La gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, es una obsesiva del trabajo y quedó satisfecha con el resultado de las PASO pero no contenta. Quiere ganar. Luego de sus pocos días de descanso en Villa Langostura, la mandataria retomó su agenda laboral y volvió a mostrar, a través de los hechos, que sigue al frente de la campaña electoral de Cambiemos. Apenas retomó su actividad estuvo en General Rodríguez y durante el último fin de semana fue a Quilmes al intendente de cambiemos, Martiniano Molina.
Según pudo saber Noticias Urbanas, Vidal encabezó dos reuniones con su mesa chica, en la cual su jefe de Gabinete, Federico Salvai, cumple un rol fundamental. “Nos pidió que sigamos trabajando, que no aflojemos, que la mejor estrategia de campaña que tenemos es redoblar la gestión y el contacto directo con la gente”, le explicó a este medio un dirigente que siempre sabe todo.
Hay un dato que explica de la mejor manera cómo Vidal maneja a sus colaboradores y el tipo de liderazgo que ejerce. El domingo 13 de agosto, en el búnker de Costa Salguero, estaban todos los candidatos a diputados nacionales y los dos postulantes a senadores de la Provincia. Vidal se encargó de charlar con ellos personalmente, uno por uno, y antes de salir al escenario, los juntó en un círculo como hacen los jugadores de fútbol y les dijo en una mezcla de orden y arenga: “Nadie baila, nadie festeja, actúen serios, todavía no ganamos nada, esto no terminó”.
Uno de los candidatos que formó parte de ese círculo le dijo a Noticias Urbanas sobre Vidal: “Está en todos los detalles, es una máquina de trabajar y aunque es muy exigente con su equipo esa la primera en dar el ejemplo”.
La mejor muestra electoral de lo que significa el fenómeno Vidal se dio en los últimos diez días de la campaña. Hasta ese momento Cristina Fernández de Kirchner le llevaba 9 puntos de diferencia a Esteban Bullrich, una vez que la gobernadora salió a jugar fuerte y recorrió cuanto programa de televisión se le pusiera a tiro, remontó la elección logrando ella sola un empate técnico inesperado.
“Si empatamos con Bullrich, en el 2019, los matamos, los pasamos por arriba”, afirmó a NU un alto funcionario bonaerense de Cambiemos. Sabe que la Gobernadora no estará feliz de escuchar eso y por ello prefiere el anonimato.
Las PASO dejaron en claro que pese a lo que decía la oposición del Gobierno de Mauricio Macri, que aseguraba que no iba a terminar su mandato debido a la mala situación económica, Cambiemos -salvo una catástrofe no mensurable por estos días- será la primera administración no peronista que cumpla con los cuatro años de gestión. Todo un dato en la Argentina moderna post dictadura.
Aunque Cristina Kirchner ganó, su triunfo apretado sigue entorpeciendo la renovación del peronismo bonaerense, ya que con CFK todavía en el ruedo, se retrasan los tiempos de armar en contra de Vidal y Cía.
“Vidal hoy no tiene rivales para el 2019 en la Provincia. Habrá que ver si el peronismo en dos años logra ser competitivo o solo un sparring fuerte. Ella fue la que posibilitó con su triunfo en el territorio bonaerense la llegada de Macri a la presidencia, con lo cual si vuelve a ganar la Provincia, Macri podría soñar con la reelección”, agregó la fuente.
Vidal volverá a ponerse al hombro la campaña electoral rumbo a las elecciones generales de octubre, le dará un descanso a la gente en los medios y finalizará la campaña a toda orquesta, solicitando la participación masiva que le dé el triunfo y la posibilidad de garantizar las políticas que lleva a cabo en su gestión. En Cambiemos hay optimismo para ganarle a Unidad Ciudadana pero nadie se quiere confiar. Hasta algunos les gustaría el fantasma de Cristina más amenazante para asustar. Pero sacando alguna patrulla perdida de Randazzo, CFK parece haber llegado cerca del techo.
Vidal insiste que no ganaron nada, motiva a la tropa todo el día, todos los días. Sabe que necesita el triunfo de Cambiemos ahora que le abra paso a su reelección y a su consagración definitiva, algo que ella desea cumplir con el pueblo bonaerense en 2019.