Con algunas figuras locales de viaje en el exterior, José María Carambia mostró la hilacha y oficializa su candidatura a la gobernación.
José María Carambia, aunque joven, repite la lógica de la política vieja que la gente ya no tolera: confirma su candidatura, alejándose del espacio que lo llevó a él a la intendencia de Las Heras y al hermano a la Diputación Nacional.
Lamentablemente, es moneda corriente que los políticos se peguen a uno u otro bando para conseguir un lugar, meter a los suyos y una vez allí, traicionar su espacio en función de sus ambiciones personales. Es una secuencia que incluye oportunismo primero y traición después.
También es lamentable la carencia de compromiso, de vocación política y de creatividad que lo lleva a despedir el año preelectoral de una manera mediocre. Porque no alcanzan ni los corderitos patagónicos, ni el bono de $5.000, ni los 2 kilogramos de cerezas, ni la caja navideña para tomar algo de relevancia y hacer marcha atrás a casi tres años de reclamos de los vecinos del norte de la provincia y a una gestión envuelta en irregularidades vinculadas con corrupción.
Entreverado con un discurso anti empresa, patotero, con iniciativas que buscan comprar votos, el joven político y su hermano parecen acercarse a los modos kirchneristas de hacer política. Pareciera que los santacruceños tenemos que acostumbrarnos a que aquellos que se presentan como “tercera opción” sean un vehículo más para que el kirchnerismo se mantenga en el poder.