Especialistas analizan la renegociación con el FMI

Especialistas analizan la renegociación con el FMI

Cinco economistas analizan la posibilidad de reestructurar la deuda externa.


El Gobierno nacional intenta que el Fondo Monetario Internacional (FMI) adelante, según trascendió, unos 15 mil millones de dólares de desembolsos que, en el acuerdo firmado en junio de este año, estaban previstos realizar por trimestres. La intención del equipo que comanda el ministro Nicolás Dujovne es conseguir los fondos necesarios para tener más espalda en el mercado cambiario y hacer frente a los vencimientos del próximo año.

En junio de este año, la Argentina recibió 15 mil millones de dólares. Una mitad fue al Banco Central y la otra al Tesoro. El resto de los 50 mil millones acordados quedó para ser desembolsado en pagos de tres mil millones de dólares por trimestre, luego de cada revisión realizada por el organismo. La feroz corrida cambiaria, las versiones de un posible default el año que viene y el abrupto aumento en el riesgo país obligaron al Gobierno a solicitar el adelanto e, incluso, a estudiar la posibilidad de pedir, en caso de necesidad, una ampliación del préstamo. A cambio, el macrismo promete una aceleración del ajuste para llegar al déficit cero el año que viene y, en esa línea, necesita cerrar un acuerdo con los gobernadores para que le aprueben un Presupuesto 2019 adaptado a esa consigna.

Noticias Urbanas se comunicó con cinco especialistas en economía, de diferentes escuelas e ideas políticas, para conocer sus opiniones acerca de la situación y de la posibilidad, propuesta días atrás por el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, de reestructurar la deuda externa. A los expertos se les realizaron las siguientes preguntas:

  1. ¿Cómo evalúa la renegociación que el Gobierno está llevando a cabo con el FMI para intentar el adelantamiento de un desembolso que, según trascendió, sería de 15 mil millones de dólares?

 

  1. Días atrás, el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz recomendó, en una entrevista, que Macri propusiera una reestructuración de la deuda que incluyera el aplazamiento de pagos e, incluso, la quita de capital. ¿Está de acuerdo con sus dichos?

 

Manuel Adorni (consultor económico y docente universitario)

  1. La renegociación con el FMI es un hecho y, salvando el error de Macri de anunciar en conferencia de prensa que se adelantaban los desembolsos cuando aún la negociación estaba en marcha, el resto se hizo correctamente. Además, la mitad del FMI es los Estados Unidos, y en el medio de la negociación, Trump brindó públicamente su apoyo.
  2. Podría resultar, ahora yo le preguntaría a qué tasa nos permitiría el mercado reestructurar. Porque hoy las tasas están subiendo en el mundo y el riesgo país argentino es demasiado elevado. De igual forma, debería tenerse como una alternativa válida.

 

Alejandro González Escudero (presidente de la Fundación Economía y Sociedad y docente universitario)

