El viernes, horas antes de que se produjera la marcha por la aparición con vida de Santiago Maldonado, se realizó una extraña reunión que tuvo como protagonistas, en representación del Gobierno, al coordinador de Gabinete Mario Quintana y a los ministros de Trabajo, Jorge Triaca y de Desarrollo Social, Carolina Stanley. Sus interlocutores fueron el triunvirato piquetero, que reúne a la Coordinadora de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP); a la Corriente Clasista y Combativa (CCC) y a Barrios de Pie, que estuvo representado, entre otros, por Gildo Onorato (Movimiento Evita) y Juan Grabois (CTEP).
En la reunión, en sintonía con la nueva actitud de los principales funcionarios del Gobierno, que consideran que las elecciones fueron un éxito, los funcionarios rechazaron el planteo que recibieron de parte de las organizaciones sociales de implementar las leyes de Emergencia Social -sancionada en diciembre de 2016- y de Emergencia Alimentaria.
Los piqueteros anunciaron, por su parte, que a consecuencia del desencuentro se reunirán el lunes para lanzar un plan de movilizaciones con ollas populares, que incluirá una serie de movilizaciones hacia las grandes cadenas de supermercados y de acampes en las rutas y autopistas.
Los voceros de las organizaciones informaron que hasta ahora sólo se implementó hasta ahora el 40 por ciento de la Emergencia Social y que faltan otros 300 mil planes sociales -que ya reclamaron- para cubrir el enorme déficit social que azota en especial a las grandes concentraciones poblacionales.
La tríada de representantes del Gobierno rechazó los planteos, anunciaron que “la sociedad legitimó nuestro rumbo en las elecciones” y que en consecuencia, “no cederemos”. Para rematar el concepto, Jorge Triaca afirmó que : “no tenemos porqué cambiar”.
La respuesta de Grabois fue calificar como un “mamarracho y provocación absoluta” a la actitud de los anfitriones, a los que acusó porque “nos convocaron para decirnos que ya está ejecutada la ley de emergencia social, que no va a haber generación de puestos de trabajo y que al país le va extraordinariamente bien“, con la consecuencia de que se trata de “una provocación para que nos movilicemos y nos repriman“.
Para darle un cierre al encuentro que resultó lo contrario, quedaron flotando las palabras de Gildo Onorato, que planteó primero que “no quedó planteada una nueva reunión, el diálogo está roto“, en tanto que dictaminó que “la situación es mala”, lo que da como resultado que la “reactivación económica no se siente en los segmentos” en los que se mueve su gente. “La changa no aparece“, remató.