Leandro Halperin ocupa el quinto lugar en la lista de legisladores de Evolución. Es abogado, docente en el Ciclo Básico Común de la UBA y comenzó a militar a finales de los años ochenta en el colegio secundario Hipólito Vieytes. Se incorporó a la Franja Morada en los noventa y fue su secretario general. Además, es especialista en temas de seguridad y dirigió el programa de educación de la UBA en las cárceles.
En este reportaje con Noticias Urbanas habló de la campaña porteña de Evolución, del Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, de Elisa Carrió, de María Eugenia Vidal y de la problemática de la seguridad en la Ciudad. “No hay políticas responsables de prevención de las adicciones ni reducción de daños por parte del Gobierno de la Ciudad”, aseguró.
–¿Qué opinión tiene del Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta?
–El Gobierno de Larreta es una continuidad del que encabezó el presidente Mauricio Macri. En muchos aspectos han mejorado el impacto de las políticas públicas para los que vivimos y trabajamos en la Ciudad, y el metrobús es una buena prueba de eso. Tenemos algunos denominadores comunes, y cuando sucede podemos complementarnos, eso nos permite construir políticas de Estado en algunos temas que trasciendan los límites de un gobierno, como fue la ley que creó el sistema de seguridad para la Ciudad de Buenos Aires. También hay aspectos de la gestión que se pueden y deben mejorar mucho. Un ejemplo de esto es la desigualdad que existe entre el sur y el norte de la Ciudad, con tasas de violencia centroamericanas en Flores, Villa Soldati o Pompeya, que impactan en los sectores más postergados y también en la clase media y que contrastan con los índices europeos que hay en Recoleta o Barrio Norte. Esto tiene que ver con un Estado que en ocasiones prefiere no anticiparse al conflicto, llega tarde y mal. Por ejemplo, no cabe duda de que los consumos problemáticos, como el de alcohol o paco, son un grave problema en nuestra Ciudad, sin embargo no hay políticas responsables de prevención de las adicciones ni reducción de daños por parte del Gobierno de la Ciudad. A su vez, si uno analiza cuáles son las causas que llevan a detener a una persona en la Ciudad, veríamos que la mayoría son consumidores de drogas prohibidas que generan causas penales que luego son descartadas por el Poder Judicial. A esos pibes hay que llegarles antes, con salud, educación y trabajo. Eso haría que puedan tener oportunidades de integrarse en la sociedad y también mejoraría la seguridad, eso es un Estado inteligente, que llegue antes y asegure derechos con calidad en su ejercicio, de esta forma pueden prevenirse muchos más delitos que con la cárcel, que llega recién cuando el daño ya se produjo.
–¿Por qué decidieron enfocarse en criticar a Daniel Filmus en esta segunda parte de la campaña?
–Somos parte del cambio en la Argentina, la militancia de muchos de los que integramos las listas de Evolución da testimonio de ello y coincidimos con aquellos que votaron al Pro en que el pasado, que representan Filmus y Mariano Recalde, debe quedar bien atrás. Pero debemos reconocer que el Pro hizo una campaña inteligente hasta este momento, lograron instalar en una porción importante del electorado que la única manera de dejar al kirchnerismo atrás es pintarse de amarillo y que no hacerlo es querer que Cristina vuelva. En las caminatas con Martín Lousteau y Débora Pérez Volpin nos han preguntado en muchas ocasiones por nuestro lugar frente a esta lógica binaria y también algunos nos plantearon que nos votarían si apoyásemos al presidente Macri. Por lo tanto, si es una duda de pocos o muchos, nuestra obligación es dar nuestra posición al respecto. Muchos de nosotros integramos Cambiemos a nivel nacional, nos identificamos en la lucha contra las mafias que da la gobernadora Vidal, seguiremos aportando lo mejor de nosotros para dejar el pasado atrás, consideramos que en la Ciudad hay cosas que se pueden mejorar y que eso también se logra dejando una vez más al kirchnerismo en tercer lugar.
–¿Qué análisis del resultado de las PASO hace, en especial de la performance de Elisa Carrió?
–El resultado nacional y, en particular, el de la provincia de Buenos Aires son una bocanada de aire fresco para la política. En un contexto económico de mucha complejidad, la ciudadanía eligió consolidar la reconstrucción de los aspectos esenciales que hacen a los principios republicanos de nuestro país. Se recuperó la división de poderes y el Gobierno ya no es un botín para que una banda de forajidos se apropie del poder con discursos, en ocasiones bonitos, pero siempre autoritario en las palabras y también en los hechos. Abusaron de ese poder que los hizo creer impunes, y gracias al acuerdo plural que significa Cambiemos eso está quedando definitivamente en el pasado. En la Ciudad es distinto, aunque Mariano Recalde encabece la lista de legisladores, La Cámpora no es una opción real de alternancia para la Ciudad, es la oposición más cómoda para el Gobierno del Pro, por lo que con una campaña planificada de manera inteligente y con muchos recursos para lograrlo, se trata de invisibilizar que también elegimos 30 parlamentarios porteños que tienen que debatir y tratar de acordar cómo vamos a lograr hacer lo mucho que falta. La nacionalización de la campaña en la Ciudad, aun estando saldada la cuestión del pasado en el distrito, explica el porcentaje logrado por Carrió, y las 250 mil personas que votaron Evolución coinciden con esa mirada sobre el pasado y le piden más a la Ciudad. Cuando nos votan también eligen avanzar.
–¿Cómo será la estrategia para el último tramo de la campaña de Evolución?
