Las elecciones legislativas 2017 no sólo dejaron un triunfo apabullante y la consolidación de Cambiemos en todo el país sino que también dieron lugar a la consagración de la estrategia y pusieron bajo las luces de todos el rol de los armadores políticos de nueva generación.
“A la vieja política le llego la obsolescencia programa”, se escucho murmurar a uno de los fervorosos ganadores de la noche del 22 de octubre en el búnker amarillo. Se refería a que el armado tradicional, típico del PJ, se volvió obsoleto, inútil y no tiene renovación e indirectamente dejaba entrever la derrota de quienes en estos dos años vinieron a proponer pactos y acuerdos de gobernabilidad y tuvieron que ver la victoria en el cómodo living de sus casas de fin de semana.
Detrás de las líneas de mando que ocupan el Presidente Mauricio Macri y los jefes de Ciudad y Provincia Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, están los generales del triunfo.
Para el jefe de Gabinete Marcos Peña significo un paso más en su desafío de pintar de amarillo el país usando las nuevas tecnologías, el contacto directo, la participación ciudadana, el mensaje vacío, despolitizado y repetitivo de unión de los argentinos y el cambio. “Es un metódico que no cree en los pactos electorales Old School que tanto les gusta a los caciques”, repiten en su entorno. Algo de razón tienen teniendo en cuenta que en la Provincia de Buenos Aires, bastión de los jeques territoriales, cada vez quedan menos municipios del Conurbano que no sean de Cambiemos.
Para el vicejefe de Gobierno Diego Santilli fue hacerse cargo de una bomba de tiempo y transformarla, durante casi toda la campaña, en un huracán manso, cariñoso con el vecino, cercano a sus necesidades, humanizado y con conocimiento de la gestión, punto fuerte de la Ciudad con un reconocimiento superior al 60 por ciento. Fue la mejor elección de la historia porteña para un candidato, Elisa Carrió no sólo quebró todos los techos sino que enterro definitivamente las aspiraciones del candidato de Evolución Martin Lousteau, un objetivo que aparecía como meta secundaria del Jefe de Campaña de Vamos Juntos y de todo el espacio. Bien logrado.
Y finalmente, la consagración del jefe de Gabinete bonaerense Federico Salvai. El esposo de la ministra de Desarrollo nacional Carolina Stanley y hombre de bajo perfil logró dar vuelta una elección contra el rival de mayor envergadura y nivel de conocimiento de la Argentina, la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner. Como resultado fortaleció la imagen de la figura política de mejor valoración del país, la gobernadora Vidal, y se afianzo como el hombre fuerte del armado provincial.
El clima político está allanado de cara a los próximos dos años, si la economía acompaña, quizás sobrevuelen 6 años de macrismo explicito para todos y todas.