Hace dos años que Eduardo Macchiavelli está al frente del Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad de Buenos Aires. Llegó a ese puesto tras una larga trayectoria en el distrito. En 2007 trabajó como subsecretario de Control de Gestión y desde el 2011 pasó al frente de la Secretaría de Gestión Comunal y Atención Ciudadana. Así, el hombre que conoce cada esquina de la Ciudad recibió a Noticias Urbanas para contar en qué se invertirá el presupuesto de su cartera, previsto en 26.829.407.952 pesos.
Durante la entrevista habló sobre las obras “que nadie ve” pero que “mejoran la calidad de la Ciudad” y sobre el problema de los cortes de luz, sobre el que proyectó una notable reducción para este año basado en una reducción real del pasado verano.
Con la mirada puesta en fomentar una Ciudad “verde, sustentable y a escala humana”, el ministro dice que la “velocidad de las obras” se debe a que desde 2015 la coincidencia de colores políticos entre Nación y Ciudad permitió resolver temas que “antes llevaban años”.
–El jueves 16 se aprobó en la Legislatura la creación de “un nuevo régimen para la gestión, administración y fiscalización de permisos de aperturas y/o roturas en la vía pública”, ¿de qué se trata?
–En principio, creamos una figura del guardián de veredas para solucionar un gris que antes había en el caso de que no fuera el propietario o inquilino del espacio dañado, por lo que siempre quedaba difusa la responsabilidad. Por ejemplo, vos tenés un local, se lo alquilás a alguien que pone un taller mecánico y destroza la vereda porque sube coches todo el día. ¿De quién es la responsabilidad? Tal como estaba redactada la ley, era del dueño; pero, en realidad, la responsabilidad fáctica es del que tiene el taller. Entonces, hicimos que el tenedor del bien sea el responsable de mantener la vereda. Hay tres proyectos que forman parte de la intención de regular las veredas, donde después de muchos años tenemos a todas las empresas de servicios públicos ligadas a un programa de inversión muy ambicioso que hace que los cortes de luz, por ejemplo, hayan bajado a la mitad. Y esperamos que en el verano de 2018 vuelva a bajar. La contracara de eso es que pasó de haber 250 solicitudes de permisos de apertura por día a 800. Empezamos a ver que hay mucha re-rotura. Rompen, y a los 15 días vuelven a romper. Por eso necesitamos supervisar que se abran y se cierren correctamente las veredas y que el personal esté calificado. La tasa de gasto no será la misma para la primera que para la novena apertura, eso tiene que tener su sanción. Hoy tenemos diez mil aperturas anuales por arreglos mal hechos, que se podrían evitar si se hiciera bien el trabajo. Tenemos que empezar a prestar atención a eso, por lo que vamos a armar un registro de empresas habilitadas para trabajar en la vía pública con un sistema de scoring, que tiene que ver con el cumplimiento de las normativas y las buenas prácticas en la construcción, con que tengan su personal en blanco, que usen elementos de seguridad y señalicen bien el corte, etcétera. Y, en el caso de repetidas infracciones, se les quitará el registro para operar en la Ciudad. Solo eliminar este problema, que es una fracción del problema general, le representaría a las empresas de servicios públicos 45 millones de ahorro de pesos por año, y a los vecinos, 10 mil huecos menos.
–¿De esta tarea se encargará su ministerio o lo harán las comunas por la transferencia de competencias?
–Las comunas van a seguir haciendo arreglos de veredas relacionados con los cortes de raíces. Más allá de eso, también participan en el proceso de planificación y control dentro de la temática de las veredas. La gente ahora puede denunciar las roturas a través de la app BA 147 y, además, yo hablo todo el tiempo con los presidentes de las comunas, que me mantienen al tanto de lo que pasa en sus distritos. Hagamos una simple cuenta: 800 permisos por día, son unos 24 mil por mes, son 200 mil permisos anuales; la Ciudad tiene 303 mil frentes, por lo cual, si se repartieran homogéneamente, significaría que dos de cada tres frentes de la Ciudad van a tener, como mínimo, un agujero por año. La magnitud es muy grande, es por eso que necesitamos incorporar gente y mejorar su perfil profesional, incorporar tecnología, cambiar normativas, profesionalizar a las empresas, un abanico de medidas para ordenar esta situación.
–En cuanto al Presupuesto 2018, su ministerio tiene un 18% más que el año anterior, del cual proyecta destinar un 35% a inversiones y un 16% a gastos corrientes. ¿Cuáles son los ejes importantes para definir el destino de este monto?