–Nuestra estrategia es propositiva y así lo profundizaremos en las últimas semanas de la campaña. Seguiremos recorriendo los barrios y las aulas de colegios y universidades para contarles a los vecinos de la Ciudad sobre nuestras propuestas, participando de todos los debates que haya y aceptando las oportunidades que los medios de comunicación nos den para informar a la ciudadanía sobre cuál es nuestra mirada sobre la Ciudad, con qué bases hacemos el diagnóstico y qué propuestas tenemos para mejorar lo que falta y cambiar lo que se hace mal.
–¿Cree que fue un error que Lousteau asumiera la Embajada en los Estados Unidos? ¿Eso confundió al electorado, que no supo identificarlo como oficialista u opositor?
–Lo considero un acierto. En ese país que tenemos que dejar atrás, todos aquellos que así lo pretendemos debemos realizar nuestro mejor aporte para lograrlo. La reconstrucción del vínculo con la principal potencia del mundo era un desafío relevante para la Argentina después de lo deteriorada que había quedado la relación tras los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Lousteau hizo un gran aporte en ese sentido, y la mejor prueba de ello es que se han restablecido plenamente los vínculos con los Estados Unidos y eso es bueno para el país. En Evolución creemos en la construcción de políticas de Estado y en el aporte de ideas y equipos cuando hay acuerdos que las consoliden. En mi caso, participé como subsecretario de Vinculación Ciudadana con la Seguridad en la Ciudad durante el primer año y medio del traspaso de la Policía a la Ciudad y la creación del nuevo sistema de seguridad; aporté mi mirada, la de mi partido (el radicalismo) y la de Evolución. Se han considerado algunas de nuestras propuestas que hoy son ley en la Ciudad, otras no, y así es como concebimos a la democracia; se acompaña cuando se coincide, se mejora lo que se puede y se resuelven en las elecciones las diferencias y el rol de cada espacio.
–¿Cómo ve la seguridad en la Ciudad de Buenos Aires?
–El traspaso de la Policía fue un importante avance para consolidar la autonomía de la Ciudad, y la ley que le dio marco legal demostró que es posible alcanzar consensos en cuestiones importantes cuando hay voluntad de diálogo y todos estamos dispuestos a ceder algo. El nuevo escenario permitió que tengamos una buena ley que sienta las bases para un gobierno civil de la seguridad, con herramientas de control y participación ciudadana eficaces para prevenir el delito. Implementarla es una tarea compleja que requiere de la profundización de esos acuerdos de forma sistemática y transparente. Nuestro diagnóstico es coincidente con lo evidente, la situación es muy compleja y los niveles de violencia son alarmantes. La disminución de efectivos de Gendarmería y Prefectura en el sur de la Ciudad ha complicado todo mucho más, y en esas zonas los delitos violentos adquieren cifras alarmantes. Mejorar la seguridad es mucho más que tener un policía cerca, y para mejorar la Policía se necesita mucho más que una buena ley. Acompañamos la creación del Instituto Universitario de Formación Policial y la Oficina de Control y Transparencia externa a la fuerza y conducida por civiles; vamos a tener una mejor Policía si seguimos por ese camino. Pero prevenir el delito requiere un abordaje más complejo que debe partir de tener información, y la ausencia del mapa del delito, a más de un año y medio del traspaso, es una asignatura pendiente que en parte se debe a no haber podido, todavía, implementar el nuevo sistema de denuncias que la facilite en vez de complicarla, que brinde herramientas modernas, como la aplicación de la gobernadora Vidal para denunciar delitos violentos y corrupción policial desde el teléfono celular, y que le dé al Ministerio Público Fiscal, donde corresponde por ley, la información en tiempo y forma para intentar esclarecerlos. Sin embargo, la tarea del Gobierno es prevenir el delito. Cuando se llega tarde es el Poder Judicial el que debe sancionar al responsable y el Ejecutivo solo tiene que brindar el apoyo requerido. Para prevenirlo se debe abordar también las causas, y nosotros proponemos dos ejes transversales de políticas públicas: asfixia a las economías delictivas y la reducción de oportunidades para cometer delitos. La mayoría de los delitos tienen un claro contenido patrimonial. El intercambio de lo ilegal por dinero se hace a la vista del Estado durante el día en la Ciudad y no es la Policía la responsable de asfixiar esos mercados de lo ilegal. Reducir oportunidades tiene que ver con las causas profundas que provocan la desigualdad. El lugar donde se nace condiciona dónde se vive y cómo se muere también en la Ciudad. Se tienen que equilibrar las oportunidades que brinda el Estado. La mala calidad de la salud y educación en los sectores más postergados de nuestra Ciudad generan oportunidades de ingreso a mundos evitables y adicciones que matan en una Ciudad que no las previene ni reduce el daño que provocan. También es reducir oportunidades para cometer delitos el uso de manera eficaz de los recursos no policiales, en ocasiones mejorar una luminaria, una loma de burro en una calle o que la escuela esté más cerca de tu casa es lo necesario, y la Ciudad más rica del país tiene recursos suficientes para esta tarea.
–¿Cuáles son sus tres principales iniciativas que impulsará en la Legislatura porteña?
–La tres primeros proyectos que impulsaré, luego de tratar de consensuarlos con la mayor cantidad de sectores posibles, son el de la implementación del juicio por jurados en la Ciudad; el de la asistencia integral a la víctima, y el de sistema de estímulos para el personal de la Policía de la Ciudad. También considero esencial la sanción de una ley de educación que le dé marco al sistema de enseñanza en la Ciudad y que sea fruto de un acuerdo tan amplio como el que logramos para la Ley de Seguridad.