Ya son muchos los dirigentes, comunicadores y militantes que sugieren que la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, dada su sencillez, valentía, honestidad y esa sensibilidad social reconocida por la mayoría de los ciudadanos, desarrolla su tarea desde el partido político equivocado. O sea, desde el Pro. O, para ser más precisos, desde Cambiemos.
La supuesta equivocación de su lugar de militancia política y desde la cual ejerce su rol de gobierno conlleva una simplificación basada en algún conjunto de relatos políticos de la historia moderna, a su vez lejana de las realidades que se observaron y pudieron analizar, por poner un período concreto, desde el gobierno democrático que empezó con el triunfo de Ricardo Alfonsín en 1983.
La teoría de que la “equivocada” es ella suena graciosa: va en la línea del mote de “Heidi” que ella supo aprovechar al máximo mientras sus futuras víctimas se reían distraídas. El análisis debería ser un poco más profundo para poder enmarcar correctamente cómo piensa y se mueve y a partir de qué apoyos concretos para su acción, más allá de encasillarle ideológicamente las convicciones.
A quienes sostienen esta falacia hay que brindarles, al menos, una pequeña porción de sustento a esa creación imaginaria que presuponen. Es absolutamente cierto que Vidal no es (a pesar de su ADN amarillo) la funcionaria tipo del partido que a nivel nacional conduce (y cada vez en más distritos) Mauricio Macri.
María Eugenia es, justamente, en su visión de las prioridades y en su modo obsesivo de construcción política y de soluciones, todo lo contrario a un frío CEO de tendencias numéricas y corporativas hoy devenido en funcionario. O quizás alguien que desde el JP Morgan o similar arribó a un gobierno para gestionar apoyo financiero.
La supuesta “equivocación de partido” de Vidal quizá sea una de las mejores críticas que se le puede hacer hoy a ese partido, humillado por la negación de Cristina en ese distrito, que por supuesto no es otro que el Justicialista. Y quien tenga esa valoración debería replantearse el porqué de que una dirigente de esta talla “no es nuestra”. Todos los valores que se le reconocen a esta dirigente nacida en Flores tienen que ver con las mejores virtudes que promovió el movimiento nacional y popular que crearan Juan Domingo Perón y su compañera Evita y que, por desgracia, determinadas desviaciones del destino con nombres muy pesados en la conducción permitieron que a través de su imagen y “marchita” muchos aprovecharan para conducir de manera errática, sin aquella coherencia, los destinos del país en su nombre.
Y esto no es una crisis de una década, no es solo un grave error de los kirchneristas. Es, lamentablemente, mucho más triste que eso. El peronismo siempre es una movida tumultuosa e intensa. Es cierto que no todos sus dirigentes tomaron rumbos equivocados o hasta contrarios a la defensa de los intereses populares. Pero los resultados del país están a la vista. Sumados a los resultados de los otros gobiernos de distinto signo, nos marcan que en las últimas décadas hubo falencias graves que requieren un correctivo urgente de conductas.
Y aquí volvemos a Vidal, quien no se desvía de su rol en este momento. Que no la encandilan las luces de otra candidatura y que desea encarrilar su tarea, que no es ni fácil ni agradable. No mucha gente elige bases militares pudiendo vivir en Nordelta, por decir alguna zona ligada a los ahora contendientes de su espacio.
Cualquiera de los que piensa que se equivocó de partido sabe que la vida tiene sus vueltos, eso en el PJ te lo enseñan. Y también entiende perfectamente por qué ella vive allí mientras muchos dirigentes de su partido abusan de un lujo a veces obsceno. Y entiende que las mafias benefician a pocos y hunden a muchos, y que hay que laburar todos los días todo el día para que cambie la curva descendente del abandono. Perón básico.
Nadie puede afirmar si Macri es como Vidal. Estoy seguro de que no, pero fue él quien la bancó. Igual no interesa en este punto. Se puede elogiar a esta dirigente sin ser macrista y de eso trata esta columna. El país no es la Provincia y son distintas las decisiones y acciones. Además, ella lo hizo presidente en 2015 y quizás le garantice la reelección en dos años.
Ladra, tiene cuatro patas y mueve la cola.
No se equivocó porque de otro modo su existencia no jodería. María Eugenia existe así y donde está. Si la querés en tu partido no digas más que se equivocó. Exigiles a los tuyos que adopte ese modelo de conducción o, si es posible, aún mejores. Y si no te dan cabida, convencela vos de que se equivocó. Quizá te convenza ella de lo contrario.