En alguna parte de esta historia lo que nació como Código Contravencional, pasó a denominarse Código de Convivencia Urbana, lo cual dice mucho de la actitud que tomó el Gobierno porteño frente a la problemática de la seguridad en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires. Desde su sanción y aplicación, esta norma ha recibido un sinnúmero de críticas por parte de los vecinos y de varios legisladores, sin embargo ha sido fuertemente defendido por sus impulsores, uno de ellos, Aníbal Ibarra.
Ante los reiterados cuestionamientos que se han producido últimamente sobre la política de seguridad implementada por el Gobierno porteño, el jefe de la Policía Federal, Roberto Giacomino, expresó que "el actual Código de Convivencia no le sirve a la gente ni a los vecinos, que es lo mismo que decir que no le sirve a la policía".
También sostuvo que "el camino para salir de la ola de inseguridad es la prevención, y los instrumentos para posibilitarla son los edictos policiales, un cuerpo normativo en el que se tipifican las conductas que alteran el orden y la seguridad pública. Los detractores de los edictos policiales pensaron en un contexto diferente, en otra Ciudad que no es Buenos Aires, y en ningún momento se consultó a la institución policial, que ya tenía previsto una modificación acorde con el tiempo y la necesidad de la gente".
El diputado radical Jorge Enríquez aseguró compartir totalmente la opinión de Giacomino. "Es más sostengo que el Código Contravencional debe ser derogado porque tanto la norma de fondo como la de forma han revelado que son totalmente ineficientes. No puede ser que de las 90.000 actas labradas el año pasado, sólo 664 infractores fueron condenados por la Justicia Contravencional y de Faltas. En tanto, 17.014 actas no prosperaron porque había errores en su confección", señaló.
Enríquez agregó que "actualmente es más fácil confeccionar una declaración impositiva para la DGI que labrar un acta contravencional", y sostuvo que "no sólo el Código es totalmente permisivo y garantista, sino que también posibilita que se sigua manteniendo una cárcel totalmente ociosa, que le cuesta 800.000 pesos por año a la Ciudad, y sólo ha albergado a 13 contraventores desde su creación".
También manifestó que "hace mucho tiempo que vengo sosteniendo que se deben introducir algunas figuras que contribuyen a la prevención de delitos, como son el acecho, el merodeo y la reincidencia, entre otras. Porque este Código debería permitirle al Estado intervenir antes de que se cometan delitos serios, pero lamentablemente en la realidad las cosas no son así".
En el mismo sentido, el diputado Jorge Mercado (Movimiento Generacional Porteño) aseguró que "el Código Contravencional debe hacerse nuevamente, con objetivos más concretos y más acordes a la inseguridad y al grado de violencia y delincuencia que hay actualmente. Es realmente una lástima que el jefe de la Policía se acordó recién ahora que no es útil para la gente, cosa que nosotros venimos manteniendo hace mucho más de un año".
El integrante del Interbloque Porteño añadió que "ha quedado demostrado que la teoría facilista de aquellos falsos progresistas que elaboraron esta norma, ha fallado rotundamente".
Fuentes del justicialismo aseguraron que están estudiando modificaciones para introducir al Código de Convivencia atentos a que la situación de inseguridad que se vive en la Ciudad exige cambios en la norma. El diputado Santiago de Estrada fue contundente al asegurar que "el Código requiere modificaciones urgentes, ya que su aplicación ha fracasado".
El presidente de la comisión de Seguridad de la Legislatura, Lucio Ponsa Gandulfo, señaló que "está muy claro que el Código es totalmente es inoperante, tanto de fondo como de forma. No sólo no están contempladas figuras como la reincidencia, el acecho y el merodeo, que sirve para prevenir y no reprimir, sino que el Código de Procedimientos adolece de un menú de penas".
"A todo esto hay que agregarle el calvario que representa para el ‘denunciante’ de una contravención que se llegue a una condena. He visto expendientes sobre ruidos molestos que tienen más de dos cuerpos. Por eso, hay que pensar en hacer una reforma integral del Código Contravencional, porque cuando una norma está totalmente desvirtuada, hay que varajar y dar de nuevo".
Por su parte, el jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, dio a conocer que "antes de fin de año" enviará a la Legislatura un proyecto para modificar el Código de Convivencia Urbana. Se espera que no suceda algo similar a cuando remitió el proyecto de Reforma de la Constitución, y se acuerde de especificar qué modificaciones quiere introducir a la norma.
La nueva versión del Código teóricamente le otorgará más facultades a la Policía Federal a cargo de los procedimientos tipificados en la ley. "Proponemos que cuando la autoridad preventora compruebe prima facie la posible comisión de una contravención deba hacer cesar la misma y asegurar la prueba, pudiendo disponer requisas e inspecciones", anticipó Ibarra.
Según Enríquez "el jefe de Gobierno jamás tuvo la voluntad política para modificar el Código, porque es uno de los autores de este mamarracho; pero bien que cuando estaba por perder las elecciones en la zona de Palermo me convocó personalmente para realizar operativos contra la prostitución callejera, que era lo que en ese momento estaba inquietando a los vecinos".
"Ibarra es post mediático, va detrás de las noticias", aseguró. "Cuando está en campaña es capaz de hacer cosas que nunca hizo en tres años, y de manifestar cosas que se contradicen con dichos que ha tenido no hace mucho tiempo".
Mercado, por su parte, señaló que "este es un paso importante que da el jefe de Gobierno", pero sostuvo que "Ibarra se confunde cuando cree que con modificaciones al Código Contravencional va a solucionar el tema de la inseguridad. No sólo debería instrumentar una política de seguridad seria y concreta, sino también ver entre los muchos proyectos que hay presentados la comisión de Seguridad para reformar el Código, y elegir el que más se adecue a sus requerimientos".
Mientras que Ponsa Gandulfo dijo que el anuncio de Ibarra "podría tener como título ‘Tarde piaste’ o ‘Nunca es tarde’. Sin embargo me parece importante el cambio de actitud del jefe de Gobierno, y el par de modificaciones que plantea introducir al Código, aunque eso no sea suficiente".