Desde el 10 de diciembre de 2015, la exlegisladora María Raquel Herrero asumió su cargo en la Auditoría General de la Ciudad (Agcba) y, desde allí, trabaja junto a otros seis auditores de distintos partidos políticos para mantener el control sobre distintas obras y gestiones en la Ciudad. Brega por mantener alejadas las luchas políticas del trabajo cotidiano de auditoría y cuenta que las temáticas que controlará el próximo año se encuentran en tratamiento, al igual que las paritarias.
Así, en un contexto de movimiento interno y de “crisis en el país”, la auditora por el oficialismo, contó sobre la convivencia política de los auditores dentro de la Agcba y opinó sobre la gestión de Mauricio Macri, las figuras de María Eugenia Vidal y Cristina Fernández, el acuerdo con el FMI y, desde ya, sobre temas de la vanguardia feminista. Con un fuerte tono de crítica al kirchnerismo, Herrero no se guardó opiniones de ninguna índole.
–¿Qué temas auditará la Agcba en 2019?
–Los temas que auditaremos están en proceso de tratamiento y planificación. Tenemos una metodología completa: acá la Auditoría tiene direcciones generales que abarcan diferentes áreas de Gobierno: Educación, Salud, Justicia y Desarrollo Social. Cada una tiene un director general y un equipo de planta permanente, que van armando la planificación de los temas a auditar. A veces hacemos seguimientos para ver si el Gobierno tomó o no nuestras recomendaciones; otras auditorías son de gestión, seguimiento, financieras y legales, pero siempre en un fragmento temporal anterior. Por ejemplo, el plan que vamos a auditar en 2019 va a tener que ver con 2018. Ahora estamos también en el tratamiento de paritarias, donde espero que podamos llegar a un buen acuerdo y lo antes posible.
–¿Qué recaudos toman a partir de la experiencia de auditorías anteriores?
–Estamos intentando no caer en errores pasados, donde se tomaban más auditorías de las que se podía, entonces no se cumplía con los tiempos y las formas correctamente. Cuando nosotros llegamos había auditorías de 2012 que eran de la Dirección de Salud, que estaba manejada por la oposición. Y lo marco porque siempre está el discurso de que el oficialismo no quiere auditar, y la verdad es que yo soy un animal político y considero que este es un organismo técnico que tiene que cumplir con el control que prevé la Constitución. Me molesta entonces cuando se mete tanto la política. Cuando dicen eso, pregunto: ¿no será que después de tantos años, el Gobierno de la Ciudad tiene las cosas bien hechas?
Entonces, cuando vamos a controlar, nos encontramos con que ya fuimos a la gran mayoría de los lugares. Por supuesto que aún hay mucho para auditar, pero a esta altura, que ya estoy pasando la mitad del mandato, puedo decir que muchas auditorías han sido tenidas en cuenta por el Ejecutivo de la Ciudad.
–¿Hay dificultad en la convivencia entre los distintos colores políticos de los siete auditores dentro del organismo?
–Hay lo que vemos en la calle y en todos lados. Hay un gran malestar, estamos pasando por una situación muy difícil en el país. No diría que se trata de un malestar desde lo personal; tengo una excelente relación con los otros seis auditores. Pasa que somos siete auditores con personalidades muy diferentes y de espacios políticos diferentes, con historias diferentes. Me toca ser la mayor de todos así que trato siempre de poner mi cuota maternal, porque me sale sola, pero tengo que decir que tenemos una relación donde siempre intentamos el diálogo. Lo que no estoy dispuesta nunca a aceptar es la falta de respeto y la confrontación porque sí. Todos los argentinos tenemos que entender que a esa historia no queremos volver nunca más. Realmente, queremos trabajar en lo mejor para el vecino y la gente y no caer en peleas políticas. Por ejemplo, la oposición tiene la manía de pedir auditorías que sabemos que en un año determinado no van a arrojar nada, porque el tema no está lo suficientemente maduro. Es el caso del arroyo Vega, que fue un capricho, ya que se auditó en un año donde no había ninguna obra. ¿Cómo voy a auditar algo que no está? Vamos a intentar armar una planificación con el mayor consenso posible y con la tecnicidad que deberíamos tener como órgano de control absolutamente independiente de lo que es la ideología política de cada uno.
