En la madrugada del viernes último, personas desconocidas -hasta el momento- ingresaron a las oficinas de la Asociación Protección Consumidores del Mercado Común del Sur (PROCONSUMER), de donde robaron las CPU de las cuatro computadoras que posee la entidad, dos faxes, el Libro de Actas y hasta una estatua del General José de San Martín.
Se descuenta que el robo, que fue sólo parcial, tuvo como fin el de entorpecer las actividades de PROCONSUMER en favor de los usuarios. Tal es así que los ladrones dejaron sin tocar los teclados, los monitores y las impresoras, que son objetos de valor que difícilmente serían dejados de lado en circunstancias normales.
PROCONSUMER lleva adelante varias causas judiciales, como un amparo contra las tasas aeroportuarias en dólares, una denuncia contra McDonald’s, otra contra los aumentos unilaterales de la telefonía celular y una demanda por la anulación del cuadro tarifario que le otorgó de la Rúa a la empresa concesionaria de la Autopista Illia, que se encuentra radicada en el juzgado Nº 6, a cargo de la jueza Patricia López Vergara, del fuero Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad de Buenos Aires.
Un hecho llamó poderosamente la atención de los investigadores de la Policía Federal que revisaron las oficinas asaltadas en busca de pruebas: en unas botellas de agua que encontraron tiradas en el piso no había huellas dactilares, a pesar de que son utilizadas habitualmente por la gente de PROCONSUMER, y por lo menos las suyas deberían haber sido halladas en ese lugar.
Los sabuesos de la policía tampoco encontraron indicios de los ladrones en ninguna otra parte de la oficina, por lo que se cree que los intrusos debían poseer un alto grado de profesionalidad.