–Tenemos dos grandes objetivos. Uno tiene que ver con seguir construyendo una Ciudad sustentable, con un uso racional de los recursos, donde podamos conjugar las necesidades de desarrollo que tiene la Ciudad con la cuestión ambiental. Tomamos el compromiso en el marco de la Conferencia Mundial de Cambio Climático de reducir la huella de carbono para 2050. En este sentido, vamos a priorizar aquellos proyectos que sean concordantes con el concepto de economía circular, y ya tenemos varias cosas que están funcionando en esa línea: las vallas de obras de plástico que se empezamos a disponer, muchas son hechas con materiales reciclables. Incluso el mobiliario urbano que está puesto en la Reserva Ecológica es de plástico reciclable, al igual que las tapas de sumideros en la 1-11-14, y progresivamente vamos a ir reemplazando todas en el resto de la Ciudad a medida que se vayan rompiendo. A partir del mes que viene, el 9% de la materia prima con la que se fabrican las baldosas va a ser con vidrio recuperado de los puntos verdes. El 10% del asfalto, desde enero, va a ser hecho con caucho recuperado de neumáticos. En este marco, todo lo que hacemos en mejorar la separación de la basura y materiales reciclables tienen una absoluta prioridad. Nosotros, a principios de 2016, teníamos más o menos 330 toneladas por día de material seco recuperado; el mes pasado llegamos a 517, y vamos creciendo. Nos pusimos una meta de llegar a 600 toneladas por día para fines de 2018. Yo creo que vamos a llegar mucho antes. Y a 800 toneladas por día para finales de 2019.
–¿Cómo se concientiza al porteño de esta cultura del reciclaje?
–Es una cadena de acciones que tenemos que ir generando, donde lo más importante es el cambio en la mentalidad de cada uno de nosotros. Hoy estamos incorporando maquinarias, plantas. Inauguramos una planta de separación automatizada hace pocos meses, y en ese centro verde triplicamos la producción. Y estamos construyendo dos más, con lo que estamos generando la capacidad de procesamiento. Necesitamos que las cooperativas de recolección funcionen cada vez más y mejor. Antes que eso, necesitamos que los encargados de los edificios, que cobijan al 70% de la población que vive en la Ciudad, nos entreguen la basura diferenciada, que pongan la bolsa negra en el contenedor y le entreguen a una cooperativa el material de reciclaje. Y yendo un eslabón más atrás, que cada uno de nosotros en nuestra casa tengamos dos tachos de basura. Venimos de un punto cero hace cuatro años, así que igual siento que venimos bien. Estos procesos nunca duran menos de diez años.
–¿Y de qué trata el segundo objetivo?
–El segundo gran eje tiene que ver con seguir construyendo una Ciudad a escala humana, con más y mejores espacios públicos, donde se privilegie la movilidad a pie o en bicicleta por encima del auto y donde el transporte público sea cada vez más y mejor. Y en ese aspecto estamos generando un montón de acciones. Anunciamos un plan para incorporar 110 nuevas hectáreas de espacios verdes de 2015 a 2019, y, el año pasado, incorporamos 20. Este año vamos a cerrar con 17 nuevas hectáreas, y el que viene tenemos un gran salto porque se terminan varias obras que suman mucho, como el Paseo del Bajo, el Parque del Bajo, el Parque de la Estación, la Manzana 66, por lo que vamos a llegar a 2019 habiendo incorporado 110 nuevas hectáreas de espacios verdes, que es, por lejos, la mayor incorporación de espacios verdes del último siglo. También priorizamos las zonas peatonales, como hicimos este año, como los centros de transbordo, y hay un montón de obras relacionadas con ese concepto.
–Dado que 35% del presupuesto obtenido se destinará a inversiones, ¿cuáles son las grandes obras que tienen planificadas para el año que viene?
–Hay inversiones en el sentido amplio, no son solamente obras, pero hay mucho puesto en veredas, mucho en seguir extendiendo y mejorando los conductos pluviales. Estamos haciendo toda la mejora del viaducto de Retiro, que va a ayudar a evitar inundaciones en la zona de Libertador y 9 de Julio. Estamos limpiando ya con un protocolo muy aceitado los aliviadores del Maldonado y varios arroyos. Se están instalando conductos nuevos en la zona de la Comuna 8, mejorando la desembocadura del arroyo Cildáñez, avanzando con la obra del techado del Sarmiento, que está en plena ejecución, y se están haciendo un montón de obras pluviales muy importantes. Se sigue con el arreglo de parques y plazas, se invierte en terminar la instalación de luminarias led de toda la Ciudad. Va a ser la primera gran Ciudad del mundo en tener el 100% de su alumbrado con tecnología led. Y en marzo del año que viene terminaremos de poner rampas en todas las esquinas de la Ciudad.
–¿A qué adjudica el amplio triunfo del Pro en la Ciudad?
–Creo que lo que pasó en las elecciones fue una síntesis de tres situaciones. Por un lado, la candidata formidable que tuvimos, que expresa el aire de cambio propuesto. Por el otro, la gestión nacional y la alta valoración que tiene Mauricio Macri en la Ciudad y que se sigue sosteniendo. Y tercero es que hay un equipo al frente de la Ciudad que continúa lo que hizo el anterior gobierno y que, en muchos casos, gracias a poder trabajar en conjunto con el Gobierno nacional, hemos resuelto situaciones que anteriormente no se pudieron resolver. Muchas cosas que hoy suceden muy rápido, como la urbanización de villas o la creación de la Policía de la Ciudad, antes llevaban años de discusión. Nosotros tuvimos siete años parada la obra de la extensión de la autopista Illia por no correr un monolito 70 metros, algo que hoy ocurre en una semana, porque el Gobierno nacional anterior, literalmente, no atendía el teléfono. Yo me siento muy satisfecho de haber sacado del imaginario colectivo que las obras se hacen para las elecciones. Hoy ves la Ciudad que está estallada de obras y que seguirá así porque tenemos muchísimas cosas para hacer, y no hay ninguna elección en el horizonte cercano. Incluso, todas las obras que hicimos a nivel pluvial, que se vienen haciendo hace dos o tres años, son enormes y no se ven.
