El Gobierno tuvo que transpirar y mucho para cerrar el acuerdo fiscal de este jueves con los gobernadores. Es cierto, todavía está negociando con San Luis, el único que todavía no le puso el gancho, pero esta tarde el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, intentará destrabar el asunto con Carlos Ponce, el vicegobernador puntano, el único que no levantara la mano hoy en el Salón Eva Perón para regalarle un triunfo total a la administración de Mauricio Macri.
Lo dicen en voz alta los gobernadores: el acuerdo tuvo aportes de ambos lados del mostrador, pero fue Frigerio quien tuvo que articular entre las tensiones y mediar cuando hasta ayer parecía “empantanado”, como decían algunos antes de la reunión en el Consejo Federal de Inversiones, donde casi todos los gobernadores se atrincheraron para repasar tema por tema y acordar una estrategia común para la reunión de hoy con el Gobierno.
“Ayer no pensábamos que fuera a ir Frigerio a nuestra reunión, porque es algo inusual que un ministro acceda a esto, cuando él podría habernos dicho que fuéramos nosotros a verlo a él. Sin embargo, fue a donde estábamos reunidos, y discutimos punto por punto las modificaciones”, sostuvo Roxana Bertone, mandataria de Tierra del Fuego, en diálogo con Noticias Urbanas.
Incluso hoy, dos horas antes del encuentro formal, los gobernadores llegaron a Casa Rosada para seguir definiendo algunos puntos que dificultaban el acuerdo y lograron “modificaciones” que fueron “el fruto del acuerdo” que hoy firmaron con el presidente Mauricio Macri, a quien habían visto hace una semana para empezar a delinear un acuerdo que hoy el Gobierno festeja y mucho.
Hoy, en la reunión con los ministros Nicolás Dujovne (Hacienda) y Frigerio (Interior) hubo un quiebre que paralizó todo: uno de los gobernadores tomó la posta y pidió que levantaran la mano todos los gobernadores que ya estuvieran decididos a firmar, pero hubo dos que, justo estaban sentados uno al lado del otro, que se resistieron: el santafesino Miguel Lifschitz y Carlos Ponce, el vicegobernador y emisario de Alberto Rodríguez Saá.
Hubo un parate y finalmente Lifschitz logró introducir una cláusula dentro del acuerdo, en el que el Gobierno no solamente se compromete a abonarle en bonos los fondos de coparticipación adeudados y por los que la Corte Suprema de Justicia ya le había dado la razón, sino que además quedaba expresamente firmado “el compromiso” del resto de las provincias para que eso sucediera.
San Luis decidió no acompañar con su firma, pero por estas horas sigue negociando. “Hay tiempo para que firmen”, le dijo Frigerio a Noticias Urbanas, cuando salía de la conferencia en el Salón de los Pueblos Originarios y se iba directo a su despacho de la planta baja de la Casa Rosada.
Un rato después, Ponce confirmaba que había sido convocado por Frigerio para las 18.30 y que esperaban entonces poder llegar a un acuerdo. El reclamo puntano es parecido al de Santa Fe: quiere la totalidad de los fondos coparticipables adeudados, y no precisamente en bonos, y además saca chapa de que su provincia no tiene problemas fiscales, como sí lo tienen otras que son asistidas habitualmente por la Rosada con aportes del tesoro nacional, por ejemplo.
“En total representan 32 mil millones de pesos”, señaló Ponce, en diálogo con Noticias Urbanas, y explicó que no podían firmar este acuerdo, cuando “a la provincia de Buenos Aires le acomodaron las cuentas y hoy se está llevando los 65 mil pesos que reclamaba por el Fondo del Conurbano”.
“San Luis hace mucho tiempo que tiene un equilibrio fiscal y tiene sus cuentas ordenadas con mucha responsabilidad. Pareciera ser que a San Luis por hacer bien los deberes, lo castigan”, dijo Ponce, que además habló sobre un “apriete” durante la reunión para que firmara.
“El apriete era que si no firmábamos la Provincia de Buenos Aires iba a venir contra San Luis. Fue una situación incómoda”, dijo, como para ponerle pimienta a la previa del encuentro que mantendrá con el ministro estrella de Macri, que espera poder lograr la foto perfecta: el gran acuerdo fiscal, con todos y todas.