–¿Cuál es su postura ante la “situación de crisis” del país que menciona?
–No solo soy optimista, sino que estoy absolutamente convencida de que vamos por el camino correcto. Sabemos que no es un camino fácil, y no tengo ninguna duda de que hay gente que la está pasando mal. Soy consciente de que con el discurso de la esperanza la gente no come, pero estoy cada día más orgullosa de Mauricio Macri. Y tengo mis razones concretas para estarlo: primero, porque es un mandatario que dice la verdad, y hemos tenido muy pocos presidentes que digan la verdad, y pierde puntos permanentemente, porque no son buenas noticias. No es un discurso populista, es la verdad. Esto es como cuando uno le tiene que decir a un hijo “me gustaría comprarte tal o cual cosa, pero no puedo”. A ningún padre le gusta decirle eso a su hijo. Pero en algún momento hay que gastar lo que se tiene y no lo que no se tiene. En algún momento había que hacer lo que hay que hacer. Tenemos un presupuesto del cual el 40% va a lo social y se aumentaron las AUH. Sabemos que igual no alcanza, que sigue siendo poco, pero en algún momento había que tomar esta decisión. Cuando se dice que estábamos a punto de ser Venezuela, es porque estábamos a punto de ser Venezuela. Tenemos un Presidente que no está atrás de su reelección y que está atrás de lo que tiene que hacer, y creo que llegó el momento de que los argentinos nos pongamos de pie y realmente acompañemos este proceso. Y si no, en 2019, las urnas estarán a disposición para lo que cada uno considere que tiene que hacer. De lo que estoy absolutamente convencida es de que no vuelven más. Nunca más.
–O sea que, según su perspectiva, ¿no hay forma de que el peronismo gane en 2019?
–Cristina Fernández de Kirchner no gana en 2019, porque yo creo que ella no tiene nada de peronista. Y remarco: yo soy radical, mi líder indiscutible fue y será Raúl Alfonsín, pero muchas cosas en común tenemos con los peronistas. La gente inició un cambio. ¿Será Mauricio Macri el próximo presidente? No lo sé. Pero por supuesto que yo voy a trabajar para que lo sea. Estoy convencida de que Macri tiene que ser presidente cuatro años más. María Eugenia Vidal tiene que ser gobernadora y Horacio Rodríguez Larreta tendrá que ser jefe de Gobierno. De lo que estoy absolutamente segura es de que va a dejar un país ordenado, de que vamos a estar en déficit cero, y eso significa que va a bajar la inflación y que la gente va a volver a tener ese poder adquisitivo que claramente hoy no le alcanza. Creo que sobre todo los jóvenes tienen la oportunidad de tener un país digno, donde los padres o los abuelos no tengamos que ir a despedirlos a Ezeiza porque van a buscar otros rumbos y oportunidades que no les da este país.
–Una parte del radicalismo le soltó la mano a Mauricio Macri por el acuerdo con el FMI, ¿usted apoya esta decisión?
–Mi posición es muy simple: si uno necesita plata, hay pocos caminos: se pide prestado o se agarra la maquinita de Ciccone y se fabrica. Yo no soy economista, por lo que jamás voy a levantar la bandera de que “todo está bien hecho”. Entiendo que esto es lo que yo voté. Además, ¿cuántos gobiernos tomaron deuda? Carlos Menem, el radicalismo y hasta Néstor Kirchner tomó deuda.
–¿No considera que el descontento es, en especial, por los condicionamientos que impone el FMI?