–¿Cuánto turismo mueven los eventos especiales de entretenimiento que genera la Ciudad?
–El otro día nos mostraba la gente del Ente de Turismo unas estadísticas del primer semestre. Nos contaban que el turismo local había crecido un 4%, y el internacional, un 6%, que es un montón. Pero a mí no solo me importa el turismo que venga de afuera, sino los movimientos internos dentro del Área Metropolitana. Yo creo que ha ocurrido un cambio muy importante en los últimos años, que tiene que ver con cómo se comporta la Ciudad los fines de semana. Hoy la Panamericana los fines de semana, mano a Capital, está repleta. Hay mucha gente que viene especialmente a la Ciudad a pasar el fin de semana. Hasta los parques están repletos de gente. Y creo que esto tiene que ver con que le estamos poniendo mucho foco a eso, a generar una Ciudad con espacios de disfrute y con escala humana. Todo el tiempo estamos generando, además, actividades gratuitas en los espacios públicos. El crecimiento de visitantes a la Ciudad del año pasado con respecto al anterior creció un 20%, y este año crecerá otro 20%. Vamos a cerrar llegando casi al millón y medio de visitantes.
–¿Las obras de urbanización se harán en todas las villas de la Ciudad?
–Tenemos el foco puesto en cuatro barrios y ahora se agregó un quinto. Eran el Barrio 31, la villa Rodrigo Bueno, la Fraga y la Villa 20, donde se presentaron planes, se consensuaron con los vecinos, y en los cuatro ya hay obras. Adicionalmente, se iniciaron obras también en la 1-11-14, donde hoy estamos trabajando en tendido de cloacas, agua potable, alumbrado led, poniendo contenedores y trabajando sobre el cableado aéreo. Nuestra expectativa es que para 2019, cuatro de ellos ya dejen de ser villas, en el sentido estricto, y empiecen a ser barrios. Estuve el jueves 16 a la mañana caminando por el Barrio 31 y es abrumadora la cantidad de gente del Gobierno que está trabajando ahí. En el Barrio 20, la construcción de viviendas se está avanzando a una velocidad increíble. Ahí tuvimos que hacer una remediación del suelo, porque llegamos a tener 12 mil autos abandonados en ese lugar, hubo que trasladarlos, compactarlos y recomponer el suelo, ya que por décadas allí cayeron fluidos que contaminan mucho.
–¿Se proyecta algún metrobús para el año que viene?
–No. Está en carpeta el estudio que se inició, que lo lleva adelante Tránsito, del par Independencia y San Juan. Y estamos por lanzar la segunda etapa del Metrobús del Bajo.
–¿Qué trabajos se vienen haciendo en materia de contaminación ambiental?
–Estamos todo el tiempo trabajando en medir la calidad del aire y estamos terminando el mapa del ruido, para en marzo o abril presentar un plan de mitigación. El metrobús en sí mismo tiene que ver con la mitigación de la contaminación acústica y ambiental, ya que contamina mucho menos que los colectivos sueltos. Y creo que este es un punto muy importante porque los indicadores son cada vez peores: aumento de la contaminación sonora, empeoramiento de la calidad del aire, del agua, aumento de temperatura y un 30% de incremento de precipitaciones. No es casual el volumen gigantesco de inundaciones que está habiendo en la Argentina. En la Ciudad, por suerte, la estamos piloteando bien, pero la verdad es que nos estamos enfrentando a fenómenos nuevos. Hoy ocurre algo en la Ciudad que no ocurría diez años atrás: que se cae el cielo acá y a 20 cuadras no llueve. Eso es propio de un clima tropical. Por otro lado, tuvimos el invierno más cálido de la historia de la Ciudad, y vamos camino a tener un verano sofocante. Nos estamos convirtiendo en una ciudad subtropical, y eso requiere de medidas urgentes de nuestra parte. Entonces tenemos que generar energías alternativas, renovables, un montón de cosas. Y esto de hacer una Ciudad con escala humana tiene mucho que ver con esto también. Nosotros queremos que cada vez se use menos el auto. Es una cuestión de necesidad y no de capricho. En las ciudades más millonarias del mundo a nadie se le ocurre llegar a su oficina en auto, todos llegan en subte. Tenemos que cambiar nuestra cultura, donde el auto sigue siendo un símbolo de estatus y poder. Tenemos que empezar a usar más la bici y caminar. Hacer un esfuerzo consciente para entender que tenemos que tomar en serio la cuestión ambiental.