La basura es el petróleo de mañana

La basura es el petróleo de mañana


En los últimos 40 años, la humanidad generó más basura que en todo el resto de su historia. Por eso, hay que seguir insistiendo con la prevención en la generación de desechos, con la separación en origen, con el tratamiento de los residuos, minimizando lo que se envía a un relleno sanitario.

El cambio climático, el calentamiento global y la contaminación lograron entrar en la agenda pública.  A partir del “Acuerdo de Paris en el 2015” debemos alinear escenarios y percepciones para enfrentar el nuevo desafío ambiental en la geoeconomía del siglo XXI.

Los habitantes de la Capital Federal generan entre 6.500 y 7.000 toneladas diarias de residuos sólidos. El 50 % es recuperado por los centros verdes, las cooperativas de cartoneros y las plantas de tratamiento de residuos áridos, orgánicos, forestales, de poda y de botellas PET. La otra mitad se entierra en el relleno del Complejo Ambiental Norte III, en José León Suárez.

Las propias autoridades del CEAMSE informaron públicamente que en cinco años el relleno colapsará. Ahora bien, si consideramos a toda el Área Metropolitana de Buenos Aires, el número asciende entre 15.000 y 16.000 toneladas diarias de residuos. El 96% se entierra.

En la actualidad estamos estancados en una disputa teórica en torno a que hacer con los residuos sólidos urbanos y su tratamiento final. Existen opiniones parciales que no se han completado o están en marcha, que reflejan pensamientos dispares.

Por ello, es tan importante que la comunicación sea abordada con seriedad y fundamento científico. La mala información a menudo se convierte en acciones que alteran decisiones importantes sobre nuestra vida y nuestro entorno. Hacer que la necesaria tecnología sea una realidad es lo fácil. Más difícil y complicado es superar la lista de obstáculos no tecnológicos.

La Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires actualizó su normativa, ahora el Ejecutivo tendrá que encontrar un balance adecuado entre tres objetivos distintos y en apariencia contradictorios: apertura a las nuevas tecnologías, diversidad ideológica de las ONG´s y cohesión en una estrategia comunicacional con los vecinos. En la ley votada recientemente se habla de termovalorización, que no es cualquier tipo de incineración sino la que implica generación energética segura y no contaminante. Como todo proyecto de ese nivel científico debe ser proyectado y ejecutado por profesionales idóneos según las condiciones del lugar donde se vaya a instalar.

Hay que ayudar superar el imaginario simbólico social de “la vieja quema a cielo abierto”. Esto lo deben dialogar con paciencia las autoridades con los vecinos. Consideramos poco serio que se hable de esa tecnología como si fuera una actividad delictiva y peligrosa tomando como base información destinada a infundir temor en la población.

Respecto de la ubicación de las plantas, no hay todavía lugares concretos, pero sabemos que dentro del sistema de suministro eléctrico se pueden diferenciar tres actividades: la generación, que produce la energía necesaria para satisfacer el consumo; el transporte, que permite transferir la energía producida hasta los centros de consumo; la distribución, que hace posible que la energía llegue a los usuarios finales. Por eso, geográficamente se deberían cumplimentar una serie de requisitos mínimos: estar cerca de nodos de electricidad y tener acceso rápido a autopistas y caminos de tránsito pesado para minimizar los traslados de los camiones.

La instalación de una “Planta de Generación Energética por Termovalorización” sin la existencia de “un proceso de concientización participativo” de la sociedad civil tiende a aumentar en forma rápida la resistencia a su instrumentación y desarrollo. Si las autoridades no comunican correctamente y, la sociedad civil no comprende, puede ser manipulada fácilmente por visiones dogmáticas.

El CEDyAT tuvo una positiva experiencia con el Estudio de Impacto Socio Ambiental, para poder modernizar la Central Nuclear de Embalse Río Tercero, en Córdoba. Hicimos un trabajo con líderes comunitarios, influencers y docentes de la Universidad de Córdoba. Desarrollando ámbitos favorecedores para ejercer libremente el pensamiento crítico. Organizamos encuentros, asambleas y diálogos interdisciplinarios. Fuimos receptivos de sus observaciones que incluimos en la documentación. Finalmente, expusimos el trabajo en una Audiencia Pública a partir de la cual la empresa estatal obtuvo la Licencia Socio Ambiental para realizar las obras. La usina nuclear ocupa en forma directa a unos 600 empleados, pero en esta etapa de reconversión trabajan cerca de tres mil. A la vez, aporta energía en forma segura y confiable para más de 3 millones de habitantes por los próximos 25 años.

En el siglo pasado el control y la coordinación se basaban en la autoridad legal y en la formalización institucional. Hoy ya no es suficiente. El desarrollo comunicacional tecnológico no se detiene nunca. La tecnología está produciendo también cambios en el común sentido de lo cotidiano, que son en realidad muy profundos. Los residuos son recursos para gestionar. Es necesario difundir estratégicamente su aprovechamiento principalmente mediante la separación en origen, el reciclado, la reutilización y la termovalorización. Este nuevo enfoque abordado conjuntamente por todos los sectores de la sociedad dará como resultado cierto la preservación de la salud pública y ambiental.

Les guste o no, los dirigentes deberán cada vez más abrirse a la participación ciudadana, a la consulta y a la licencia social para que sus proyectos no se vuelvan obsoletos.

*Presidente Ejecutivo del CEDYAT

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