–Creo que en las condiciones que pone el Fondo también hay mucha fantasía. Porque también se aclaró que esto es un acuerdo, donde se acuerdan las condiciones entre las dos partes. No me parece que sea una imposición ni de una parte ni de la otra.
–La imagen de la gobernadora Vidal cayó en la Provincia a causa del descontento social y provocó el aumento de la aceptación de Cristina, ¿continúa teniendo confianza en la reelección de Vidal?
–María Eugenia Vidal dio batallas que no las dio nadie en la Provincia. Y los argentinos tenemos un gran defecto –y me incluyo–, tenemos muy mala memoria. Porque la provincia de Buenos Aires estuvo gobernada por el peronismo durante décadas y aún en el siglo XXI hay gente que no tiene agua corriente, cloacas o una ruta. El narcotráfico pobló el territorio bonaerense y no es menor que la gobernadora tenga que vivir en una base militar y no en una casa común, por todas las peleas que está dando. Para mí, María Eugenia Vidal es un ejemplo de mujer a seguir y creo que va a volver a ganar en la Provincia, así se presente o no CFK. Es más, ya le ganamos a CFK en la Provincia, y le ganaron Esteban Bullrich y Gladys González, no le ganó Vidal.
–Con el colectivo feminista a la cabeza, un sector social mantiene una nueva consigna de lucha: la separación de la Iglesia del Estado. ¿Cuál es su opinión al respecto?
–Yo soy creyente, católica, creo en Dios por sobre todas las cosas, y creo que la Iglesia debería ocuparse nada más de lo que es la Iglesia. Nuestro orgullo como argentinos de tener un Papa argentino es justamente esa, la Iglesia como función espiritual de Bergoglio. Sin embargo, el Estado argentino, según lo dice la Constitución, es laico. Pero creo que ya se están yendo al extremo, piden que saquemos de los lugares públicos las imágenes religiosas. Me parece una falta de respeto al que cree.
–¿El Estado debe continuar subsidiando a la Iglesia?
–Eso también está en la Constitución, pero que se modifique. Yo soy muy respetuosa de las normas, si esto mañana se modifica, está bien. Es la democracia.
–A sabiendas de su posición contra el proyecto de legalización del aborto, y de que el nuevo Partido Celeste se opone a la implementación de la Educación Sexual Integral (ESI), al igual que la Iglesia, ¿en qué postura se ubica usted?
–Estoy cien por ciento de acuerdo. Yo voy a pedir auditarlo a eso, porque ya es ley y se tiene que cumplir. La Ciudad de Buenos Aires en esto es pionera, y lo digo como trabajadora de salud, porque antes de mi función política trabajé en el Hospital Penna muchos años, y ya desde 1996 siempre se repartieron profilácticos, pastillas anticonceptivas, se pone el DIU gratis, etcétera. Aquellos que estamos en contra del aborto, lo primero que decimos es “bueno, empezaron por el techo”; vamos a empezar por la base, vamos a educar y prevenir. ¿Por qué la mujer tiene que llegar a esa situación? Por eso: soy católica, creo en Dios, pero soy coherente. Yo creo más que nunca que es necesaria la educación sexual, porque hoy tanto el padre como la madre tienen mucho tiempo fuera de la casa, ya que para mantener una familia hoy deben trabajar los dos, por lo general, con lo cual el colegio debería acompañar en este tema.
–Larreta pretende implementar la ampliación de la licencia por paternidad, ¿está de acuerdo?
–Soy medio antigua. Nosotros estamos acá en la Auditoría trabajando con modificaciones del convenio colectivo que tenemos hace aproximadamente tres años, donde estamos contemplando todo el tema de licencias y demás, con lo cual entiendo que cambió la sociedad. Yo no soy feminista, no estoy de acuerdo con que la mujer merezca más cosas que un hombre, creo que ambos son complementos, que hay que caminar a la par y que todo lo que puede hacer una mujer en la casa, como cocinar, lavar, atender a los chicos, etcétera, también lo puede hacer el hombre. No pasaba en mi época, pero hoy cambió todo eso. Por eso creo que hoy corresponde que tanto la mujer como el hombre tengan la licencia. Hay que estar a la altura de la evolución de la sociedad. Incluso en nuestro convenio colectivo estamos trabajando también el tema de la violencia de género.
