La imagen presidencial en el exterior goza de buena salud, eso está claro. El mundo, que vio con buenos ojos su llegada al poder y aplaude el reformismo permanente prometido por Mauricio Macri, nos ofrece una cosecha con gusto a poco. Su reciente gira por el exterior, con escalas en Rusia, Suiza y Francia, tampoco ha decantado ni en acuerdos destacados ni, mucho menos, en el pronóstico de una lluvia de inversiones con la que, hasta ahora, el primer mandatario solamente ha fabricado esperanza doméstica y ganado tiempo.
Su paso por Moscú tuvo gusto a poco a nivel comercial, aunque desde lo político, su relación con su par ruso, Vladímir Putin, atraviesa un buen momento de entendimiento y mayor cercanía, más aún desde que hace unos meses mantuvieron una conversación telefónica que se tradujo en el importante apoyo de ese país en la búsqueda del submarino ARA San Juan, a la que aportó un buque oceanográfico que todavía sigue operando en aguas argentinas, pese a que el resto de los países que habían prestado su cooperación decidieran retirarla una vez desechadas las posibilidades de encontrar a la tripulación con vida.
Además, en un episodio que la Cancillería preferiría desterrar de la historia, cuando Macri conoció a Putin le hizo una chicana futbolera sobre el próximo Mundial que intentará conquistar Lionel Messi, pero su colega pensó que le estaba tomando el pelo. Tras este nuevo encuentro, ahora en el Kremlin, el Gobierno salió a conquistar las tapas de los diarios otra vez con el fútbol. Putin invitó formalmente a Macri a la apertura del Mundial de Fútbol y hasta se animó a decir que el Seleccionado argentino era “uno de los favoritos” para quedarse con el trofeo.
Sin embargo, ambos estaban firmando un acuerdo de cooperación, aunque en lo fáctico se trató de poner por escrito el diagnóstico y las expresiones de deseo de fortalecer el intercambio comercial. Ambos entienden que, por las relaciones históricas entre ambas naciones, el flujo comercial tiene que ir en aumento. “Recordemos que la mayor parte de las centrales hidroeléctricas argentinas tienen turbinas rusas. Quieren volver a vender turbinas en los nuevos proyectos y hacer la puesta a punto de las actuales”, explicó Macri, al trazar un balance sobre su paso por Rusia. Putin, en tanto, sostuvo que el argentino “pudo ver con sus propios ojos que nuestros empresarios están muy interesados en cooperar con sus socios argentinos, prestando tecnologías seguras y eficientes”. Una apuesta al futuro.
Y esa misma sensación tuvo su paso por Suiza, adonde llegó desde Rusia para mantener una serie de audiencias con líderes de empresas internacionales y disertar ante el Foro Económico Mundial. Lo más concreto que se llevó fue el anuncio de Goldcorp, que invertirá 750 millones de dólares en Cerro Negro, un yacimiento minero de la provincia de Santa Cruz. Con el objetivo de cultivar mejores relaciones con el sector privado, el primer mandatario se entrevistó con directivos de PepsiCo, Pan American Silver, Cisco Systems, Maersk y Statoil, todas firmas que ya cuentan con inversiones en el país y que tienen interés en incrementarlas o en participar de nuevos negocios. Otra vez, una apuesta al futuro.
De los tres destinos que tuvo su primera gira internacional del año, la expectativa mayor recaía en su encuentro con el presidente francés, Emmanuel Macron, a quien esperaba convencer para destrabar la alianza comercial entre el Mercosur y la Unión Europea. “El diálogo mantenido puso de manifiesto que Francia considera conveniente y que es un objetivo estratégico avanzar lo más pronto posible hacia un acuerdo político entre los dos bloques, el Mercosur y la Unión Europea”, resumió el canciller argentino, Jorge Faurie.
Todavía resta un capítulo importante en esa crucial negociación, que se escribirá en la reunión de la UE en Bruselas. Allí se definirá si es posible o no alcanzar un acuerdo de esas características. Los cancilleres del Mercosur apostarán en esa reunión interministerial a defender sus fundamentos y elaborar con sus pares europeos “un trabajo técnico para alcanzar propuestas y resultados que contemplen y atiendan las inquietudes de ambas partes”.
Macron es uno de los que anhelan la alianza entre el Mercosur y la Unión Europea, pero debe lidiar en su frente interno con la resistencia de los agricultores franceses, que son los que hoy traban la alianza comercial. También en París, Macri mantuvo un encuentro con directivos agrupados en el Movimiento de Empresas de Francia, que nuclea principalmente a pequeñas y medianas empresas, que “confían en el camino que ha tomado la Argentina y perciben coherencia entre lo que se dice y las políticas que lleva a cabo nuestro Gobierno”, dijo el ministro argentino, resumiendo una mirada que comparten otros empresarios y líderes del mundo.
Es cierto que la llegada de Macri a la Casa Rosada ha impulsado una política exterior de cercanía con el mundo, que ha decantado en reuniones bilaterales y en visitas históricas tanto aquí como afuera, pero también es verdad que el exceso de confianza por el mediano plazo argentino no ha resultado en las inversiones tan esperadas y anunciadas por esta administración. Al formular un balance sobre su reciente viaje, el Presidente destacó que en Davos se llevó “el gran respeto” por el “nuevo posicionamiento de la Argentina en el mundo” y que “no por nada, nos dieron la presidencia del G20”.
También destacó que tanto Macron como la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente de los Países Bajos, Mark Rutte, ratificaron su apoyo en Davos para que la Argentina ingrese en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en lo que sería un “paso muy importante de integración”.
“La Argentina está número uno para entrar en la organización, y eso será otro paso muy importante de integración y también de compromiso nuestro, porque hay una cantidad de buenas prácticas a las cuales nos estamos comprometiendo y que ya comenzamos a implementar”, dijo el primer mandatario durante un diálogo con periodistas argentinos que cubrieron su actividad parisina y que reprodujeron algunos medios nacionales.
Macri sabe que el mundo valora su combate a la inflación y cree en el sinceramiento de la economía argentina, y considera que el ingreso a la OCDE, que recomienda una “serie de buenas prácticas” a sus países miembros, terminará de certificar y garantizar la perspectiva que el mundo tiene sobre la Argentina.