Los actos de censura jamás son olvidados, y menos si se trata de personajes tan queridos como lo fue el gran Tato Bores. El domingo 10 de mayo de 1992 una orden judicial de la jueza María Servini de Cubría obligó a realizar dos breves cortes en el programa de Tato Bores. Las imágenes prohibidas de Tato de América fueron remplazadas por una placa negra que decía ‘censura judicial’.
Así, la jueza María Romilda Servini de Cubría había logrado que prohibieran a Tato, quien la había nombrado en el sketch del programa en el que interpretaba al investigador Helmut Strass. Ante el acto de censura previa, los personajes más reconocidos del momento se reunieron para entonar el inolvidable “La jueza Barú Budú Budía es lo más grande que hay”.
Se trata de la misma jueza que terminó con el mandato de Cristina Fernández de Kirchner un día antes, aquella vez ni siquiera vio el tape que censuró. El revuelo por entonces fue total en la sociedad y la familia televisiva, ya que fue el primer episodio de censura desde el retorno a la democracia y basta con ver las caras en el estudio de televisión.
Pappo, Soda Stereo, Gieco y Spinetta, mezclados con Mariano Grondona, Víctor Hugo, actores y músicos, entre Fernando Bravo y Bernardo Neustadt.
Según crónicas de la época, “la reacción de Servini de Cubría, estrechamente ligada a funcionarios como el subsecretario general de la Presidencia, Carlos Corach, el ex secretario de Justicia, César Arias, y el empresario Jorge Antonio, y el fallo de la Cámara se producen en un momento en que el Gobierno encara una fuerte presión contra diversos medios independientes, a través de ataques desde el canal oficial de televisión ATC”.
Las imágenes que no se vieron
Aunque no había visto el programa, Servini de Cubría objetó dos breves escenas de unos ocho segundos en total. En ellas, un personaje animado por Tato -Helmut Strasse, un arqueólogo del año 2492, especializado en la por entonces desaparecida Argentina- hacía referencia a la escueta multa de 60 pesos con la cual la Corte Suprema de Justicia sancionó el 3 de marzo a la jueza por graves irregularidades en la causa por lavado de narcodólares, bautizada como el caso Yoma, de la que finalmente fue separada.
Servini de Cubría utilizó un argumento llamativo por su debilidad: aseguró que un llamado telefónico anónimo le alertó que el domingo, en el programa de Tato Bores, se emitirían escenas ‘referidas a su persona con caracteres injuriosos’ y ‘difamantes’.
La jueza solicitó ‘el secuestro inmediato del tape o, en su caso, que se impida provisionalmente la proyección’ de esas escenas. El pedido fue rechazado por una Jueza en primera instancia, Alicia Barbagallo, y la Cámara, con una celeridad inusual, resolvió acceder a la demanda de la Servini.