El juez federal Claudio Bonadio está a un paso de procesar a Cristina Fernández de Kirchner en la causa de los cuadernos. Ahora, se dio a conocer una impactante declaración que habría realizado el financista Ernesto Clarens. En su declaración como arrepentido en la causa de los cuadernos, el financista aportó datos que involucran directamente a la ex Presidente.
Los detalles de la declaración que salvó a Clarens de la prisión preventiva fueron reconstruidos por Infobae en base a fuentes judiciales que constataron que el ejecutivo no solo admitió que recaudó coimas para Néstor y Cristina Kirchner, sino que dio detalles increíbles sobre cómo se manejó el poder entre 2003 y 2015 en la Argentina.
De acuerdo con lo que contó Clarens la relación con el kirchnerismo comenzó en 2005 a través del entonces presidente de la Cámara de la Construcción, Carlos Wagner. Se reunieron en “la Camarita”, denominación que recibía entre los empresarios la sede de la Cámara de Empresas Viales y hablaron sobre una operatoria que requería su intervención: el cobro de coimas a empresas bendecidas con la adjudicación de proyectos públicos.
Cuando la licitación preveía un adelanto del 20%, le pedía a la empresa que tenía la obra un retorno del 10% en efectivo y en un pago. Cuando el proyecto incluía un anticipo menor, del 10%, el adjudicatario debía retribuir el monto total pero con un pequeño alivio: se le permitía financiar el pago de la coima en varias cuotas.
Una vez que Clarens hacía su trabajo como recaudador, el circuito continuaba con la entrega de los bolsos a Muñoz, generalmente en una habitación del Hotel Panamericano o en el hall del edificio donde vivían los Kirchner, en Recoleta, cuando se trataba de sumas más importantes. Recordó como anécdota el día que Muñoz se le quejó y le pidió empezar a recaudar los retornos en billetes de 500 euros porque ocupaban menos lugar.
Clarens estuvo en el edificio de Juncal y Uruguay varias veces, pero nunca subió al quinto piso. Dijo que no conoce personalmente a Cristina Kirchner. Tampoco a Roberto Baratta ni a José María Olazagasti. Y a quienes sí vio fue a Néstor Kichner y a Julio De Vido, una sola vez a cada uno, en situaciones independientes.
Clarens se desligó de la selección de empresas que “ganaban” las licitaciones que realizaba el Ministerio de Planificación. Dijo que esa nómina y, principalmente, el orden del cobro de las coimas era supervisado personalmente por la ex presidente Cristina Kirchner, quien bajaba instrucciones sobre quién debía pagar primero.
El dinero -según la versión que Clarens le atribuyó a Muñoz- era transportado los viernes en aviones oficiales que partían desde el sector militar de Aeroparque y que aterrizaban en Río Gallegos o directamente en El Calafate. En algún momento sospechó que parte de esos fajos terminaron en Venezuela o están enterrados en algún lugar que desconoce.