El lanzamiento del movimiento Unidad Ciudadana provocó que en distintos distritos bonaerenses se agudizaran una serie de conflictos que se encontraban en estado de latencia. La sola existencia de la opción que encabeza la expresidenta de la Nación, que tiene seguidores en toda la provincia, significó que muchos de ellos abandonen la opción que ofrece Florencio Randazzo y otros dirigentes de los municipios y comiencen a armar listas para sumarlas a la propuesta de Unidad Ciudadana, que lidera Cristina Fernández de Kirchner.
No en todas partes los dirigentes locales tomaron con simpatía la decisión, como ocurrió, por ejemplo, en el partido de Monte Hermoso, una localidad ubicada al sur de la Provincia de Buenos Aires, a 105 kilómetros al este de de Bahía Blanca. La ciudad albergaba, en tiempos del censo de 2010, a 6531 habitantes y renovará en octubre cinco bancas del Concejo Deliberante local, de los que tres fueron elegidos en la boleta del Frente para la Victoria -que ya no existirá más-, mientras que las otras dos las pone en juego Cambiemos.
Cuando algunos grupos de militantes locales comenzaron a armar listas para competir en nombre de Unidad Ciudadana, desataron la reacción del intendente, Marcos Fernández y del referente de la Sexta Sección Electoral, el exsenador provincial, Enrique Alejandro Dichiara, que también accedieron a sus puestos en nombre del Frente para la Victoria. Allí proliferaron los aprietes, las amenazas de despido a los empleados municipales y de corte de servicios para algunos proveedores, complementadas con reuniones en las que no se habló de política, sino de las duras consecuencias que les acarrearía a los rebeldes la presentación de su lista.
Fernández y Dichiara se sumaron a la lista que está armando Florencio Randazzo, pero además en Monte Hermoso su sector renueva tres bancas de concejales y éste es el punto de quiebre. Todos los intendentes bonaerenses necesitan como el agua de la mayoría en sus respectivos concejos deliberantes, porque éstos suelen tener la mala costumbre de destituirlos cuando exhiben una mínima debilidad política. Tampoco se resisten a presentar y aprobar proyectos propios, que suelen estar alejados de la voluntad de los jefes comunales.
En el caso particular de Monte Hermoso, el tándem Dichiara-Fernández citó a una reunión el martes a la noche a los rebeldes, ocasión en los que los amenazó para que no abandonaran el barco y el miércoles a la mañana los aprietes y las amenazas se repitieron en el despacho del intendente.
De todos modos, los jóvenes militantes que se sumaron a Unidad Ciudadana ya inscribieron su lista y su decisión sería irreversible, por lo que el conflicto ahora se resolverá en las urnas. La expectativa de la militancia sería de quedarse con una o dos de las bancas en juego, una aspiración similar a la del intendente.
El 25 de octubre se abrirá finalmente una nueva etapa, en la que quedará resuelto el conflicto y seguramente se abrirán otros nuevos.