Este martes 11 de abril se realizó la 163ª Junta de Directores de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa), en cuyo marco se produjo un seminario sobre las populares “fake news” o falsas noticias, en buen castellano.
La actividad se realizó en el Espacio Digital Multimedia de Adepa, situado en el 11º piso del Edifico de la Prensa Argentina, Chacabuco 314, de esta ciudad.
Formaron parte del panel del seminario Gastón Roitberg, secretario de Redacción Multimedia de La Nación; Matías Attwell, gerente de Alianzas con los Medios de Google América Latina; Agustino Fontevecchia, Director de Contenidos Digitales de Editorial Perfil y Fernando Ruiz, Profesor de la Universidad Austral. El moderador fue Martín Etchevers, gerente de Comunicaciones Externas del Grupo Clarín y presidente de la Comisión de Libertad de Prensa de Adepa.
Este último, que ofició como moderador del panel, consideró, con respecto a las noticias falsas, que “el fenómeno no es nuevo, pero sí está tomando nuevas formas y nuevas dinámicas a partir de la expansión de las redes sociales“.
Luego, el directivo de Clarín se preguntó si la difusión de noticias falsas es un fenómeno que se corresponde con el negocio periodístico o si se trata de una herramienta de propaganda política de los gobiernos populistas, que de esta manera intentan desacreditar al periodismo (??????????).
El coordinador académico de la Universidad Austral, Fernando Ruiz, consideró que existen tres causas que provocan la “actual epidemia” de falsas noticias. La primera sería para el catedrático los cambios que genera en el sistema de medios el cambio digital, que “desarticula el régimen de verdad” (??????????).
La segunda razón que esgrimió Ruiz fue, en consonancia con Etchevers, la proliferación de regímenes políticos autoritarios y populistas, que “fomentan la polarización” y se convierten en un “caldo de cultivo” para la difusión de operaciones destinadas a influir sobre la opinión pública, basadas en falsos sujetos.
La tercera tiene que ver con la actividad de los consumidores de la información, que poseen una “vocación por buscar información relacionada a sus creencias”, que sumen en el descrédito a las noticias que las contradicen.
El experto también explicó la tendencia en una “actitud del periodismo en América Latina”, que es proclive a transcribir declaraciones de los protagonistas, por lo que, al convertirse en “difusor y megáfono”, renuncia a su rol de favorecer el pensamiento crítico y el debate.
Finalmente, Ruiz abogó por la necesidad de sostener una relación diferente con el error, porque si el periodismo es una “refinería que procesa información”, debería favorecer una relación “más amigable” con el error (??????????). Para graficar su afirmación, Ruiz trajo a colación “la cultura permanente de la autocrítica” del periodismo norteamericano.
Fontevecchia, por su parte, se refirió al modelo de negocios de Internet, en el que “se regalan o se venden contenidos a precio muy bajo para llegar a audiencias masivas”, por lo que una noticia falsa, si es de gran impacto, genera ganancias importantes a partir de su viralización.
El directivo de Editorial Perfil planteó acciones que nunca deberían haber sido dejadas de lado por el “periodismo serio”, como por ejemplo, “buscar formas de chequear la información” (??????????), darle prioridad a la calidad y apuntar, no a la cantidad de clicks sino al tiempo de permanencia de la nota en un medio digital.
Roitberg, a su turno, mencionó la necesidad de no confiar en fuentes erróneas, que afectan la calidad de los medios de comunicación y buscar mecanismos para chequear la autenticidad de las noticias (?????????).
El directivo de Google Matías Attwell adelantó el plan de su empresa de colaborar con los medios de comunicación en la no-proliferación de “fake news”, a través de distintos mecanismos de chequeo. También planteó la necesidad de generar modelos de negocios alternativos para cubrir el mercado informativo y llegar a las audiencias con plataformas.
NdelE
Los panelistas reconocieron la crisis de la verdad que atraviesa a los medios de comunicación. No es posible atribuir la proliferación de noticias falsas a nadie más que a los editores. No existen errores que conduzcan a las “fake news”, a las que que sólo se puede arribar desde la voluntad de los editores de forzar la realidad para desacreditar, desprestigiar o quitar credibilidad a gobiernos con los que el medio se enfrenta por cuestiones ideológicas, de negocios o de intereses económicos.
Jamás se puede ser “amigable” con el error y menos aún cuando éste no es involuntario, sino que es instalado por necesidades editoriales o de los avisadores, que son casi lo mismo. ¿Se habrá preguntado alguna vez el lector si encontró alguna vez un “error” de signo ideológico contrario a la línea del medio de comunicación que lo publica?
La respuesta en NO, por lo que el problema no es chequear debidamente la fuente, ni transcribir declaraciones, sino informar debidamente, en busca de la verdad, no para inclinar a la opinión pública en contra de un gobierno con el que se está en desacuerdo.