar en este punto, que se suponen que los vuelve invencibles.
Lousteau, por el contrario, apuesta a que los diez años que lleva el Pro en el Gobierno se traduzcan en un cansancio de los electores y que entonces las miradas comiencen a dirigirse hacia él. Aunque lo cierto es que esta pasividad conspira en su contra.
