En el centro cultural El Gran Lío, el Instituto Aguafuertes Porteñas debatió, junto a profesionales especialistas, el proyecto de Código de Planeamiento Urbano que el Gobierno porteño llevó a la Legislatura. De la discusión participaron Raúl Wagner, arquitecto y miembro del Instituto Conurbano de la UNGS; Gabriel Tavella, socióloga de La Fábrica Porteña; Lorena Vecslir, arquitecta e investigadora del CONICET; Ignacio Wonsiak, geógrafo del Instituto para la Producción de Pensamiento Estrátegico Sindical; y Carolina Brandariz, presidenta del Instituto Aguafuertes Porteñas y secretaria de Géneros e Igualdad de Oportunidades de UTE-CTERA.
Los ejes más controvertidos de este proyecto, según los expositores, tuvieron que ver con la ponderación de los negocios inmobiliarios que se pretende imponer en la ciudad. En primer lugar Tavella, justamente cuestionó el modelo que prioriza la lógica de mercado por encima de los usos de la Ciudad y la garantía de derechos. A continuación, Vecslir puso en duda el concepto de “homogeneidad” que pretende imponer el gobierno de la ciudad, dándole valor a las diferencias que enriquecen el valor cultural de la ciudad. Wonsiak, por su parte realizó un recorrido sobre diferentes proyectos para la zona sur de la ciudad que en todos los casos quedaron inconclusos, para pensar en la necesidad de una planificación.
Finalmente, Wagner planteó la falta de instrumentos para solucionar los problemas de vivienda en la ciudad, a contramano del crecimiento exponencial de las villas, mientras que la población de la ciudad se encuentra estable y hay más de 300 mil viviendas sin uso.
El cierre estuvo a cargo de Carolina Brandariz que reivindicó la lucha sindical de los sectores en conflicto con el gobierno de la Ciudad: docentes, trabajadores del estado, trabajadores de la economía popular, trabajadores del subte, entre otros.
“Los metrodelegados no están peleando por su salario, si no por el salario indirecto de las y los trabajadores de la ciudad. Esto, junto con la fata de vacantes, problemática que afecta tanto a los sectores más humildes como a los trabajadores medios, son ejemplos claros de como se prioriza el negocio por sobre los derechos de los porteños” finalizó Brandariz.