Parece una contradicción, pero el alejamiento, ayer, de dos diputados belicistas de su bloque para manifestar que votarán a la Alianza en octubre, no le soluciona a Aníbal Ibarra los serios problemas de gobernabilidad que le produce el mapa de la Legislatura porteña.
Ahora las bancadas llegan a una veintena, sobre 60 legisladores que conforman el cuerpo, y la Alianza que gobierna la ciudad, no logra arrimarse a la mayoría propia, producto de una atomización que la propia coalición alimentó para que Ibarra llegara a la jefatura de gobierno. Para sumar votos en el 2000, prestó la fórmula a cuatro partidos chicos, que hoy no le son fieles. como ejemplo está la Ucedé, el monobloque de Julio Crespo Campos quien se ganó su butaca legislativa atado a la dupla Ibarra-Felgueras, pero para octubre próximo es candidato a diputado nacional en la lista del PJ-cavallismo.
A eso se agregó la falta del requisito de un mínimo de votos para acceder a un escaño y el propio desgranamiento de la coalición como producto de la política del gobierno nacional, que en la Legislatura se tradujo en un nuevo bloque del ARI (Alternativa por una República de Iguales) y el alejamiento de la bancada de la frepasista Beatriz Baltroc, de la línea Liliana Chiernawosky, esposa de Chacho Alvarez y vicejefa de gabinete de Ibarra.
Al ejecutivo porteño se le dificultan así las sanciones de todo tipo de normas, como ahora el trazado de las líneas de subterráneos y le complicará o casi imposibilitará- la ley de comunas, entre otras más y menos importantes.
Acostumbrada a imponer su voluntad, cuando tenia quórum propio en la anterior Legislatura, la Alianza no logró reunir en la actual, las 31 adhesiones permanentes que suman mayoría simple y mucho más complicado serán las mayorías especiales de 40 como en el caso de los subtes, a pesar de seguir teniendo el bloque más numeroso, con 21 legisladores, pero insuficiente.
Debería Ibarra hacer comprender a los legisladores que comandan su bancada, quizá, que más que forzar el abroquelamiento tendrían que permitir el disenso para luego sumar, pero eso no parece posible en la mente de algunos frepasistas, que se mortifican con la representación de las minorías ( casi 30% de los diputados ingresaron con menos de 3% de votos) y aspiran a eliminarlas con una ley que establezca para el futuro el piso electoral, pero que, obviamente, no podrían votarla ahora.