Los taxis estacionados bordean la sede de la Jefatura de Gobierno porteña. La cola tiene dos cuadras de largo. Comienza Bolívar 1 y da la vuelta por avenida de Mayo hasta llegar a Perú. Es la una de la tarde y los taxistas se agolpan frente a la puerta lateral del palacio. Llegaron en caravana desde Corrientes y Cerrito, punto de reunión desde el cual partieron pasadas las 11.
"Le pedimos al gobierno de la Ciudad que baje los aranceles, que no paguemos más las patentes y que las fotomultas se terminen de una vez", manifiesta Alberto Clausen, representante de la Asociación Taxistas de Capital (ATC). Su reclamo es compartido por los miembros de las otras organizaciones del sector presentes en la protesta: el Sindicato de Conductores de Taxis (SCT), la Asociación de Pequeños y Medianos Propietarios de Taxis (Apymet) y el Sindicato Argentino de Trabajadores de Radiotaxis (SATRA). Todas las agrupaciones le apuntan a las autoridades porteñas y a SACTA, la empresa que fiscaliza el funcionamiento de los taxis y que es definida por los manifestantes como "un organismo, regenteado por el gobierno de la Ciudad, que tiene por único fin recaudar".
OÍDOS SORDOS
La protesta de los taxistas tuvo como objetivo reclamar por la eximición del pago de la patente, el fin del sistema de infracciones fotográficas, la obtención de un período de gracia de seis meses para el pago de los créditos por renovación de unidades en el Banco Ciudad (sin intereses ni costos adicionales), la ampliación de la vigencia de los coches de 10 a 14 años, la rebaja inmediata del 50 por ciento en los aranceles que les cobra SACTA, la puesta en marcha de medidas para resolver el problema del transporte ilegal y la derogación de la ley 667, considerada "injusta y expropiatoria" por las agrupaciones presentes. Al respecto de esta norma, más de un taxista explicó que "si te encuentran con algún papel vencido o con el auto manejado por tu esposa o por tu hijo, perdés la licencia".
"No hay con quien discutir", afirmó un miembro de ATC. El representante -que dijo llamarse Ernesto y prefirió mantener en reserva su apellido- sostuvo que el gobierno los recibió "muy pocas veces, solamente para esbozar excusas". "Y nunca hablamos con ningún funcionario de alta jerarquía", agregó.
"Ibarra, Fatala, Suárez Lastra y compañía nos miran sin que se les mueva un solo pelo, como si ellos no fueran corresponsables y cómplices de la situación en la que vivimos", expresa un volante que los taxistas repartieron durante la protesta.
"Ya no podemos trabajar más. Los coches se están deteriorando, las tarifas son muy pocas y los pasajeros no tienen más plata como para poder subsistir. Cuando le pedimos al gobierno que baje los aranceles, en cierta medida le estamos pidiendo también que coopere con el pueblo, ya que éste no tiene plata como para absorber otro aumento", afirmó, a su vez, Alberto Clausen.