Rosenkrantz vs. Lorenzetti, la feroz interna de la Corte Suprema

Rosenkrantz vs. Lorenzetti, la feroz interna de la Corte Suprema

Es por la Secretaría de Comunicación de la Corte. El ida y vuelta fue con notas formales y públicas.


La Corte Suprema es el escenario de una interna abierta entre ministros que creció en los últimos días y que este martes se convirtió en un escándalo. El nuevo presidente, Carlos Rosenkrantz, acusó a su antecesor, Ricardo Lorenzetti, de haber vaciado el área de comunicación del tribunal. La respuesta de Lorenzetti fue incendiaria: dijo que estaba “sorprendido” por “semejante mediocridad”. Que Rosenkrantz pretendía privatizar el sitio de noticias judiciales y que se había apartado de la “política de género” y de “protección de la mujer” promovida desde la propia Corte. Lo más insólito no fue el tenor de la pelea, sino su publicidad. El ida y vuelta fue con notas formales y públicas.

Rosenkrantz firmó el lunes una resolución en la que responsabilizó a Lorenzetti de haber desmantelado, justo antes de dejar la presidencia, la Secretaría de Comunicación de la Corte, haberla dejado acéfala y haber puesto “en riesgo la continuidad operativa del Centro de Información Judicial (CIJ)”, el organismo responsable de difundir fallos y noticias judiciales, comprometiendo -escribió- sus “trascendentes objetivos”.

Denunció que su antecesor había trasladado a María Bourdin, que era la secretaria de Comunicación; a su segundo, Pablo Méndez, y otros “diez agentes”, con lo que el plantel de esa secretaría pasó de 18 personas a seis. “Quedó sin personal suficiente para cumplir sus importantes competencias”, dijo Rosenkrantz. Advirtió además que por una acordada de 2012 la secretaría depende en forma “directa” del presidente del tribunal y que él necesitaba, “de modo urgente”, contar con “los medios para continuar el servicio” del CIJ, incluido “el acceso exclusivo e irrestricto a la página web”.

Con estos argumentos, Rosenkrantz le encomendó al secretario general de administración de la Corte que recuperara la “totalidad de los dispositivos tecnológicos que posibilitan el manejo del sitio web” del CIJ. También, que garantizara “de modo urgente” la seguridad informática del sitio y “la administración exclusiva del mismo en cabeza del presidente de la Corte”.

La resolución se conoció el martes, cuando Rosenkrantz hacía su primera aparición como presidente de la Corte. Abrió junto con Mauricio Macri la conferencia del J-20, que agrupa nuclea a las cortes del G-20. En el acto estaban también los otros jueces del tribunal, incluido Lorenzetti.

El martes por la tarde, Lorenzetti le contestó con una carta de cuatro páginas. Dijo que Rosenkrantz había publicado una resolución “con ribetes de escándalo”; que eso era algo que nunca había sucedido “en los últimos años” y que era “propio de épocas que hemos querido superar”. También afirmó que si hubo una “paralización momentánea” del CIJ se debió al “clima de tensión, de temor, de amenazas telefónicas, de falta de respeto de los derechos del trabajador y de la persona humana así como de los procedimientos internos de la Corte”.

Todo empezó el viernes pasado. El jueves, Rosenkrantz había contratado al periodista Ariel Neuman, por 30 días, para la cobertura del J-20. El viernes, envió a Neuman al CIJ para hacerse de las claves que permitieran manejar el sitio. Fuentes de ambos lados de la pelea relataron que no se las dieron. Le dijeron que debía presentar una nota por mesa de entradas. “Lo único que hicimos fue no entregar información a un agente externo a la Corte. El programador hubiera incurrido en responsabilidad si lo hacía”, dijo Bourdin. Según ella, Rosenkrantz estaba informado desde el 12 de septiembre de su decisión de dejar la Secretaría de Comunicación para pasar a la vocalía de Lorenzetti. “Tiene mi cargo disponible y si el CIJ está acéfalo, es porque él no nombra a nadie”, dijo.

El martes, Lorenzetti acusó a Rosenkrantz de haberse “apersonado” en el despacho de la secretaria de Comunicaciones con expresiones irrespetuosas, en lugar de haber planteado la cuestión en el acuerdo de los jueces. “No hay ninguna razón para este tipo de medidas autoritarias, sorpresivas, que no fueron habladas entre los ministros, que provocan un escándalo”, escribió.

Ahora deberán intervenir los otros jueces. Los cinco ministros se encontrarán en su reunión de acuerdos, prevista, en principio, para mañana.

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