  1. Con el avance actual de la situación de crisis cambiaria, es imprescindible obtener más recursos. Los que provee el FMI son útiles porque la tasa de interés es la más baja que puede obtener la Argentina hoy. El problema es el destino, qué hacer con ellos: ¿reforzar reservas, sostener el tipo de cambio vendiendo dólares por pesos? Por supuesto que no hay un único destino sino una mezcla. Si el Gobierno no convence a los fondos de inversiones internacionales u organismos internacionales de comprar o promover la compra de títulos argentinos, debería destinar una parte a recomprar su propia deuda para lograr que se reduzca el riesgo país. Es una acción muy utilizada en casos de crisis como la griega y que mejora la posición fiscal a mediano plazo, ya que reduce el costo de los intereses por financiar la deuda pública. Por otra parte, es muy importante para la actividad privada, ya que el costo de financiar proyectos de inversión habitualmente fluctúa unos puntos más arriba que el rendimiento de los títulos soberanos. Cuanto menos paga de interés el Estado, más barato es el crédito para las empresas.
  2. Promover una reestructuración de la deuda pública sería un grave error. La Argentina no tiene que bajar la deuda con quitas o no pagando sino logrando reducir el interés al menos a los niveles de marzo de este año. El default de 2001, un antecedente muy cercano, fue un desacierto importante, consecuencia del apremio financiero y de la falta de una ayuda final del FMI. Si la Argentina hubiera podido sortear esos meses, habría conseguido beneficiarse de un mundo distinto: el costo de las deudas bajó drásticamente por decisión del gobierno de los Estados Unidos después del ataque a las Torres Gemelas y al poco tiempo comenzó el auge de los commodities agrícolas. Ahora nuestro país no aprovechó de manera óptima el financiamiento logrado en estos últimos dos años por una mala gestión de políticas monetaria y cambiaria. Y estamos sufriendo las consecuencias. Pero sería un grave error volver al “atajo” del default o la reprogramación de deudas. Si buscamos crecimiento, el Estado debe tratar de tener una conducta que no perjudique a la actividad privada. Entrar en default ocasiona un gran perjuicio. Y, además, como decimos siempre con algo de ironía, sería muy bueno que nuestros políticos ahorrasen en títulos de deuda argentinos. Estarían más comprometidos con el cumplimiento de los compromisos. Si el porfolio de los legisladores de 2001 hubiera incluido títulos de deuda pública, no habrían festejado alegremente el no pagar la deuda.

 

Fabián Medina (economista, especialista en tributación y docente de la UBA)

  1. La renegociación no es por 15 mil millones sino por 29 mil millones. Y terminará siendo terriblemente mala para el país y su esquema de finanzas. Va a desfinanciar al próximo gobierno que asuma desde el 10 de diciembre de 2019 y que, obviamente, debería ser de otro signo político como consecuencia del incumplimiento de promesas electorales y del empeoramiento de todos los indicadores económicos.
  2. El FMI, en el memorando de entendimiento con el país, pidió que, después de realizar todos los préstamos acordados, se reestructure la deuda argentina en su totalidad porque desde enero de este año el Gobierno argentino no tiene más acceso a los canales de deuda privada, ya que se le cerraron todos los mercados. Igualmente, lo que yo creo es que no van a poder hacer una quita de capital; a lo sumo van a poder refinanciar los plazos de pago, que son 36 meses posteriores a la entrega de cada desembolso. Por lo tanto, el primer pago lo tenés en mayo de 2021; el segundo, en agosto, y el tercero, en noviembre de 2021: 15 mil millones, tres mil millones y tres mil millones de dólares. Lo que están pretendiendo es buscar los 29 mil millones que faltan, correspondientes a los desembolsos de 2019, 2020 y 2021, y adelantarlos para poder pagar las deudas que tienen, que son por 28.500 millones de dólares. En caso de no conseguir esos 29 mil millones y que el FMI solo les adelante los fondos anuales, de 12 mil millones, necesitan 15 mil millones adicionales, que esperan conseguir vía directa del Tesoro de los Estados Unidos. Eso es algo que no negoció Dujovne, sino que Macri habló directamente con Trump. Evidentemente, el Gobierno argentino no sabe cómo hacer frente a la deuda autogenerada y que solo usaron para cubrir los gastos corrientes en salarios. El memorando de entendimiento establece que, debido al nivel de deuda, es lógico el blindaje y es lógico el canje de deuda. Es el mismo procedimiento que aplicó el Fondo en 2001 cuando se hizo el Blindaje y el Megacanje en dos operaciones separadas, nada más que ahora está todo junto en este acuerdo.