–¿Considera que Mauricio Macri tiene la perspectiva de género suficiente?
–Absolutamente. Mauricio Macri tiene una frase que yo la repito cada vez que puedo: “Más mujeres, mejor política”. Tenemos incluso una ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, que es realmente un ejemplo de lo que es la vida política de una mujer. Es una mujer que es joven, que es madre, y sin embargo su compromiso y su dedicación en un ministerio del rango que tiene es muy valorable. Las mujeres estamos logrando muchas cosas que hace muchos años atrás eran imposibles.
–¿Es “el feminista menos pensado”, como lo marcaron algunos periodistas?
–Está claro que ha hecho mucho en materia de género desde la Ciudad de Buenos Aires. Incluso puedo asegurar que Macri tiene muy claro quiénes somos las mujeres, todas, que venimos ocupando lugares y que trabajamos en los derechos por la igualdad. Desde que se inició este espacio liderado por él, siempre les ha dado un espacio a las mujeres y a los jóvenes, lo que pocas veces se ha visto en los partidos tradicionales. Tanto en el peronismo como en el radicalismo, el machismo siempre fue parte de la cultura de esos partidos. El único refugio para mujeres víctimas de violencia de género, en su momento, estuvo en la Ciudad; hoy claramente hay más. Hasta el mismo Presidente abrió el debate sobre el tema del aborto, a pesar de que él no estaba a favor. Considero que son muy importantes las marchas del Ni Una Menos y el trabajo incansable que vienen haciendo las mujeres a lo largo de la historia para visibilizar al machismo y combatirlo. Creo que estamos entrando a ser un país ordenado, donde los derechos humanos no se manipulen más y que sean para todos.
–¿Cómo se siente con la mudanza del edificio de la Agcba a la zona de Once?
–Creo que una de las mejores cosas que tuvo mudarnos de Corrientes y Florida fue no sufrir más esa dificultad para llegar al trabajo. A veces pienso: ¿cuándo se va a acabar la protesta en el espacio público? No tengo ninguna duda de que las personas que están manifestándose sienten que algún derecho les fue violado o que no es respetado. Pero yo tengo que ir a trabajar, otro tiene que ir a buscar a sus hijos a algún lado, o ir al médico. Esto se transforma en un problema de pobres contra pobres, porque los funcionarios viajan en helicópteros. A ellos no los molestan. Esto tiene que cambiar. Y tenemos que desechar la idea de que esto de exigir un orden, un cumplimiento de las leyes y normas, es represión. Quienes tenemos algunos años, tenemos muy claro lo que es la represión. No confundamos. Uno de los cambios que pidió la gente, creo que es esto. A ese fanatismo es a lo que creo que la gente le dijo basta. Y critico al fanatismo de ambos lados por igual. Yo no soy fanática ni de mis hijas, considero que el fanatismo hace mal.
–¿Está conforme con el radicalismo porteño?
–Estoy muy orgullosa de que en agosto se firmó un acta radical en la Ciudad, que es el único distrito donde faltaba la formación de Cambiemos. Aspiro a que podamos entender realmente que no es momento de mirar aspiraciones personales ni de pensar en cargos, sino de que todos, los radicales, los buenos peronistas y todos aquellos a quienes de verdad nos importa el país, los argentinos, el futuro y el bienestar de la gente, nos pongamos de acuerdo. Para eso votamos, para eso defendemos la democracia y en ese momento se evaluará la gestión. Lo único que tengo claro es que el cristinisimo y el kirchnerismo no vuelven más.