Tiene dos cosas claras. Primero planea tomarse un tiempo de descanso, pero no va a dejar la política. En segundo lugar planeará un contrataque silencioso, pero no por eso menos efectivo contra sus enemigos. El ex ministro Gustavo Beliz, cree que cierto sector del Gobierno kirchnerista, que nunca lo quiso, impulsó su caída, y que para la misma fueron funcionales el jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra y el ex jefe de la Policía Federal, Roberto Giacomino.
"Estamos convencidos que un sector de la fuerza (por la Policía) que tiene buenos nexos con Ibarra y cierto sector del kirchnerismo convergieron en nuestra caída en desgracia. Lo de Ibarra es evidente porque de esa manera saca de la puja política en la Ciudad a un competidor importante y lo de Giacomino esta a la vista de todo el mundo", le confirma off the record a NOTICIAS URBANAS, un ex integrante de la secretaría de Seguridad que comandaba Norberto Quantín.
Por eso a nadie extraña que el fiscal José María Campagnoli, ex funcionario belicista, se encuentra trabajando, en silencio, luego de su renuncia, en numerosas causas que involucran al jefe comunal y en otras relacionadas con la Policía Federal.
"Si analizas al nuevo jefe de la Policía Federal te vas a dar cuenta enseguida que es un duro. Néstor Vallecas es la vuelta a la línea de Giacomino. Y te doy un dato más, está denunciado por la CORREPI de no investigar a sus pares en los incidentes del 20 de diciembre y de reprimir un escrache que se le hacía al ex represor Miguel Etchecolatz", denuncia el belicista despechado ante esta agencia.
Sin embargo, los datos aportados son ciertos. NOTICIAS URBANAS confirmó estos datos con los máximos representantes de la Coordinadora contra la Represión Policial que preside entre otros letrados la abogada María del Carmen Verdú.
Las conspiraciones contra el ex jefe de la Federal, Eduardo Prados, comenzaron el mismo día que asumió. Los propios uniformados lo consideraban un traidor. "El operó con Beliz la caída de Giacomino cuando este estaba en Francia, además, no era operativo, era un tipo de escritorio que no manejaba la calle y no tenía el respeto de nadie. Pero le aclaro algo más, Beliz terminó de enemistarse con la Policía cuando puso a un funcionario político, como lo fue Jorge Srur a manejar la caja de la Federal y sabe para que quería hacer eso: para tener caja política, de eso no duda nadie", se indigna ante NOTICIAS URBANAS un importante comisario en actividad.
Por otra parte, los belicistas creen que le pueden hacer mucho daño a Ibarra y por ende al Gobierno Nacional. "Hay muchas causas contra el jefe de Gobierno, sólo es cuestión de hacerlas caminar para saber si Ibarra es tan transparente como dice", amenaza ante esta agencia el ex funcionario belicista.
Lo cierto es que pocos días antes de la caída de Prados, ex integrantes de la Federal mantuvieron encuentros en restaurants de Puerto Madero y otros cercanos a la jefatura de la calle Moreno. Giacomino participó en algunos de ellos, y cuando se conoció la caída de Beliz y Prados, varios azules recordaron la famosa frase de despedida del ex jefe: "Ahora me voy, pero la guerra recién comienza", amenazó el policía.
Para los belicistas la relación, cordial entre Ibarra y Vallecas nació en los días en que el uniformado era jefe de la superintendencia de Seguridad Metropolitana, área que maneja la seguridad de la Ciudad y las 53 comisarías porteñas. No está de más aclarar que tal como lo había adelantado esta agencia, la llegada de Vallecas se debe más a una tregua planteada por el kirchnerismo que a la cintura política del jefe de Gobierno.
El trato secreto consistiría en que la Federal se vuelve a ordenar, esto incluye el control de la calle y el descenso de la inseguridad y a cambio el Gobierno nombra a un jefe respetado, les devuelve la caja y no se mete en los negocios.
"Todo el mundo sabe que Ibarra quería que Giacomino siguiera porque de esa manera el traspaso de la Policía no se iba a realizar nunca. Por eso lo defendió públicamente, ahora con Vallecas las cosas vuelven a ser como antes. A nosotros nos hicieron la guerra luego de que echamos a Giacomino y a más de cien policías, en ese momento comenzó a crecer la inseguridad en la Capital Federal", explica el ex funcionario.
Ante el temor de que la Federal se transformase en una nueva Bonaerense, el kirchnerismo decidió negociar. Con el cambio tratan de eliminar el fantasma de que una manifestación que sea reprimida por los azules no genere muertos.
La última pata del plan belicista tendría otro enemigo que esta instalado en la Secretaría de Inteligencia (SIDE). En ese lugar tanto, hay dos kirchenrista de pura cepa en los puestos de mando, el uno es el ex vicegobernador de Santa Cruz, Héctor Icazuriaga y el dos, es el ex presidente del Banco de Santa Cruz, Francisco Larcher. Para los belicistas Larcher formó uan alianza con el sector menemista y más cuestionado de la secretaría. Este grupo estaría encabezado con el polémico y cuestionado jefe de Contrainteligencia, ahora Operaciones Especiales, Jaime Stiusso. "Larcher no es mal tipo pero no tiene idea de lo que es un espía, después llegó Icazuriaga, que tampoco entiende mucho del tema y se guió por lo que le dijo Larcher, o sea que ambos son funcionales al peor grupo de la SIDE", concluyó el belicista.
Si se profundizan ciertas investigaciones donde Stiusso no sale muy bien parado, el caso AMIA es un claro ejemplo de ello, por citar alguno, los pingüinos pagarían el costo político de su mantenimiento en el cargo. Algo que Beliz conoce a la perfección.