En Francia, la obligatoriedad de la vacunación está también llegando a los estrados judiciales y a la administración nacional del reciente primer ministro de Francia Emmanuel Macron; así como en la Argentina y diferentes partes del mundo.
El debate comienza por cuatro empresas farmacéuticas francesas que proveen estas vacunas obligatorias, y que se encuentran en la mira de una asociación antivacunas, por ser acusadas de causar un aumento de los casos de autismo en niños. Ergo, esto desencadenó un centenar de familias prepararan los planes para introducir su acción judicial en septiembre con el Tribunal Superior de París. Los grupos destinatarios farmacéuticos son la francesa Sanofi Pasteur, Pfizer y Eli Lilly de Estados Unidos y GlaxoSmithKline de Gran Bretaña.
Frente a la inminencia de esta problemática, no sólo el 29 de junio pasado la diputada nacional por Unión Pro de la Provincia de Buenos Aires, Paula Marcela Urroz, propone terminar con la obligatoriedad de las vacunas y plantea que las personas que sean pasibles de vacunación obligatoria u opcional, así como quienes son responsables por la vacuna que reciba un menor, puedan aceptar o no ese acto médico, todo ello a través de un proyecto de ley.
A pesar de la negación por parte del Ejecutivo francés de que el autismo tuviese algún punto de contacto con las vacunaciones efectuadas hasta el momento, Rusia, por su parte, se encuentra preparando nuevas vacunas de última generación para evitar los problemas que se avecinan con los laboratorios tradicionales europeos y americanos que proveen de vacunas a los países. Además de hacerlo en su país, también lo hace ahora para el resto del mundo desde un laboratorio ubicado en Managua, Nicaragua.
Así, el Gobierno de Nicaragua y el Ministerio de Salud de la Federación de Rusia, inauguraron la moderna planta ruso-nicaragüense de biotecnología “Mechnikov”, la mejor en su campo de producción e investigación inmunobiológica y epidemiológica de toda Latinoamérica y el Caribe.
La ministra de Salud de Rusia, Veronika Skvortsova, durante esta inauguración, manifestó que la construcción de esta moderna fábrica no se hizo como parte del seguimiento tradicional de las relaciones entre ambas naciones, sino como un desarrollo innovador, que permitirá potenciar las tecnologías de la biomedicina, para eliminar enfermedades mortales como el dengue, chikungunya y la fiebre amarilla.
“No es un secreto que hay una gran cantidad de médicos de la República de Nicaragua, que han estudiado en las universidades médicas de Rusia. Han ampliado sus competencias”, manifestó, y agregó que explicó que esta planta lleva el nombre del gran médico ruso, Iliá Mechnikov, Premio Nobel de Medicina, Fisiología e Inmunobiología.
