Juan Carlos Schmid dejó de ser uno de los tres secretarios generales de la CGT: presentó la renuncia este domingo. Del entorno del dirigente moyanista se avisó la semana pasada que luego del paro del martes sufrió una descompensación -presión arterial- por la que terminó internado y haciéndose chequeos.
La confirmación de la renuncia no llegó a los medios por parte del dirigente ni de su entorno más cercano sino de fuentes sindicales diversas.
El portuario mantenía un perfil más duro dentro de la conducción de la CGT. Además, es el dirigente de mejor un vínculo con los movimientos sociales; incluso los quería dentro de la estructura orgánica de la CGT algo que siempre le negaron.
A nivel interna sindical si los gremios del transporte, como son la UTA y los gremios ferroviarios, siguen respaldando la conducción actual de la CGT, el poder de fuego de paralizar a un país seguirá estando en Azopardo.
En la estrategia de los gremios moyanistas que están en la CGT se venía elucubrando que los jefes sindicales de ese sector renunciasen a los cargos en el Consejo Directivo luego del paro de la semana pasada con la finalidad de desinflar la estructura de poder de la Central.
El batacazo lo dio el portuario y ahora se espera que se sumen otros gremios. Podrían tomar este camino, por ejemplo, desde Canillitas y Peajes, que ya de por sí no están asistiendo a las reuniones orgánicas.
También Guincheros, Aefip, Cerveceros, Seguros y Aeronavegantes, todos ellos afines al moyanismo.
A principios de septiembre se había vuelto a recomponer el lazo con Hugo Moyano: compartieron un almuerzo en lo de Juan Pablo Brey (Aeronavegantes), del que participaron todos aquellos dirigentes que podrían vaciar las oficinas de Azopardo.
Entienden que no solo debilita a la CGT sino que fuerza a convocar a un Comité Central Confederal con el fin de encarar el proceso de renovación de autoridades. Schmid era uno de los que lo pedía, incluso luego del anteúltimo paro realizado el 25 de junio.