Volvió sobre sus pasos. Durante el fin de semana, la abogada de Cristina Fernández de Kirrchner había dicho que no apelarían el procesamiento dictado el jueves por el juez federal Claudio Bonadío en la causa por el memorándum con Irán. Sin embargo, sucedió todo lo contrario.
La senadora nacional apeló ante Bonadio su procesamiento por traición a la Patria, encubrimiento agravado y estorbo de un acto funcional, todo vinculado al pacto con Irán como supuesto beneficio para los acusados del atentado de la AMIA.
“Se trata de un procesamiento arbitrario donde el juez se arroga el papel de desequilibrado legislador y no se siente limitado por el orden jurídico. Y en donde por lo demás se construye aviesamente una hipótesis acusatoria con el único fin de aplicar a nuestros asistidos la calificación legal más insólita. El caso de la imputación por traición a la patria, sobre el que se volverá, es el más grave ejemplo”, fue lo primero que planteó la ex Presidenta en su apelación.
La exmandataria señaló en su apelación que es “falso que el memorando haya obstaculizado la actuación de la Justicia ni estorbado o impedido el ejercicio de ninguna función pública que persiguiera esos fines”.
Para refutar el planteo de Bonadio sobre que el Pacto con Irán fue “el medio escogido para mejorar la situación de las personas señaladas por la justicia argentina como responsables del atentado a la sede de la AMIA”, la senadora indicó que el responsable de las relaciones externas de la Nación, “es el titular del Poder Ejecutivo y sólo éste, en forma directa o a través del Sr. Canciller, se encuentra facultado para requerir a un estado extranjero que cumpla con su deber en la lucha contra el flagelo del terrorismo”.
Así, Cristina planteó que dicha atribución “excede holgadamente las funciones propias de un juez” y que “ejercerlas implicaría una indebida intervención en el manejo de las relaciones internacionales de la República que por mandato constitucional son propias del poder ejecutivo”.