Desde diciembre al Frente Grande le sobrevuela el fantasma de las diferencias internas. En esa ocasión, en el Congreso partidario, fracasaron las propuestas sintetizadas y tras la proclamación de Aníbal Ibarra como presidente del partido, se pasó a cuarto intermedio hasta el 26 de marzo -al menos eso se dijo en aquella ocasión-, cuando volverán a verse las caras. Con ese motivo es que el "flaco" reunió a la tropa, para que la sangre ese día no llegue al río.
Al sindicato del Calzado llegaron después del mediodía Vilma Ibarra, Eduardo Sigal, Alejandro Mosquera, Oscar Laborde, Ariel Schifrin, Fernando Melillo, la novel legisladora porteña Laura Moresi y un número importante de funcionarios porteños, encabezados por el jefe de Gabinete, Raúl Fernández . No concurrieron a la cita ni los chachistas, como Irma Parentela, ni los seguidores de Darío Alesandro, hoy más cercanos al gobierno nacional.Tampoco -salvo Moresi- dijeron presente los legisladores de la ciudad encabezados por su titular, Marcelo Vensentini.
"No es momento de dar pasos en falso" afirmó Ibarra, al tiempo que afirmó que "nosotros siempre fuimos frentistas, desde el FredeJuSo hasta ahora, no importa como nos llamemos de acá en más, lo que importa es que sigamos juntos y con los mismos ideales" concluyó, dejando abierta la puerta para el futuro.
Entre los que escuchaban, se distinguían nitidamente dos posturas: aquéllos que, liderados por Eduardo Sigal, promueven un acuerdo con el peronista santacruceño Néstor Kirchner y quienes, como la senadora Vilma Ibarra, vienen tejiendo a través del Interbloque parlamentario un acuerdo con el ARI de Elisa Carrió.
Si bien los dirigentes deliberaron hasta entrada la tarde, nada se avanzó entre estas dos posturas, que no parecen en estos momentos tener puntos de coincidencia. Un delegado pampeano intentó forzar "definiciones ya", pero estaba claro que ésa era la antitesis de la convocatoria. El objetivo era no hacer olas, a la espera de visualizar un escenario político más limpio y recién allí definir, en consonancia con el "frentismo" declamado, la nueva política de alianzas del Frente Grande, en la cual al radicalismo no lo quieren ver ni en figuritas.