En los campamentos del ARI impera la prudencia en cuanto sus dirigentes comienzan a delinear el futuro de la fuerza que lidera "Lilita" Carrió. Mal podrían hacer ostentaciones de alegría por el crecimiento de la agrupación durante los últimos meses, en medio de una Argentina convulsionada, que más convoca a la templanza que a la euforia.
De todos modos, los próximos meses encontrarán a la diputada chaqueña abocada a la ciclópea tarea de constuir una fuerza en medio de una desgastante -aunque rica- heterogeneidad. Será difícil amalgamar a antiguos peronistas, radicales, socialistas, demócrata cristianos e izquierdistas de toda laya en una fuerza cohesionada que vaya en busca del poder y luego se dedique a transformar una Argentina que no se dejará domar fácilmente.
Este sábado, la dirigencia del ARI -que espera a que su jefa regrese el mismo día desde Uruguay- se reunirá en la sede de la Facultad de Ciencias Sociales de la calle Ramos Mejía para discutir el futuro inmediato de la agrupación.
Tres temas motorizarán la discusión en el plenario: las elecciones anticipadas, la relación entre "el Movimiento ARI" y el Gobierno de la Ciudad y, por último, la estructuración de los niveles organizativos del Movimiento.
El primero de los temas ha sido uno de los caballitos de batalla de los dirigentes de la agrupación en el último tiempo. Sabedores de que "Lilita" mide bien en las encuestas, quieren elecciones rápidamente, puesto que los tiempos políticos favorables son fugaces en esta Argentina del tercer milenio.
El segundo tema es la resolución de un conflicto que no será fácil. La relación del ARI con el jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, no ha sido idílica hasta ahora. Ibarra le ha enviado a la chaqueña repetidos gestos de seducción que no han logrado conmoverla ni por un segundo. Es más, sus íntimos repiten ante quien quiera escuchar que sólo cosechará desdén de la figura política con mejor imagen de la Argentina.
De todos modos, en este terreno el resto del ARI deberá pisar con cuidado. En primer lugar, gran parte de su dirigencia, e incluso de su militancia, proviene de las filas de la antigua Alianza, empezando por la propia "Lilita" y casi todos los fundadores de la fuerza. En segundo lugar, a pesar de la antipatía por Ibarra que reina en algunos sectores de la fuerza que intenta ocupar el lugar que el FREPASO dejó vacante, en el bloque porteño de legisladores del ARI existen acuerdos más que firmes con el jefe de Gobierno. Tanto es esto así, que, por ejemplo, existe la firme intención -aún no materializada- de designar al padre del diputado Raúl Puy como delegado comunal en el Centro de Gestión y Participación que corresponde a la circunscripción 15ª. Además el bloque del ARI acompañó con su voto muchos de los proyectos más necesarios que Ibarra envió a la Legislatura porteña.
El tercer punto es un anhelo de la propia "Lilita", que desea separar claramente el partido ARI del movimiento ARI, para diferenciar la maquinaria electoral del trabajo social. Esta connotación peronista en una mujer de indudable raigambre radical es la síntesis que "Lilita" insiste en lograr, más allá de los resultados de la discusión del sábado. Después, Dios dirá.