 

Eva Sacco (economista y docente universitaria, integrante del Centro de Economía Política Argentina)

  1. Al igual que los fondos que estaban previstos para este año se le esfumaron al Gobierno en dos meses sosteniendo un dólar de 27 pesos y, cuando se le acabaron, el dólar se le disparó y se disparó la desconfianza en la Argentina, lo mismo le va a pasar con el próximo desembolso. Es un problema de modelo, no un problema que tiene que ver con la confianza o con que el Gobierno tenga o no la plata para sostener una paridad. Si tenés la cuenta capital abierta, tenés la tasa de interés por las nubes y tenés una economía en picada, totalmente estancada y con muchísimos problemas desde hace varios meses, cualquier inversor sabe que más tarde o más temprano los dólares no van a estar. Si finalmente llegan los nuevos dólares del FMI, podrán servir para mantener una calma cambiaria hasta que se acaben. Pero es otra vuelta de lo mismo. Con cada vuelta que tenemos, el país va perdiendo grados de libertad, se va endeudando más y se le van pidiendo más cosas. “Adelantamos los fondos, pero adelantamos el ajuste”, es lo que dijo el FMI. Ya se propuso un ajuste feroz para 2018 y 2019, y la economía en función de ese ajuste va a estar cada vez peor. Para lo único que van a servir esos dólares frescos va a ser para permitirles a los inversores seguir extendiendo un tiempo más la bicicleta financiera, las inversiones especulativas y para desarmar, sobre todo, posiciones inversoras en el país y fugar la plata.
  2. Yo creo que Stiglitz está pensando, a nivel macroeconómico internacional, en los problemas que puede llegar a traer a la región y al mundo una nueva crisis financiera como la de 2001 o la que hubo en Europa y todavía sigue asolando, por ejemplo, a Grecia. En el mal que le hace la especulación financiera no solamente a la economía de un país o de una sociedad, sino a todo el sistema económico mundial. Estas crisis, que son causadas claramente por la voracidad de las finanzas y la búsqueda de una alta ganancia de corto plazo, tienen graves consecuencias sobre la economía mundial. En Europa y en los Estados Unidos se decía que después de la crisis de 2009 se necesitaban, como mínimo, quince años para una recuperación de lo que fue esa caída. En ese sentido, creo que Stiglitz está pensando en prevenir un futuro foco de crisis regional y el impacto que pueda tener en otras economías una crisis en la Argentina, en el efecto contagio tan grave que tienen estas crisis financieras. Por esa razón está pidiendo bastante cordura al FMI y al Gobierno nacional. Que no lleven la situación a un punto tan límite de volver a tener una crisis. Hoy los mercados financieros están globalizados, cada vez hay más tecnología y hay más integración financiera internacional. Entonces una crisis de la magnitud de 2001 hoy podría llegar a tener efectos mucho más fuertes, rápidos y en muchas más economías. Creo que Stiglitz tiene razón, porque está viendo que el programa financiero de Macri es insustentable, que lo llevará más tarde o más temprano a un derrumbe de la economía y a una crisis. Y está pensando en que no se produzca, en minimizarla o acotarla para que no tenga impacto sobre el resto de la economía del mundo.

 

José Castillo (economista, profesor de la UBA y de la Unicen, dirigente de Izquierda Socialista y del Frente de Izquierda)

  1. La renegociación refleja el fracaso y la desesperación de un gobierno que no ha logrado estabilizar ni siquiera las variables de cortísimo plazo. Bastaron dos meses para que tuviera que ir a plantear un nuevo acuerdo. Este significa sacrificarse en el altar de obtener adelantos de cuotas 2020/21, a costa de un superajuste, mayor aun al ya astronómico acordado en junio. Y todo para poder garantizar los pagos de 2019 a los acreedores externos.
  2. El planteo de Stiglitz refleja lo que es un secreto a voces: la Argentina no tiene, ni aun obteniendo adelantos del FMI, forma de garantizar si va a ser capaz de cumplir con los vencimientos de deuda de 2019. Por eso Stiglitz es el primero que lo dice abiertamente, al proponer reestructurar y, más aún, sugerir una quita. Lo que plantea es un nuevo “canje”, de aquellos a los cuales la política argentina ya nos tiene acostumbrados: hizo uno Menem (Brady), otro De la Rúa-Cavallo (Megacanje) y dos los Kirchner (2005 y 2010). La historia económica nos demuestra que esta no es la salida. La única solución es suspender ya mismo todos los pagos de deuda externa y volcar el conjunto de ese dinero a la reactivación interna, priorizando el trabajo, mayores salarios, la educación, la salud y la construcción de planes de viviendas populares.

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