El Malba presentará a partir de mañana- según informó la agencia Telam- una megamuestra con obras producidas por artistas de 26 países que se adentran en la construcción de las distintas identidades culturales de nuestro continente. La exposición podrá visitarse hasta el 17 de febrero, en Avenida Figueroa Alcorta 3415.
La exhibición, coordinada por Kevin Power y Fernando Castro en colaboración con otros nueve curadores de la región, se presenta como una mirada crítica sobre la cultura iberoamericana de fines de siglo estructurada a partir de lo que el crítico norteamericano Frederik Jameson denominó "política de la diferencia".
Este concepto, acuñado a fines de los 70 por el autor de "La posmodernidad", toma en cuenta los movimientos de liberación sexual, el feminismo y lo que se denominó ambiguamente "la otredad", una manera para referirse a lo diferente sin resultar peyorativo.
En los 90, territorio explorado en esta muestra, los artistas tratan temas como la construcción de la identidad y de la memoria, la relación entre identidad y memoria, la importancia de los subjetivo y la relación con el cuerpo.
El nuevo espectro temático está acompañado también por una renovación en los medios y las prácticas: el repertorio está conformado por instalaciones, fotografías, pinturas, videos, objetos e imágenes digitales, en una puesta que contribuye a la disolución de las fronteras entre los géneros tradicionales.
"Políticas de la diferencia. Arte iberoamericano fin de siglo" ofrecerá trabajos de 110 artistas de países como la Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Haití, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay, Venezuela y las comunidades hispanas radicadas en Estados Unidos, entre otros.
Por el lado de nuestro país, los artistas seleccionados para participar son Marcos López, Nicola Costantino, Jorge Gumier Maier, Fabio Kacero, Leandro Erlich y Ar Detroy.
La exposición estará organizada en torno a cinco ejes temáticos: "El lenguaje del cuerpo", "Identidad, historia y memoria", "Voces de mujer", "Problemas sociales contextuales" y "Retorno a la subjetividad".
Si bien los curadores respetaron la singularidad de cada región, también se preocuparon por resaltar los nexos comunes: la marginalidad y la pobreza, la globalización y los sistemas de poder, la dolarización, el narcotráfico y la violencia, entre otros temas.
Otro rasgo vinculante es la presencia de las mujeres, cuyos trabajos se presentan con mayor consistencia e integridad que el de los hombres. No se trata, sin embargo, de obras definibles desde algún feminismo posible.
Por último, dentro de las coincidencias cabe mencionar la aparición de "nuevas subjetividades", signadas por una apertura de registros que implican una ruptura radical con los discursos dominantes en los 70, articulados a través de actitudes post-conceptualistas.
Las obras presentadas se emplazan ante los infortunios heredados de la dictadura: la corrupción y la miseria, los graves conflictos sociales, los desajustes estatales y otras tantas adversidades que intentan maquillar los discursos conciliadores de la transición.
Si las décadas del 60 y 70 están dominadas por las dictaduras y los movimientos de liberación -fenómenos que dieron lugar a un arte de corte expresionista y políticamente comprometido-, los 80 y los 90 están dominados por la globalización, el neoliberalismo, el narcotráfico y las olas inmigratorias.
Según Power, "estas nuevas propuestas ya no buscan impugnar el sistema o resistir sus señales, sino recobrar la densidad de los signos achatados por la lógica del consumo, reinscribir momentos de una historia sustraída, habilitar nuevos escenarios de autoafirmación y confrontación, y controvertir los lindes de la experiencia colectiva".