“Como movido por un impulso irrefrenable, Arielito fue, atravesó la puerta, agarró el paquete y devoró cada una de las galletitas casi sin respirar. No hacía pausas, no miraba a nadie, simplemente masticaba las galletitas y, antes de tragarlas, ya se estaba llevando otras a la boca. Arielito tenía hambre, hambre de verdad”.
Esta desgarradora historia de un chico de cuatro años en espera de adoptantes es solo una de las que se ven en los juzgados de familia de todo el país. Y en historias como esas se sumerge el periodista Hugo Macchiavelli en su flamante quinto libro Quién soy. En busca de la identidad (Urano), que será presentado este miércoles, a las 19, en el Ateneo Grand Splendid (Avenida Santa Fe 1860 – 2º piso), con la presencia de Margarita Stolbizer y Daniel Santoro. Con una carrera en periodismo judicial y de investigación en TV, radio y medios gráficos, Macchiavelli actualmente se desempeña como columnista del programa La cornisa (America TV), que conduce Luis Majul.
El autor se mete en el mundo silenciado de las adopciones “exprés” otorgadas por algunos jueces, el tráfico y el abandono de bebés movido por una necesidad íntima. El periodista, que nació en 1967 en el Hospital Ramón Carillo de Ciudadela (Buenos Aires), fue dado en adopción de manera irregular: en el Registro Provincial de las Personas no hay una firma en su certificado de nacimiento. Y hasta el momento, no pudo conocer la identidad de sus progenitores biológicos.
En Quién soy, Macchiavelli ofrece una investigación periodística que se cruza con lo crudamente testimonial de su propia adolescencia –amenazada por los excesos y rescatada por la religión- a medida que revela varios datos de la realidad. En Argentina y en América latina la identidad es un tema a resolver. En el país hay más de 3 millones de personas con problemas de identidad. En América latina el crimen organizado se hace un picnic aprovechando el deseo de padres que quieren adoptar pero no lo consiguen. Aparecen mafias que alquilan vientres en el norte de la Argentina y otras clases de hechos que parecen legales pero son ilegales. El daño es muy grande porque se transforma a los seres humanos en mercancía.
Será por eso que, en la primera página de su libro, Hugo Macchiavelli les escribe a sus ya fallecidos padres del corazón: “A Hugo y María, que me quisieron y adoptaron sin saber quién era yo”.