Toda economía necesita un sistema financiero potente que incluya a la población no bancarizada y es en este marco que debemos aunar esfuerzos para trabajar en pos de una sólida y estable inclusión financiera. El hecho de que Argentina tenga un 50% de su población bancarizada se traduce en un gran desafío por delante y que debe ser abordado de manera integral.
Los desafíos a los que se enfrenta la inclusión financiera se presentan tanto del lado de la demanda como de la oferta. En el primer caso, existen varios factores que redundan en la exclusión de ciertos sectores de la sociedad del sistema formal. Puntualmente, aquellos que se desenvuelven en la economía informal y están acostumbrados a manejarse con efectivo, no encuentran una ventaja en la formalización ni un beneficio a futuro. En nuestro país el hecho de acceder a un Banco se asocia con estar formalizados, lo que se vincula directamente con la necesidad de contar con formalización impositiva y lo que repercute en una reducción de dinero disponible para el usuario final. El producto financiero termina siendo no deseado por el agente no bancarizado. Es en este contexto en el cual florece la necesidad de implementar un esquema de educación financiera a través de la cual se transmitan los beneficios y ventajas de abrir cuentas bancarias y operar en el sistema financiero formal.
Por otro lado, no queremos dejar de mencionar el principal obstáculo al que se enfrenta toda institución que decide brindar asistencia crediticia a sectores relegados, que tiene que ver con la existencia de información asimétrica, lo que se traduce en una escasez generalizada de datos respecto a nuestros potenciales clientes. Todos nuestros esfuerzos están en recabar la mayor y más nutrida cantidad de información respecto a la voluntad y capacidad de pago de nuestros clientes, intentando enfrentar a los problemas de selección adversa y riesgo moral latentes en toda economía. Para ello, creamos productos crediticios que nos permitan realizar evaluaciones de riesgo flexibles, blandas, y que cubran un análisis del individuo y su familia de manera integral.
El escenario para los próximos años en términos de inclusión financiera en el país se vislumbra con gran optimismo y se enmarca en un contexto en el cual tres factores claves promoverán el acceso y uso de servicios financieros en la población.
Economía digital
La economía moderna y el avance de la tecnología se conjugan para proponer un escenario en el que la digitalización de la economía juega un rol clave en la inclusión de los sectores no servidos por el sistema financiero. En la medida en que se digitaliza la economía, quien no está bancarizado tiene menos posibilidades de participar del nuevo mundo digital. Bajo la premisa de que en Argentina cada 2 personas hay 1 cuenta bancaria y 3 celulares, será necesario que las instituciones financieras adopten estrategias para realizar un abordaje digital y logren alcanzar una mayor penetración.
Marco Regulatorio
Durante los últimos años se han implementado políticas a nivel nacional que promovieron la inclusión financiera de sectores vulnerables, lo que allanó el terreno para nuestra acción diaria. La apertura de cuentas bancarias gratuitas solo con DNI, la eliminación de comisiones y gastos en ciertos productos a individuos y la habilitación para la incorporación de nuevos agentes en el mercado, como las fintechs, son algunas de las iniciativas que han permitido fomentar el acceso y uso de servicios financieros y expandir el alcance de los mismos.
Corresponsalías Bancarias
Si bien la Argentina no cuenta aún con la figura de corresponsalías bancarias, las tendencias en Latinoamérica demuestran que la habilitación de comercios y otras entidades no financieras como intermediarios en el proceso de bancarización se configuran como un factor clave y necesario en la profundización de la inclusión financiera en los próximos años.
En el marco de lo mencionado precedentemente, el Banco Ciudad se ha transformado a lo largo de los años en un referente nacional en el campo de la inclusión financiera con numerosas iniciativas y actividades tendientes a afianzar el acceso y uso de servicios financieros entre los segmentos no bancarizados de la Argentina.
El aporte del banco se traduce en contribuir a fomentar el ahorro y el crédito, potenciar actividades productivas y el autoempleo, brindar herramientas para mitigar contingencias, propiciar una mejor administración de las finanzas personales y comerciales y, finalmente, contribuir a la reducción de la pobreza y la desigualdad.
Los dos campos fuertes sobre los cuales trabajamos se traducen en garantizar el ACCESO a productos y servicios financieros, y fomentar el USO de los mismos. Resulta fundamental disponer de productos de ahorro, inversión y crédito que permitan el acceso al sistema financiero de agentes formales e informales, y eso se traduce en un gran trabajo interno de confección de productos y servicios customizados que permitan atender las necesidades del segmento y que contemplen el compendio de condiciones sociales y económicas que enfrenta. Adicionalmente, tal oferta debe complementarse con un gran trabajo de educación e instrucción que contribuya a garantizar un saludable uso de los productos y servicios ofrecidos.
En por ello que una de las principales líneas de acción del Banco Ciudad radica en brindar un servicio personalizado y de gran cercanía al cliente. Desde la Institución, garantizamos estos conceptos mediante trabajo directo en campo, con visitas de nuestros empleados a agrupaciones comunales, barrios de emergencia, organismos de la sociedad civil o a los propios lugares de trabajo de los clientes tanto actuales como potenciales, para asegurar un tratamiento personalizado y humano. En este marco, brindamos talleres y cursos de educación y alfabetización financiera, en los cuales contemplamos conceptos básicos sobre acceso y uso de servicios financieros. Del mismo modo, contamos con espacios en radios de comunidades locales en los cuales brindamos asistencia a los oyentes y difundimos los beneficios de estar bancarizado.