Un artículo periodístico de la BBC publicado el martes indaga acerca de la pobreza y se plantea un interrogante: por qué hay hambre en Argentina si se produce comida para 440 millones de personas, lo que significa 10 veces la población actual. “El tercer productor mundial de miel, soja, ajo y limones; el cuarto de pera, maíz y carne; el quinto de manzanas; el séptimo de trigo y aceites; el octavo de maní. Sí, Argentina produce muchos alimentos. Y, sin embargo, entre uno y tres millones de argentinos sufren hambre”, explica en su texto el periodista Daniel Pardo, corresponsal en el país. Asimismo traza un paralelismo: “Puede verse como una paradoja o como una injusticia o como una apreciación técnicamente fallida que pasa en muchos otros países, como China, el mayor productor mundial de alimentos, o Brasil, el más grande exportador de comida de América Latina. Pero en ninguna otra nación la brecha parece ser tan grande como en Argentina, donde hoy una nueva crisis económica -hubo diez graves en 70 años- probablemente se traduzca, según el presidente, Mauricio Macri, en un nuevo aumento de la pobreza”.
“En un dato oficial que muchos argentinos saben de memoria, Argentina produce alimentos para abastecer a casi 440 millones de personas. Y su población, según varios estudios, pasa los 44 millones. Es difícil saber cuántos de los 13 millones de pobres (30%) que se registran en Argentina sufren hambre“, indica a la vez que agrega un nuevo dato: “La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de Naciones Unidas reporta poco más de 2 millones de argentinos con déficit alimentario”.
En ese marco, añade: “La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) habla de 1,5 millones y el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (ODS-UCA) estima 3 millones. La desnutrición está matando a niños argentinos. Se trata de entre un 3% y 4% de la población, muy cerca de la media de la región. Pero de nuevo: no hay país en este continente que se jacte de ser, o haber sido, “el granero del mundo”, como Argentina”, y se pregunta: “¿Qué es, entonces, lo que pasa? ¿Para dónde va toda esa comida? ¿Por qué no llega al sector más vulnerable?”.
“El hambre en Argentina, coincidieron varios expertos en diálogo con BBC Mundo, no se debe a escasez de alimentos, sino a falta de ingresos, distribución desigual de la riqueza o ausencia de generosidad. Aunque hay países más desiguales que Argentina, la economía de este país es una de las más frágiles de la región, azotada por años de políticas de Estado ambivalentes que han resultado en traumáticas etapas de inflación, devaluación y recesión”, sostuvieron en la nota. En ese escenario, también hace mención a la gestión kirchnerista y a la del presidente Mauricio Macri al precisar: “Los analistas coinciden en que la relación entre los gobiernos argentinos y el campo, marcada por el alza y la reducción de impuestos, es una historia de amor y odio que ha impedido la planificación y ha exacerbado la concentración de la propiedad y la producción. Por qué es tan polémico que Macri vuelva a poner ‘retenciones’, los impuestos a la exportación asociados al kirchnerismo. El boom sojero en Argentina sacó a muchos de la pobreza, pero cuando pasó la bonanza y volvieron los problemas económicos, se vio que no era una solución a largo plazo”.
“Como en casi toda América Latina, la tasa de informalidad en Argentina roza el 50% del empleo, una problemática que golpea a los más vulnerables, sobre todo en momentos de inflación y recesión. Francisco Yofre, director de la FAO Argentina, atribuye una parte del problema a la falta de educación. “Argentina es uno de los países que más desperdicia alimentos y uno de los de mayor consumo de azúcar y bebidas azucaradas”, señal. Según números de la FAO, el 12% de la producción de alimentos en Argentina es desperdiciada y el 45% de eso es frutas y hortalizas, el rubro más caro y nutritivo.
El artículo menciona además al titular de la Red Solidaria, Juan Carr, a quien consideran “probablemente el argentino que más tiempo le ha dedicado a luchar y pensar el fenómeno del hambre”. En una entrevista con ese medio, expresó su opinión en relación al tema hambre y pobreza: “A finales de los años 90 morían 25 niños por día por desnutrición y hacia 2010 esa cifra, que hoy debe estar por ahí, era de 4 al día. Es un logro tremendo, que, en mi intuición, se logró gracias a una alianza entre el Estado, (la fundación católica) Cáritas y el campo”, relató. Consultado entonces por qué aún en la actualidad hay hambre en “el país de la abundancia”, concluyó: “Puede ser una razón económica o puede ser una razón técnica, pero desde mi intuición de no especialista creo que esto pasa, primero, por una cuestión cultural. El hambre no necesariamente habla de la pobreza, sino de la invisibilidad, de la dispersión, de la marginación. Lo que se necesita es levantar la mirada de los 43 millones de argentinos que sí comen para comprender, entender y abrazar a una de esas personas que está entre el millón de gente con hambre”.