En su viaje a Mar del Plata, la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal se topó con un grupo de guardavidas que reclamaba la incorporación de cuatro compañeros para cubrir puestos en playas locales cortando la calle por donde debía pasar.
Vidal entonces se bajó del auto y los encaró. Les exigió que despejen la vía pública y cuestionó su forma de vincularse con ella, si es que pretendían una posterior reunión con ella.
“¿A ustedes les parece que esta violencia es la manera? ¿Me tengo que bajar del auto para que esto no suceda?”, le dijo al titular del gremio, Néstor Nardone, que intentaba explicarle que no pudo contener a los afiliados que se cruzaron una y otra vez para cerrar el paso y a punto estuvieron de un roce más intenso con los policías que intentaban poner orden a la situación.